- Titulo: Infomadrid/ M.D.Gamazo
- Firma: Julio Casanova, hermano mayor del Perdón: «Este año hemos hecho Hermana de Honor a la Unidad de Trasplante Pulmonar del 12 de Octubre»
- Fin Agenda: 27-02-2024
Julio Casanova Merinero es el hermano mayor de la Hermandad del Perdón, con sede en la parroquia de San Ramón Nonato de Puente de Vallecas. Este sábado, en el marco de los cultos en honor al Cristo, entregarán el nombramiento de Hermana de Honor a representantes de la Unidad de Transplante Pulmonar del Hospital Universitario 12 de Octubre. «Acaban de cumplir 15 años de existencia», explica Casanova. «Y a mí me salvaron la vida el verano pasado, aunque ese no es el motivo del reconocimiento que les vamos a hacer», asegura, al tiempo que comparte su experiencia.
«En noviembre de 2023 -evoca este joven y devoto cofrade-, cuando llevaba mes y medio al frente de la Hermandad, empecé a enfermar, aquejado de bastante dificultad a la hora de respirar y hacer cualquier tipo de ejercicio físico, por pequeño que fuese. Se trataba de una neumonía de origen genético, relacionada con una mutación en un gen». En esa situación, prosigue, «ingresé en el hospital por primera vez el 5 de diciembre, y ya en ese ingreso la neumóloga me habló de entrar, a corto o medio plazo, en lista de espera para un trasplante de pulmón. Dio la casualidad de que en el hospital donde ingresé trabajaba uno de los doctores que me acompañaría a lo largo de los meses siguientes, hasta la cirugía, el doctor Carlos Andrés Quezada». Ese mismo mes de diciembre, recuerda, «el día 17, recibí el alta, y mi primera visita fue a la colegiata de San Isidro, al besamanos de la Esperanza Macarena. Nada hacía presagiar, entonces, que un mes más tarde volvería a ingresar y ya no volvería a separarme de la bombona de oxígeno durante meses».
Al narrar su experiencia, confiesa que «cuando entré en la Unidad de Trasplante Pulmonar del Hospital 12 de Octubre, el día 21 de febrero, empecé a entrenar y prepararme físicamente para la gran operación en la que debían trasplantarme ambos pulmones. Ese entrenamiento llegaría hasta mediados de mayo». Un tiempo en el que le tocó vivir la Semana Santa de 2023 «intensamente, postrado en una silla de ruedas y con la independencia que me daba una o, a lo sumo, dos bombonas de oxígeno». No mucho después, «el 28 de mayo», ingresó de nuevo «en el hospital, para no salir de allí hasta después del trasplante».
Música en el quirófano
Afirma que, «lejos de tener un mal recuerdo de ese momento, mi estancia en la UCRI de la planta 11 supusieron días en los que estuve entretenido en todo momento, con la cabeza en su sitio, recibiendo diariamente la visita de alguno de los capellanes del hospital y con la inseparable compañía de mis padres y mi hermana». Así pasaban los días, añade, «esperando que llegase la tarde en la que me dijeran que había un donante para mí».
Y los pulmones llegaron. «El Señor quiso que llegaran el día que me bajaron a la REA y me iban a intubar», señala. «Aquella noche del 26 de junio -afirma- fue el momento de mi vida que más sentí la presencia de Dios. Días antes había pedido que me pusieran música en el quirófano hasta que me quedara dormido, y así fue. Tardé en dormirme lo que tarda en reproducirse tres veces la marcha Pasa la Virgen Macarena».
«La operación -relata- empezó a las nueve y media de la noche del lunes 26 de junio y terminó el martes 27 a las seis y media de la madrugada. Gracias al equipo del doctor Vicente Díaz Hellín, fue un éxito. Tras tres días en la REA, subí a planta y recibí el alta el 21 de julio». Y, cómo no, «mi primera visita, rodeado de la gente de mi hermandad, fue a la Esperanza Macarena y a Jesús 'El Pobre' esa tarde de viernes», concluye.