«Una diócesis es una comunidad muy grande con muchas comunidades que trabajan y equipos. Para mí es una suerte porque podemos hacer muchas cosas juntos y las estamos haciendo», ha declarado el cardenal José Cobo durante una entrevista en Telemadrid este 8 de julio, cuando se cumple un año exacto de que se convirtió en arzobispo titular de la archidiócesis.
Haciendo balance sobre este primer año, el purpurado ha valorado que «Madrid tiene una vida eclesial y social formidable». Y, «frente a quienes dicen que la Iglesia está decaída», ha reivindicado que «tenemos músculo, responsabilidad y gente para anunciar que la Iglesia merece la pena».
El arzobispo de Madrid ha sido también preguntado sobre su recepción el pasado 2 de junio en la catedral de la Almudena al Real Madrid tras ganar su decimoquinta Champions. «Es la punta del iceberg», ha bromeado, reconociendo su importancia pero recalcando que «sobre todo, donde más se va el tiempo, es en la presencia en los barrios». «La Iglesia de Madrid tiene una ventaja», ha presumido, «que tiene una capilaridad enorme». Así, «si te pierdes en cualquier barrio, lo primero que encuentras es una comunidad. También «cuando alguien llega a Madrid» lo primero que encuentra es una parroquia «a la que puede acercarse».
El cardenal Cobo ha reivindicado que, ya sea con él o, como antaño, con el cardenal Carlos Osoro al frente de la archidiócesis, «los objetivos no cambian porque no son solo míos». «Mi función no es ponerme a hacer las cosas yo solo sino armonizar para que todo funcione» y que, en definitiva, «los objetivos no los ponga yo sino toda la Iglesia que está en Madrid».
En ese sentido, ha insistido en que «mi tarea fundamental es poner las luces largas y animar para que esos objetivos se vayan haciendo». Uno de los retos actuales, ha dicho, es tomar conciencia de ser «Iglesia en medio de la ciudad y que podemos ofrecer a nuestros vecinos cosas magníficas». También «ofrecer la identidad de la Iglesia y sentirnos orgullosos de que tenemos fe y podemos comunicarla».
«Tenemos capacidad» para la acogida
En cuanto a las migraciones, el arzobispo de Madrid ha revelado cómo conoció hace unos días en un centro de la Iglesia a un joven sirio de 22 años que definía su vida en España como una «tabla de salvación» después de haber vivido la guerra en sus carnes. Y ha sido crítico con el uso del término «efecto llamada». «Estamos viviendo de una forma mejor que otra gente y lo primero que tenemos que hacer es acoger a los que llegan», ha explicado.
José Cobo ha reivindicado el empeño de la Iglesia por «regularizar la situación que tenemos». Y ha puesto en valor los esfuerzos de la provincia eclesiástica de Madrid, formada también por las diócesis de Getafe y Alcalá de Henares, por «establecer cauces regulares y corredores de hospitalidad que estamos pidiendo desde hace mucho tiempo para armonizar esta llegada». En resumen, ha considerado que «Madrid está respondiendo».
Asimismo ha sido crítico con el uso del acrónimo MENA explicando que estos menores no acompañados son en realidad «niños». Y ha llamado a no despachar sus necesidades «como el que se quita un trasto de encima», sino a «acoger con humanidad porque tenemos capacidad».
«La Iglesia tiene el deseo de reparar»
Preguntado por las declaraciones de Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, pidiendo supervisar desde el Estado las indemnizaciones a víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia, José Cobo ha adelantado que «en la Conferencia Episcopal somos muchos y estamos dialogando entre nosotros para ver qué oferta hacer al Gobierno».
A su juicio, «la Iglesia está dispuesta» a pagar estas indemnizaciones porque «es un acto moral antes que legal». Ha explicado también que «en Madrid llevamos seis años con proyectos de recuperación y reparación a todo tipo de víctimas», aunque con hincapié en «aquellos a los que la Iglesia le ha hecho un especial daño, nosotros lo sabemos y lo sentimos».
Asimismo, el arzobispo ha explicado que los abusos son un problema tan complejo que requiere la coordinación de muchas fuerzas para prevenir y repararlos. «Están las víctimas, las primeras a las que estamos escuchando»; también «el Defensor del Pueblo con un informe que tiene que ser escuchado en el Parlamento», el Gobierno, las diócesis y «la Conferencia Episcopal, donde todos vamos a intentar converger». Por tanto «es un proceso lento porque todo lo que se hace juntos va más despacio que lo que hace una persona».
El cardenal ha explicado que la Iglesia sigue las indicaciones del Papa Francisco y «va cambiando su sensibilidad al ritmo de la sociedad» en cuanto a los abusos sexuales. «Hemos ido viendo rápidamente el dolor», considera, y han cumplido con algo «que nos pedían las víctimas desde el primer momento: “Que nos crean”».
José Cobo también ha valorado que se han revisado «los mecanismos que han existido» y que «por ignorancia», durante un tiempo no descubrieron «un dolor que estaba viviendo nuestra Iglesia». Esta «tiene el deseo de reparar y sobre eso no hay diálogo: hay que reparar», ha reivindicado.
Los jóvenes «buscan espiritualidad»
Sobre los jóvenes y un presunto «vacío de valores» sobre el que le han preguntado, José Cobo ha reconocido que él mismo no es «tan negativo». Por ejemplo, ha reivindicado que a la JMJ de Lisboa «fueron 10.000 jóvenes» tan solo de la archidiócesis. También «tenemos momentos de encuentro en los barrios y en las parroquias» y, lejos de sostener que «cuando nosotros éramos jóvenes éramos mejores», considera que «estamos en un momento muy bueno». «La juventud busca», ha opinado, «no solo valores» sino también «espiritualidad»; y tiene «preguntas que nadie le responde». Y ha reivindicado que «los que hemos conocido a Jesús tenemos esas respuestas», por lo que «tendremos que acercarnos a esos lenguajes que no controlamos mucho» para poder realizar «una presentación y acompañamiento preciosos». De hecho, ha opinado que «ya lo estamos haciendo».
El arzobispo de Madrid ha considerado que los jóvenes están deseosos de «dar respuestas» y «asumir responsabilidades». Ha puesto como ejemplo los «grandes proyectos ecológicos y de trabajo en la política donde jóvenes de distintos partidos e ideólogos trabajan juntos para hacer una oferta» a la sociedad
Finalmente, el cardenal Cobo ha considerado que «si la Iglesia no va a la intemperie, no es Iglesia» y debe seguir el ejemplo «del samaritano al borde del camino». Ha advertido del riesgo de, si se pierde de vista el Evangelio, «convertirnos en un partido político o una ONG». Y ha concluido su entrevista alegando que la presencia de la Iglesia «en los lugares de máximo sufrimiento» como «los hospitales, la cárcel, los CIE o los poblados» no suponen «un triunfo, sino que estamos donde tenemos que estar».