- Titulo: Santiago Tedeschi Prades
- Firma: Antonio y Julia, de la luna de miel recién casados a viajar a Taizé con la DELEJU: «Es muy bonito vivirlo como matrimonio»
180 jóvenes de la diócesis de Madrid está viviendo esta semana en la comunidad de Taizé. Un viaje que están disfrutando y, día tras día, están entrando de lleno en las dinámicas que ofrece esta comunidad ecuménica. Tres momentos de oración al día, reflexiones bíblicas, pequeños grupos donde compartir la fe, trabajos prácticos…un viaje importante en el que, además, desde ayer, se ha unido el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid.
Entre los responsables del viaje también se encuentran Antonio, subdirector de Infancia y Juventud, y su esposa Julia. Lo especial de su viaje es que acaban de volver de su luna de miel y han querido viajar a Taizé con todo el grupo: «Tanto a Julia como a mí nos venía muy bien vivir esta primera experiencia como matrimonio y vivirlo aquí en la comunidad, con los hermanos de Taizé, nos está resultando muy bonito».
Durante estos primeros días, tanto a Antonio como a Julia, les ha llamado mucho la atención «la sencillez con la que los hermanos de la comunidad viven todo esto y nos hace llegar a la esencia de que Dios nos ama en la sencillez y en el cuidado de las cosas pequeñas». «Lo podemos ver en la comida, por ejemplo, en los momentos de oración que son tan importantes en el horario que se vive aquí día a día en Taizé, también en las dinámicas y en los talleres de formación que se hace. Todo esto se percibe como un Dios cercano que no entiende de una religión concreta u otra, sino que nos llama a todos, nos quiere a todos y nos pide que seamos uno en Él», ha asegurado Antonio.
Una de las cosas más bonitas para esta pareja, recién casados, es vivir esta semana con los jóvenes «siendo matrimonio»: «Vienen aquí a partir de los 16 años, en su plena juventud y adolescencia, y vemos que están muy deseados de sentirse amados y de amar, pero a veces no conocen muy bien las herramientas con las que pueden manifestar ese amor o cómo pueden amar bien a la otra persona».
Por eso, ellos como parece se sienten «como en un compromiso o una responsabilidad de ser de alguna forma una herramienta o un ejemplo para ellos, en los cuales nos puedan ver a nosotros como a dos jóvenes que se aman y se quieren también cuidando el respeto, la dignidad del otro, el procurar que el otro esté bien».
Para los próximos días, Antonio y Julia esperan que los jóvenes «vayan poco a poco aterrizando y entendiendo un poco la forma de vivir de esta comunidad y su día a día y nosotros también, a la vez que los vamos acompañando en esto, podernos ir acercando más y más a ellos y poder ser de alguna forma luz y, como no, también aprender mucho de ellos que nos transmiten mucha frescura y alegría».