Madrid

Consiga entradas para el preestreno de 'Francisco. El padre Jorge'

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Este sábado, 12 de septiembre, a las 18:30 horas en el Museo Thyssen-Bornemisza, Madrimaná organiza un preestreno de la película Francisco. El padre Jorge, que se estrena en cines el próximo 18 de septiembre. Con motivo de este pase, Madrimaná ha organizado un sorteo de 10 entradas dobles. Los interesados deberán enviar un texto de al menos 20 líneas bajo el título "Lo que más me ha conmovido del pontificado de Francisco hasta ahora es...". El texto y los datos del solicitante debe enviarse a lo largo del día de hoy al email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Mañana se darán a conocer los ganadores de las entradas.

Francisco. El padre Jorge es una película biográfica sobre la vida del Padre Jorge dirigida por Beda Docampo en la que el actor argentino Darío Grandinetti da vida a Francisco. La cinta cuenta también con las interpretaciones de Silvia Abascal, Carlos Hipólito, Emilio Gutérrez Caba y Marta Belaustegui, entre otros. Wanda Vision es la responsable de la distribución de esta cinta basada en el bestseller Francisco, vida y revolución de la periodista argentino-italiana Elisabetta Pique.

Sinopsis

A través de una periodista (Silvia Abascal) que está escribiendo un libro sobre el Papa Francisco (Darío Gandinetti), recorremos la emocionante vida del padre Jorge en su permanente lucha contra la pobreza, la prostitución, la explotación laboral, la droga y la corrupción. Desde el adolescente que descubre su vocación hasta el jesuita elegido Papa, descubrimos la misma calidez, buen humor y sabiduría con la que el Papa asombra hoy al mundo.

 

Mons. Carlos Osoro en la apertura del año judicial: “¡Qué tribunal más maravilloso nos presenta Jesús!”

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El arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, ha presidido la Eucaristía que se ha celebrado esta mañana en la parroquia de Santa Bárbara (c/ del General Castaños, 2) con motivo del acto solemne de la apertura del año judicial. A la misma han asistido la Fiscal general del Estado, magistrados del Tribunal Constitucional, del Tribunal Supremo y de la Audiencia Nacional, además del ex presidente del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, entre otros

En su homilía, y tras el saludo a los presentes, monseñor Osoro ha recordado que los mandatos del Señor, como anunciaba el Salmo, “siempre son rectos; provocan en el corazón humano alegría. Es cierto lo que hemos cantado en el Salmo: es descanso para todos los hombres, que da luz a la existencia, que da una visión más exacta de lo que tiene que ser la vida para los hombres. Son justos y verdaderos todos los mandatos del Señor”.

A continuación, ha señalado tres aspectos “que acabamos de escuchar” con el fin de acercarlos a la vida y el corazón de los presentes: “el Seños nos propone una tarea, nos dice cómo ha de ser el Tribunal, y nos oferta una sabiduría”.

En primer lugar, “nos da una tarea. Lo ha dicho el Evangelio: a Jesucristo, en el Nuevo y Antiguo Testamento, cuando se habla del Mesías, se le une a estas dos partes: justicia y paz. Y, junto a Él, está la misericordia. El Señor nos propone una tarea porque, cuando Él se hizo presente en esta historia y tomó rostro humano en el camino de los hombres, hubo un acontecimiento singular: había noche y todo se transformó en día, había oscuridad y su presencia la transformó en luz, había combinación y se convirtió en comunicación”.

En segundo lugar, el Señor nos dice cómo han de ser nuestros tribunales: “construidos en Dios”. Así, “quiere que seamos santos y perfectos, como explica la primera Lectura: no oprimas al prójimo, no jures en falso, no despojes a nadie, no retengas nada de lo que es legítimo al otro, garantiza el derecho que tiene quien es imagen de Dios”. No maldigas a nadie, nos dice, “y no pongas tropiezos, facilita la vida al ciego, al pobre, al que más lo necesita. A todo el que te encuentres sufriendo... ¡Qué tribunal más maravilloso nos presenta Jesús!”.

Y, en tercer lugar, nos regala una sabiduría. “Lo hemos escuchado en la segunda Lectura, una sabiduría que hay que demostrar con la conducta y con la amabilidad”. Esta amabilidad, “que es la que tiene Dios con nosotros, que no echa a nadie, por muy malos que seamos; siempre nos escucha, siempre se pone a nuestro lado”. También es verdad que “su luz nos refleja si nuestra conducta está concorde a la cercanía que Él tiene a nosotros”.

El arzobispo ha concluido animado a todos a transformar con justicia lo oscuro en claro, la noche en día, la tristeza en alegría. “Que Él os de esta capacidad para realizar la tarea del Tribunal según Dios, y llenos de esa sabiduría que se identifica como una manera de vivir y de actuar en medio de los hombres”.

Infomadrid / Carlos González

Varios vicarios episcopales, Cristina Cifuentes y Alfredo Amestoy, nuevos esclavos de honor de la Real Esclavitud de Santa María la Real de la Almudena

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Hoy, festividad de la Natividad de Nuestra Señora, la Real Esclavitud de Santa María la Real de la Almudena celebra su fiesta anual. Este año, la ceremonia está revestida de una solemnidad especial, ya que la Real Esclavitud conmemora el 375 aniversario de su fundación por el rey Felipe IV, bajo el lema Fieles a tu amor desde el año 1640.

A las 19:00 horas, el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, presidirá una Misa solemne en la Catedral de la Almudena, concelebrada por el capellán-presidente de la Real Esclavitud y canónigo de la Catedral, Jesús Junquera, y por miembros del Cabildo Metropolitano. Al final del acto, se impondrán las medallas de honor y se hará entrega de los títulos de congregantes a diversas personas e instituciones que se distinguen por su amor y servicio a la patrona de Madrid.

Este año han confirmado su presencia y recibirán la medalla de esclavos de honor de la Virgen: la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes; el periodista Alfredo Amestoy; el vicario general, Avelino Revilla; el vicario de Acción Caritativa, Javier Cuevas; el vicario de Evangelización, Carlos Aguilar; el vicario de Pastoral Social e Innovación, José Luis Segovia; la Guardia Real; la Congregación del Santísimo Cristo de los Alabarderos; la Real Muy Ilustre y Primitiva Congregación de San Isidro de Naturales de Madrid; los Heraldos del Evangelio, y la Hermandad del Refugio, entre otras personalidades y entidades.

La celebración, a la que asistirán más de un centenar de congregaciones establecidas en la archidiócesis, podrá seguirse en streaming a través de la web del arzobispado, mientras que mañana se subirá una galería fotográfica de la misma.

El arzobispo de Madrid en la parroquia de Covadonga: “Vivid este Año Jubilar como un tiempo de gozo, de gracia, de fe, de esperanza y de amor”

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El arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, presidió ayer lunes una solemne Eucaristía en Nuestra Señora de Covadonga (c/ Francisco Silvela, 2), inaugurando así los actos conmemorativos del centenario de la parroquia y la apertura del Año Santo Jubilar aprobado por Su Santidad el Papa Francisco.

En su homilía, señaló que “es un gozo venir a esta parroquia que lleva el título de la Señora de Covadonga. Hay un santo mártir beatificado en Madrid, san Pedro Poveda, que vivió en el Santuario de Covadonga durante 7 años, y que escribió: siete años en Covadonga, dan mucho que pensar. Allí concibió, junto a la Santina de Covadonga, lo que tenía que ser una institución hecha por laicos, con compromisos totales por nuestro Señor Jesucristo y al servicio de la cultura y de la educación, como fue la Institución Teresiana”. Monseñor Osoro recordó además que pasó siete años de su vida “como arzobispo de Oviedo, antes de marchar como arzobispo de Valencia. Siete años en los que todas las semanas, desde el Pozón, rezaba el rosario y sentía el cariño de la Virgen María que sigue acompañando mi vida siempre, como pastor de las diversas iglesias a las que he servido. Le pido a la Santina de Covadonga, junto a las advocaciones de la Virgen que aquí tenemos, como Santa María la Real de la Almudena o nuestra Señora de la Paloma, que me siga ayudando a ser ese pastor según el corazón de su hijo Jesucristo. Son muchos los recuerdos y los acontecimientos importantes, en mi vida y en la vida de la iglesia, ligados a Covadonga; en inviernos duros: las conversaciones a altas horas de la noche, yo desde abajo y la imagen de la Virgen arriba, en la cueva, eran algo especiales, tan especiales que fueron mi ánimo y mi consolación en momentos no fáciles de mi vida y de mi ministerio episcopal”.

Para el arzobispo de Madrid, “María siempre nos ofrece un tiempo de gracia, pero también previamente nos ofrece un tiempo de gozo y un tiempo en nuestra vida de fe, de esperanza y de amor. Sobre estos aspectos explicaré y acercaré a vuestro corazón lo que la palabra de Dios nos dice en este Año Jubilar, en esta parroquia que se une al Año de la Misericordia que en diciembre celebrará toda la Iglesia”.

Así, en primer lugar, el arzobispo habló de “tiempo de gozo. La santísima Virgen María fue la primera que experimentó en este mundo la llegada de Dios, el hacerse hombre Dios, para que sepamos lo que tenemos que hacer como hombres y mujeres, qué actitudes, qué comportamientos, qué misión, qué realidades tienen que ser importantes en nuestra vida. Ella es el ser humano más perfecto, pero es el ser humano que ha dicho sin reticencias y con todas las consecuencias: aquí me tienes, hágase en mí según tu palabra”. Por eso, “es normal que este tiempo de gozo sea un tiempo de confianza en el Señor en el que Ella nos ayude a descubrir la gran misericordia que Dios tiene a los hombres. Como nos decía san Juan Pablo II, la misericordia es ese amor que es capaz de extraer de cualquier situación de mal un bien. Sí, hasta de nuestra miseria más absoluta. Dios, cuando entra en nuestra vida, la extrae, la elimina de tal forma que sentimos el gran amor de un Dios que nos dice: sigue adelante pero te basta mi gracia”.

Además, “la Santísima Virgen María dio el auxilio de Dios a los hombres, Ella se convirtió en auxiliadora, sintió la alegría y el gozo de un Dios que ama al hombre, que cuenta con nosotros, un Dios que es bien siempre para los demás. Un Dios que ensancha el corazón, que lo hace grande, como se lo hizo a la Virgen María”. “Fijaos si es grande el corazón de la Virgen que lo experimentan hasta gente que no cree, como nosotros, que no es cristiana, pero que se acercan a la santísima Virgen de una forma especial. He visto en países que no tienen tradición cristiana, sino otras tradiciones religiosas, cómo se acercan a la imagen de la Virgen María, a la madre de Dios. Ella nos regala este tiempo de gozo; sintamos el gozo de un Dios que nos dice que hagamos un cántico nuevo, pero no se trata de escribir un pentagrama como una música especial sino de hacer un cántico nuevo dejando que Dios entre de tal manera en nuestra vida que hagamos verdad lo que san Pedro Poveda, en Covadonga, decía de lo que tenía que ser un cristiano o cristiana: es aquel que es capaz de situarse en el camino de los hombres, igual que todos los hombres, pero hacer experimentar a los que se encuentran por el camino lo mismo que Jesús o María”. Por eso, manifestó su deseo de que “a los hombres que nos encontremos por el camino les hagamos vivir este tiempo de gozo. Y que también nosotros, de la mano de María, de la Santina de Covadonga, podamos decir, como Isabel: dichoso tú, que crees, que te sacias de la Palabra del Señor”.

En segundo lugar, señaló que “María también nos regala un tiempo de gracia. Lo habéis escuchado en la carta a los romanos, en la segunda lectura que hemos proclamado. Es un tiempo de gracia, pero ¿qué gracia más grande es saber, todos los que estamos aquí, por mal que estemos, que el Señor nos dice: te quiero, cuento contigo. Tú cuenta con mi vida y tú cuenta conmigo. Dios nos ama”. “Sí, es un tiempo de gracia para que, de la mano de María, descubramos que lo nuestro es interpretar, visibilizar y hacer presente, a través de nuestra vida, de nuestros hechos, de la compañía que hacemos a los demás, del silencio, de la oración, que somos imagen de Jesucristo nuestro Señor”.

Y en tercer lugar, dijo que “María nos invita a vivir un tiempo de fe, de esperanza y de caridad. Qué es un ser humano sin una adhesión a Dios: alguien que va por el mundo a expensas de lo que él mismo decida o de lo que otros decidan por él. María nos invita a algo más”. “Hoy, en este momento de una secularización de la vida, donde parece que Dios es menos importante, que relegamos las cosas de Dios a segundo término, ¡qué maravilla que aparezca la Virgen María, la de Covadonga, en esta advocación para decirnos: sed hombres y mujeres de fe, es tiempo de fe!”. “Hoy, lo que se lleva, lo que hay que poner de moda, lo que necesitan los hombres y mujeres de este mundo es pasear por los caminos de esta historia sabiendo dónde vamos. No hagamos vagabundos. El vagabundo está hoy aquí como en otro sitio, con tal de que le den algo, un sitio para dormir, una manta para taparse. El peregrino que María nos enseña a ser es aquel que sabe que tiene metas, y nuestra meta es la adhesión a Dios. Una adhesión inquebrantable en la claridad, en la oscuridad, cuando encontremos explicaciones o cuando le tenemos que decir: creo en ti, me fio de Ti, como tu madre”. “Creed en Dios, tener esperanza –exhortó-. La esperanza en Dios no defrauda, Dios sale a nuestro encuentro. Esta es la esperanza que la Virgen de Covadonga dio a aquellos hombres que querían defender la fe, la adhesión a Jesucristo que, desde aquel lugar pequeño, desconocido, como nos decía la primera lectura que hemos proclamado, nos hablaba de la aldea de Jerusalén. De allí salió algo grande: esperanza y amor”.

“La Virgen nos invita a dar este mensaje a los hombres: Dios está de nuestra parte, no estamos solos, no abandonemos a Dios. Abandonarnos en Dios es tener vida, abandonar a Dios es tener muerte e instaurar la fuerza del que más puede, pero no la fuerza de Dios que va en búsqueda de los que menos tienen, de los más necesitados”. “Jesús nos dio a su propia madre como madre. Y hoy la invocamos como la Santina de Covadonga, como dicen los asturianos. Nosotros la invocamos como lo que es: la Virgen de Covadonga. Vivid este Año Jubilar como un tiempo de gozo, de gracia, de fe, de esperanza y de amor”, concluyó.

Infomadrid / Sandra Madrid