Esta mañana han dado comienzo los trabajos de la 121ª Asamblea Plenaria de la CEE que durante esta semana reunirá en Madrid a los obispos españoles.
El encuentro ha sido inaugurado con el tradicional discurso del arzobispo de Barcelona y presidente de la CEE, cardenal Juan José Omella, quien en su intervención ha hecho referencia al reto de acompañar a los laicos en la misión evangelizadora, despertando su vocación. Entre las iniciativas seculares que pueden impulsar, ha invitado a proponer la familia como fuente de cohesión social y de vida, ya que «es la comunidad más original, profunda y universal de la humanidad. Es crucial para la aparición de cada ser humano» y «el ámbito más adecuado en el que la persona llega a ser genuinamente humana y puede desarrollarse», donde «la mayor parte de la humanidad alcanza la plenitud del amor». Para Omella, «una sociedad moderna solo es sostenible si es familiar». La familia, ha insistido, «es una alternativa al modelo de modernidad individualista, utilitaria y desvinculada, que tanto daño psicológico y emocional está causando a las personas y que al final hace insostenible la vida social y el desarrollo humano».
Otra de las iniciativas lanzadas por el arzobispo de Barcelona ha sido la de promover un sistema educativo gratuito que respete la libertad de los padres a la educación de sus hijos. La Iglesia católica, ha dicho, apuesta «por una propuesta educativa que promueva una educación afectivo-sexual» alejada «de toda cosificación de la persona, liberada de las ideologías de género, y que promueva un camino de aprendizaje en la sana integración de los instintos». Un modelo educativo, ha incidido, «que presente a los niños, adolescentes y jóvenes una propuesta de sentido que colme sus anhelos y no sucedáneos ideológicos programados con otros intereses». Una educación que además sea gratuita, con independencia de la titularidad del centro o del modelo educativo. En este sentido, ha señalado que «el modelo educativo vigente no asegura adecuadamente la libertad de las familias y la neutralidad del Estado», y ha presentando el cheque escolar como respuesta a esa libertad y neutralidad.
Una tercera invitación dirigida a los laicos ha sido la de «concienciar a nuestra sociedad sobre la importancia de acompañar la vida humana, la vida de cada persona, en todas las fases de su existencia, desde su concepción hasta su muerte natural, aumentando los cuidados cuando la vida es más vulnerable». Y ha destacado como situaciones «de especial vulnerabilidad» el inicio de la vida, los refugiados e inmigrantes, la enfermedad mental, la ancianidad o el final de la vida.
En su discurso, Omella también ha compartido «la alegría que nace de la Pascua», ha señalado que en España «estamos viviendo el inicio de una nueva primavera del Espíritu», ha hablado de los abusos sexuales, afirmando que «no basta con pedir perdón, queremos que esa lacra desaparezca de nuestra sociedad», y ha concluido con un llamamiento a la paz y una invitación a los jóvenes para participar este verano en la JMJ Lisboa 23 con el Papa Francisco.
Después de las palabras del presidente de la CEE, ha intervenido el nuncio de su Santidad en España, monseñor Bernardito C. Auza, quien en su saludo ha recordado el fallecimiento de Benedicto XVI y el décimo aniversario del pontificado del Papa Francisco, y ha manifestado su agradecimiento por la acogida dispensada a los visitadores apostólicos a los seminarios españoles.
