La parroquia Santa Luisa de Marillac (Avda. de Abrantes, 111) de Carabanchel pretende que, a pesar de la situación excepcional que estamos viviendo, la gente recupere la alegría y la ilusión para vivir una Navidad cristiana. Para ello, ha puesto en marcha varias iniciativas.
Una de ellas es el belén parroquial que fue inaugurado el primer domingo de Adviento. Como explica el párroco, Juan Antonio Obando, «este año, es nuevo. Está hecho de hierro. Se trata de una silueta de forja, a tamaño natural, realizada por voluntarios de la parroquia que ahora están trabajando en las figuras de los Reyes Magos, con el mismo material». Está ubicado en el patio de acceso al templo, un espacio cubierto decorado con luces y animado con villancicos, «para crear un ambiente navideño, envolvente, porque la gente necesita olvidarse de sus penas y alegrarse un poco», apunta.
Este es también el objetivo del mercadillo navideño que abrirá sus puertas los tres fines de semana previos a la Navidad. «No buscamos tanto vender como que todas las casas puedan tener un belén pequeño, y barato. Aunque sea un imán pegado al frigorífico. Queremos que se pueda crear ambiente navideño en todos los hogares», insiste. «Todos los objetos que se exponen al público han sido elaborados por voluntarios con materiales reciclados. Hay belenes recortables, belenes para colorear, belenes en imanes, cuadernos… Son cosas útiles, que se pueden adquirir a cambio de un donativo».
Otra de las acciones encaminadas «a involucrar a la gente a que viva la Navidad cristiana» es el buzón instalado en el patio de la parroquia «para recoger cartas al Niño Jesús. No a los Reyes Magos, sino al Niño Jesús», insiste el párroco. «La idea es que la gente pida lo que quiera, exponga sus necesidades, sus sufrimientos…».![BuzonCartas]()
Además, el patio de acceso al templo cuenta con árboles de Navidad decorados, en los que los feligreses podrán colgar tarjetas con peticiones, deseos, oraciones...
Por último, la parroquia realizará en estas fechas la tradicional campaña de Navidad con recogida de alimentos no perecederos. «En estos momentos, desde la Cáritas parroquial estamos ayudando a unas 50 familias vulnerables. Pero cuidamos mucho el tema de los alimentos, porque pensamos que el asistencialismo es momentáneo. Por eso, es más eficiente buscar trabajos que repartir comida. Lo ideal es que la gente pueda encontrar empleo, y no tenga que volver a por alimentos», afirma. Algo que intentan conseguir a través de una bolsa de trabajo.
Todo ello para ayudar a la gente a recuperar la alegría en estos días de espera del nacimiento del Niño Dios.
