Vuelve Escenas de Pasión a la madrileña parroquia de San León Magno. La fantástica catequesis virtual que desde hace 5 años deleita a niños, adolescentes, jóvenes y mayores tanto por su relato tan bien elaborado como por el acierto en la construcción de las piezas y en la realización del decorado, así como por el montaje del mismo. Una ingente labor realizada por el equipo de belenistas de la parroquia, con Sagrario García al frente, y la colaboración de numerosas personas, como Julia García, Carmina Peñín, Jesús del Olmo, Pilar Collado, Antonio Ruiz, Julián Soto, María Jesús Izquierdo, «y muchos más -apunta Sagrario-, porque no podemos olvidar a Pedro Jesús y su mujer Josefina, o a nuestra pintora Beatriz, o a Marce y Jacinto, un matrimonio que aunque ya son mayores han hecho muchos detalles».
Enrique Olmo, párroco del templo, explica que «la imaginación y la destreza son componentes fundamentales en esta tarea que comenzó de manera casual, con un viaje al taller de Arte Mayo. Íbamos buscando una figura del belén, y tenían una Última Cena muy bonita. Y dijimos: anda, mira, si hacen cosas también de Semana Santa. Sagrario nos contó que en alguna iglesia montaban un nacimiento, pero como de Pasión. Y, de regreso a casa, desbordantes de ilusión, se pusieron a buscar el poliespan. Así empezamos hace cinco años, con tres escenas: el huerto de los olivos, la entrada a Jerusalén y el sepulcro».
Sagrario García, miembro de la asociación de belenistas de Madrid, es feligresa de la parroquia «desde que se encontraba en la calle Laurel. Allí, Angelines Arquero y yo, comenzamos con la catequesis. Y, cuando se inauguró esta iglesia, empezamos a montar un pequeño belén, en la entrada del templo: una Natividad, con 3 o 4 figuras de 50 centímetros, que pintamos nosotras. Pero nos dijimos que lo importante era hacer parroquia. Hablamos con Antonio Bravo, que entonces era el párroco. Y, a raíz de eso, en 2009 iniciamos el taller parroquial del belén. Desde entonces, hemos montado el nacimiento todos los años, contando siempre con el apoyo de todos los sacerdotes que han ido pasando».
Escenas de Pasión
De ese taller belenista parroquial, que funciona todo el año, salió el montaje actual de Escenas de Pasión. «Yo tenía una espinita clavada, con el tema de la Pasión, desde un viaje que hice a Tierra Santa -confiesa Sagrario-. Y surgió de manera improvisada, con la visita al taller de Mayo. A partir de ahí, terminamos el belén y comenzamos a trabajar en la preparación de este relato para Semana Santa en el que queremos recrear lo que era Jerusalén». «Hay algunas construcciones que están hechas específicamente para esta representación -señala-. Y otras son recuperadas: las vamos puliendo un poquito, o las adaptamos al Jerusalén de la época. En cuanto a las figuras, algunas son las que utilizamos para el belén, y otras son propias para esta ocasión. Beatriz y Jesús, dos compañeros, han hecho la mayoría de las escenas de la Pasión, que son de marmolina».
Enrique Olmo reconoce que «la dificultad es encontrar figuras de Semana Santa. Porque del nacimiento hay muchas, en escayola o como quieras, compradas o lo que sea, pero un Jesús con la cruz a cuestas o el juicio de Pilatos o la Última Cena… Descubrimos que en Sevilla venden réplicas en pequeñito de los pasos de Semana Santa, que se compran para pintarlas y reproducir los pasos en miniatura. Así que las adquirimos allí y las pintamos aquí, en el taller». Una tarea nada fácil, confirma, ya que «pintar la cara a ese nivel de precisión requiere mucha concentración y destreza».
Todos los trabajos se realizan en el taller ubicado en los locales parroquiales, «un aula entera y parte del almacén», sonríe el párroco. «No solamente hacemos las construcciones -puntualiza Sagrario-. Por ejemplo, hay figuras en escayola pura, compradas, que las entelamos y vestimos también nosotros. Y las de la Pasión son de marmolina. O sea, que lo hacemos todo. Las palmeras están hechas también por nosotros, con dátiles incluidos. Y los complementos de las casas, que están vestidas por dentro. Quitando cosas puntuales, la mayoría de enseres y complementos se hacen en el taller», insiste, al tiempo que agradece la aportación de los feligreses, ya que «nos han ayudado también. Por ejemplo, las señoras mayores han cosido las cortinas».
«Poliespan instruido es el material en el que vamos tallando las construcciones», indica Sagrario. «Lo que es de madera, como puertas o ventanas, están realizadas en su mayoría por un compañero, Jesús, que trabaja los detalles con mucho cuidado. Y, dependiendo del tratamiento que damos al poliespan, simulamos una piedra, o un labrado en caliza. Y los detalles, que no faltan, los hace Pilar». El párroco llama la atención sobre la imagen del Jesús flagelado, de marmolina, «pero pintado por los miembros del taller». Corcho bornizo, musgo y arena, son otros de los elementos utilizados para la composición. «Todo ensamblado, porque la gente a veces toca sin darse cuenta», avisa Sagrario.
Además de la imaginación, «siempre buscamos algún modelo que nos inspire», afirma esta belenista. «Yo recurro mucho a las escenas bíblicas. Muchas veces miro cuadros o escenas bíblicas que reflejan pasajes de la Pasión, y te vas haciendo una idea, para poderlos hacer. Pero siempre nos documentamos primero. Con eso, y con lo que vemos, hacemos las réplicas. Construcciones como la puerta de entrada a Jerusalén, o la muralla…».
Relato lineal de la Pasión
«El montaje de los cuadros de la Pasión es muy lineal -relata Sagrario-. Es todo cronológico. Vamos introduciendo las escenas desde un inicio. Este año comenzamos con la entrada donde amarran el burro para que el Señor le recoja, hacemos la escena de Betania, vamos a hacer la entrada a Jerusalén y, en la parte de atrás, ecolocaremos el huerto de los olivos…».
«Empezamos en las afueras de Jerusalén -interviene el párroco- con Betania y el huerto de los olivos, una escena que, aunque es propia del Jueves Santo, está colocada en el sitio donde debe de estar situada geográficamente… Luego, ya Jerusalén». «La entrada del Señor en Jerusalén con la borriquita -continúa Sagrario-, y una escena en la que dice Jesús que al señor que lleve el cántaro es donde se va a hacer la cena… También hay un mercado, propio de aquella época, y la Última Cena». «Han hecho todo el Cenáculo -advierte el párroco- con todo detalle. Es una preciosidad. Todos los detalles están hechos por ellos. Hasta las alpargatas, que se aprecian en las escaleras de la entrada. Pilar se ha encargado de la parte del interior, con los platos, los vasos o la comida, simulando lo que se comió en la noche de la Pascua». Con picardía, Pilar declara que «la copa que sostiene Jesús en las manos está realizada con una capucha de un rotulador. Y para realizar los vasos y las copas, me inspiré en los de una casita de muñecas».
Continuando con el recorrido, el visitante encuentra «la casa de Caifás, en la que se puede ver la escena de la negación de Pedro. En el paisaje, intentamos cambiar algunas cosas respecto al año anterior, para que el montaje sea diferente. Por ejemplo, esta vez se puede apreciar la perspectiva de una calle propia de la época. Utilizamos construcciones hechas para ello, como el palacio de Pilatos. Pero todos los enseres están hechos a mano», incide Sagrario, mostrando una estantería repleta de pergaminos que se puede contemplar en el interior de la casa de Caifás. «O el suelo, que es un trampantojo, hecho por Pilar, y decorado con una alfombra, como si fuese un mosaico en el suelo».
El espectador puede comprobar cómo todas las casas están vestidas por dentro, reproduciendo escenas familiares, elementos decorativos, o cuadros en los que Jesús es protagonista. «Se puede ver a Jesús atado a la columna. O la flagelación. O a Pilatos presentando a Jesús al pueblo, desde la balconada de su palacio». En este punto, el párroco llama la atención sobre el balcón, con cortinas incluidas. «Es una virguería». Y Sagrario añade: «es madera, y lo hemos realizado imitando piedra. Lo ha hecho nuestro compañero Pedro. Lo copiamos de una lámina que encontramos en internet. Y la puerta del palacio es de madera. La ha hecho Pedro, y el dorado está trabajado por Jesús. Todas las construcciones están vestidas por dentro», recuerda Sagrario.
La caída o la subida al calvario son otros de los cuadros que se pueden ver en esta catequesis visual. «El calvario recuperará la escena que pusimos el año pasado, con Jesús en la cruz», prosigue.
Código QR y leprosería
Enrique Olmo habla de las novedades que presenta la V edición de Escenas de Pasión. «En cada escena hay unos carteles con un texto bíblico explicativo. Y, este año, se ha incorporado a los mismos un código QR, para que el espectador lo pueda escuchar también».
«El evangelio de este año es el de san Marcos -continúa-. Y en la pasión de san Marcos aparece que van a prender a un joven que va envuelto en una sábana, y deja la sábana y se va corriendo. La tradición dice que es san Marcos. Por eso, le hemos puesto como figura añadida en el huerto de los olivos».
Las 13 escenas presentadas en esta edición se completan con «un cuadro que evoca la resurrección de los muertos, realizado por nuestra compañera Pilar. Y, aunque no es nuevo, en un aparte, algo disimulado, se puede distinguir la escena del ahorcado, con una figura representando a Judas. Es la historia, y es la realidad», asevera Sagrario. «El domingo de Resurrección se añade una escena: a la puerta del sepulcro se puede ver cómo llevan a Jesús para enterrarlo, y ese día se quita esa imagen y se deja la tumba abierta, con un ángel y las mujeres acercándose al sepulcro. Eso ya estaba desde la primera edición».
Todo dispuesto para que se inaugure este domingo, 10 de marzo, «al inicio de la Misa de las 12:30 horas, con la bendición del párroco. Viene a verlo gente de todo Madrid. Hay un guía que ya ha llamado, preguntando cuándo abrimos. A veces, en una misma semana, viene con varios grupos a enseñarles las escenas de Pasión. También vienen de las parroquias de alrededor, con niños y jóvenes, para hacer una catequesis», concluye ilusionada Sagrario, satisfecha con el trabajo en equipo.
Las visitas se podrán realizar, hasta el segundo domingo se Pascua, de lunes a viernes, de 8:30 a 13:30 y de 17:00 a 21:00 horas. Y los fines de semana, entre las Eucaristías.