El arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, clausuró ayer en la catedral de la Almudena las actividades de la Semana Misionera Diocesana con la celebración de la Misa de envío a los misioneros madrileños que partirán durante este año. En su homilía, el prelado comenzó recordando a «aquellos que están en la misión y que han salido de nuestra Iglesia diocesana de Madrid, en diversas partes de la tierra: sacerdotes, religiosos, familias, laicos». Todos, en definitiva, «los que quieren anunciar al Señor».
El arzobispo les alentó a sentirse «postrados ante el Señor», dando noticia «con obras y palabras de Jesucristo». Así, continuó, «la Iglesia en Madrid quiere sentir la alegría de un Dios que nos ama entrañablemente», que «cuenta con nosotros», que «nos regala su amor y su propia entrega para que nosotros hagamos esa entrega a todos los hombres». Y, de esta manera, «seamos siempre misioneros».
«Cuando acogemos a Jesucristo –reconoció–, suscita no quedarnos ensimismados en nosotros mismos; suscita salida, anuncio, presencia, testigos». Por ello, «acoged lo que nos dice Cristo: “vosotros seréis mis testigos”», y «eso requiere un encuentro profundo con Él».
Pero, apuntó, «seréis testigos, pero testigos audaces». Y «solo habrá comunión verdadera si os dais enteramente, con todas las consecuencias». Esto «es lo que hizo nuestro Jesucristo cuando vino a este mundo, se dio, dio hasta la vida, por mostrar el rostro de Dios». Y hacedlo, señaló, «perdonando siempre, siempre como Jesús».
Finalmente, «salgamos preparados». Sí, «a la misión no salimos solos, con nuestras fuerzas y a nuestro modo, salimos con la fuerza del Espíritu Santo». Misión que, recordó, «está en nuestras manos: solo hace falta que dejemos entrar al Señor y que muchos de nosotros se ofrezcan para salir y anunciar esta verdadera revolución, que es la que Cristo trae». Revolución «que no mata, da vida, da audacia, creatividad, fomenta la relación y crea puentes entre los hombres». Por tanto –animó a los nuevos misioneros–, «salid llevándoos a nosotros, sabiendo que no estáis solos y que estáis haciendo lo que más quiso el Señor».