Este lunes, 27 de mayo, se inaugura en la madrileña parroquia de San Manuel y San Benito la XLIII edición de la Semana Internacional de Órgano. El padre Pedro Alberto Sánchez, OSA, actual director de la misma, nos habla de este ciclo de conciertos que comienza esta tarde.
«La Semana Internacional de órgano de Madrid -explica- surge hace 44 años, aunque llevamos 43 ediciones, ya que por la pandemia hubo que suspender un año. Empezó en el año 1980 por iniciativa del agustino padre Domingo Losada, que fue durante toda su vida el organista de San Manuel y San Benito. Él quiso dar un impulso a la música en la iglesia. Tenía un coro, el de San Manuel y San Benito, que actuaba en parte de las liturgias, y que ofreció numerosos conciertos en Madrid, sobre todo en la parroquia. Y, como complemento, se le ocurrió crear la Semana de Órgano». Confiesa que la iniciativa surgió en esta parroquia del centro de la capital «porque era la iglesia donde él era organista. Y yo, que soy el responsable actual de esta Semana, sigo su mismo formato. Programamos un concierto para cada día de la semana, y cada jornada tenemos como invitado a un organista de un país diferente».
Diálogo fe y cultura, entre los objetivos
Para el padre Pedro Alberto Sánchez, «los objetivos de esta semana son muchos. Al menos, los que yo persigo cuando la organizo. En primer lugar, creo que es muy importante -nos lo están diciendo los obispos, el Papa y toda la jerarquía- el diálogo entre fe y cultura. Un diálogo -fe y cultura- que a veces no sabemos muy bien qué significa. Pero lo que es indudable es que, dentro de la cultura, hay un campo muy importante, que es el de la música. Para mí, ese es el marco general».
«Además -prosigue-, es importante tener en cuenta que siempre la fe ha producido belleza. Lo decía el papa Benedicto XVI: la fe produce belleza. La Iglesia ha sido promotora de música y de arte de primera calidad. Basta con hacer un repaso a la historia de la música para reconocer esto. Y hay muchísima música que se ha escrito para la Iglesia. Desgraciadamente, ya no es frecuente que en las liturgias escuchemos todo este patrimonio musical que tiene la humanidad, y que ha nacido en el contexto de la Iglesia. Por eso, esta semana puede ser un motivo para poder escuchar, poner en valor y dar a conocer este patrimonio».
Reconoce que en la actualidad «las instituciones civiles organizan muchísimos conciertos. Es verdad que incluso en el Auditorio Nacional y en otros lugares se puede escuchar el órgano. No es tan habitual, pero sí es algo que tenemos, al menos aquí, en Madrid. Pero al final uno siempre dice: no es lo mismo escuchar el órgano en el Auditorio Nacional, donde no tienes casi nada donde mirar, que oírlo en una iglesia, donde tienes un retablo, donde tienes una cúpula, donde hay belleza alrededor, también artística. Entonces, creo que es importante escuchar esa música en ese entorno. Si no lo podemos hacer ya muchas veces en el momento para el que nació, que es la liturgia, por lo menos escucharla en el espacio para el que nació, que son las iglesias. Creo que no es lo mismo escuchar un concierto de órgano en ese ambiente. Y lo digo por propia experiencia: no es lo mismo oír esta música en un auditorio que en una iglesia», remarca. «Así que este es otro de mis objetivos: poner la música en su sitio».
Importancia de la cultura
A su juicio, «organizar conciertos en la Iglesia también quiere decir que nos importa la cultura. Y que la cultura no está reñida con la fe. Que son espacios en los que también hoy se puede encontrar a Dios». Por eso, añade, «desde el punto de vista de la evangelización, esta Semana es una manera de atraer a mucha gente que está alejada de la iglesia, que está separada de la fe, pero que durante los 50-60 minutos que dura el concierto están metidos en un templo y, con la música de fondo, están mirando una imagen de Nuestro Señor, de la Virgen María, o de los santos. Y yo creo que, el que más o el que menos, en ese espacio de tiempo, y en ese ámbito sonoro y artístico, pues se crea un contexto en el que, desde la fe, podemos acercarnos, aunque sea tímidamente, a la realidad de Dios. A Dios. Creo que también es importante resaltar esto».
Además, para este amante de la música, «cuando tienes un órgano bastante bueno, como es el de la iglesia de San Manuel y San Benito, una manera de cuidar ese instrumento, de cuidar ese patrimonio que hemos recibido de nuestros mayores, es haciendo este tipo de actividades porque, por desgracia, si solamente lo utilizamos para la liturgia, pues muchas veces no hacemos un mantenimiento y un cuidado del instrumento como se merece. Este tipo de actividades fuerzan un poco a que nos tomemos también en serio el mantenimiento y la conservación de nuestro patrimonio». Y es que, señala, «se trata de un órgano construido en 1910 por la famosa casa alemana Walcker de Ludwigsburg, que está en este templo desde su inauguración, en 1911».
Promotores de belleza
«Cada año -indica- vemos cómo la acogida de esta Semana Internacional siempre es buena. No ha habido altibajos a lo largo de este tiempo. Lógicamente, no todos los años la asistencia es la misma; no todos los organistas atraen de la misma manera; no siempre el clima acompaña; y, a veces, incluso un partido de fútbol importante nos puede restar público. Pero puedo afirmar que la acogida es muy buena y muy satisfactoria. Y esto es muy curioso, y me gustaría destacarlo: mucha gente nos vemos justamente en esta semana, y no nos volvemos a ver durante todo el año. Así que esta Semana se convierte en una ocasión que propicia el reencuentro y la amistad. Es algo muy, muy bonito. Y a mí pues me satisface un montón. Por eso, cuando la gente me pregunta: bueno, ¿y el año que viene?, yo respondo: ‘por supuesto que continuará’, ‘bueno mucho ánimo, padre’. Hay una gran acogida, tanto en la parroquia, en el territorio de la parroquia por así decirlo, como fuera incluso de ella», insiste. «Y creo que una de las señas de identidad de esta iglesia de San Manuel y San Benito son los conciertos de órgano».
En la edición que comienza esta tarde son varios los organistas invitados. «Intentamos incluir en el programa tanto hombres como mujeres. Y en esta ocasión empieza la semana una organista eslovaca. La gran novedad de este año es que el concierto inaugural será de órgano y saxofón, ya que con Marieta ella actuará su marido, Martin Puhovichová, un reconocido saxofonista. El martes tendremos a un organista alemán, Axel Flierl. Y el miércoles a Miguel Bernal, organista español. Para el jueves tendremos a un organista polaco, Witold Zalewski. Y, como cierre de la semana, pero no menos importante, a otra mujer, Hana Bartosová, de la República Checa».
«Lo que más valoro de esta Semana -asegura el padre Pedro Alberto Sánchez- es el entusiasmo de la gente. Es decir, que la gente al final sale contenta de los conciertos. Para mí, esto es importantísimo. Yo creo que todas las actividades que hagamos tienen sentido si la gente responde. Si tú ves que puedes ayudar a la gente a ser un poquito más feliz, a encontrar un momento de paz, a reencontrarse, a disfrutar… Creo que en un mundo en el que recibimos tanta negatividad, que la Iglesia a través de la cultura de la música en concreto ofrezca estos espacios de paz, de encuentro, de goce, es muy importante. Y yo lo compruebo eso viendo cómo la gente disfruta, me da la enhorabuena y me dicen: ‘oye, el año que viene más, no dejes de hacer esto’. Entonces valoramos». Y concluye aseverando que «no tenemos que dejar de ser promotores de belleza, de cultura, desde la Iglesia».