- Titulo: Infomadrid / B. Aragoneses
1,80 metros de alto, cerca de 300 kilos de peso y realizado en madera de nogal. La talla del Divino Cautivo que todos los Jueves y Viernes Santos procesiona por las calles de Madrid fue obra de Mariano Benlliure, quien por cierto contó que era agnóstico pero se convirtió modelando la pieza para dar forma a Cristo. Este 2024 cumple 80 años de vida, pero lucirá como recién estrenada porque ha sido sometido a un trabajo de limpieza y restauración «que le ha devuelto su esplendor original».
Juan Manuel García Gay, hermano mayor de la cofradía del Divino Cautivo, explica así una de las novedades de esta efeméride. La otra es una apuesta por la vuelta a sus orígenes fundacionales, que vinieron de la mano de presos de la guerra civil, aquellos que habían sido encarcelados en el Colegio Calasancio, fundado a principios del siglo XX y transformado en prisión durante los años de la contienda. Los reos prometieron que, «vistas las atrocidades y las sacas que salían hacia Torrejón y Paracuellos», si salían vivos harían una imagen de un Jesús reo.
En 1942 se pusieron en marcha. El colegio estaba en obras para su restitución a los padres escolapios y los presos, junto a alumnos interesados, fueron avanzando pidiendo a Benlliure que les realizara la imagen. El 10 de marzo de 1944 se llevó a cabo el acto de fundación de la hermandad; el 5 de abril Benlliure les entregó al Divino Cautivo —cuentan que para su bendición confesó y comulgó después de muchísimos años—, y el 9 de mayo se firmaron los primeros estatutos.
Vuelta a los presos
«Una hermandad tiene varias patas», sostiene el hermano mayor. Formación, «basada en la fe católica» en profundidad; culto a la propia imagen, y actos de caridad. Porque la hermandad no solo esta para vivir la Semana Santa, que son pocos días: «Somos cofradía en Semana Santa, pero hermandad debemos de serlo todo el año». Y en el ámbito de la caridad, «queremos volver a hacer algo con presos».
Cuenta el hermano mayor que, a mediados del siglo pasado, había por costumbre liberar un preso para la procesión. La idea es volver a esto, «no como un acto folclórico, de ponerle un hábito y que salga, sino tutelándolo para su reinserción», ofreciéndole un puesto de trabajo. De hecho, desde la hermandad ya se ha contactado con varias empresas y hechas gestiones con los ministerios de Justicia e Interior. Igualmente, están tanteando entrar en la pastoral penitenciaria. «Que no se nos olvide quiénes somos y de donde venimos».
A Juan Manuel le conmueve que la talla siga, igual que desde 1944, en la capilla del colegio. «Cada vez que entramos en este sitio cargado de historia, pensar lo que sufrió toda la gente que estuvo ahí… Es fidelidad a su memoria». Es un ejercicio de mirar al pasado para acoger el presente, a los sufrientes de ahora. Por eso, «además de la típica recogida de alimentos», en la hermandad se han puesto en contacto con la Junta Municipal de Distrito para poder a gente con necesidades.
Podría parecer que, estando en Conde de Peñalver esquina Padilla, en pleno Barrio de Salamanca, no haría falta, pero la realidad es que «hay gente con lo que conocemos como pobreza vergonzante; personas mayores en casas buenas pero con la pensión mínima que salen a las 3 y a las 4 de la madrugada para buscar cosas en los cubos de la basura». Y no solo hay necesidades de alimentos, detalla, «también de compañía, porque están muy solos».
Igualmente miran al futuro para con la propia talla. Además de su limpieza, tras la Semana Santa se comenzará su proceso de digitalización para hacer una réplica exacta. Primero, por seguridad, y en segundo lugar, para facilitar sus traslados y que pueda darse a conocer en otras parroquias. Podrán admirar así, en palabras del hermano mayor, «su serenidad». Es quizá lo que más destaca de Él, esa con la que «está dando los primeros pasos de la Pasión».
El momento elegido por Benlliure para su Jesús fue el «rex sum ego», esto es, cuando se presenta como rey ante Pilato, aún sin flagelar. Es un Cristo limpio, «potente con esa musculatura, guapo, con una mirada que parece que te mira siempre, estés donde estés».
Dos procesiones
El Divino Cautivo es la única hermandad que realiza dos procesiones en la Semana Santa madrileña. La primera estación de penitencia fue en 1945. En esos primeros años, Jesús preso se unía a la procesión del Silencio, el Viernes Santo, por el centro de Madrid, y para la hermandad era una auténtica «yincana». Cerca de 8 kilómetros por todo Madrid, con el Cristo llevado en paso de ruedas, que acabó siendo «inviable».
Así, se decidió salir el Jueves Santo por la tarde, pernoctar en conventos del centro y unirse, ya desde más cerca, a la procesión del Viernes Santo. «Este procedimiento partido en dos acabó siendo dos procesiones independientes». Pero la gente del barrio, con mucha devoción, «se empezó a quejar de que ya no lo veían». Así pues, en la actualidad se hace una procesión el Jueves Santo por su zona; esa misma noche se monta la talla en un camión y se lleva a la parroquia de San Sebastián de Atocha para que pase allí la noche, y el Viernes Santo ya sale por el centro.
En el año de la pandemia, la hermandad iba a estrenar trono de anderos. «Ya la cuadrilla estaba ensayada», pero en marzo de 2020 todo se suspendió. En 2021 se montó un altar de culto con el trono, y en 2022 fue el primer año que los anderos sacaron a hombros al Divino Cautivo. Esto ha servido para rebajar la edad media de los hermanos, y atraer nuevos. Si en 2018 había 80 hermanos, ahora son más de 140, «mucha gente joven que entra por la vía de la cuadrilla de anderos».
«Desde mi punto de vista, la hermandad se estaba diluyendo», de ahí la idea del trono. «Nos tocó la Lotería de Navidad, y además de verdad, y eso nos dio para hacer el paso nuevo; fue la señal para lanzarnos a la piscina», ríe el hermano mayor.
Cerca de 40 anderos forman la cuadrilla; hombres y mujeres que caminan con su Cautivo a hombros entre cuatro y cinco horas. «La del jueves son 2 kilómetros a un ritmo de 600 m/h, que suele ser el paso de trono con sobreandas». La del Viernes Santo está por ver debido al cambio de recorrido para pasar por la Puerta del Sol, tal y como, por primera vez en la historia, harán todas las cofradías madrileñas este año.
Para ello, se han coordinado con las otras cuatro hermandades que procesionan ese día. A excepción de Medinaceli, que entra a Sol por la calle de las Cortes y gira hacia Alcalá, Divino Cautivo, Alabarderos, Siete Dolores y Santo Entierro se darán cita en la Plaza de la Villa para «partir de allí todos en comitiva hacia Sol».
La hermandad arranca los actos de Semana Santa este Viernes de Dolores, 22 de marzo, con su función principal. La Eucaristía, a las 19:30 horas en la capilla del Colegio Calasancio, estará presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo. Además, se impondrán las medallas a nueve hermanos nuevos.