Madrid

Los participantes en las colonias urbanas de Cáritas Vicaría VII conocen y disfrutan del entorno natural

  • Titulo: Cáritas

Este miércoles, 9 de agosto, la colonia urbana de Cáritas Vicaría VII se va a las piscinas naturales de Rascafría, en el valle del Paular, un entorno natural donde poder disfrutar y remojarse. Como su propio nombre indica, el agua suele estar un poco fría, pero a los más pequeños, con las altas temperaturas de estos meses, no les supone un obstáculo para meterse al agua.

Como la zona está dividida en tres piscinas ubicadas en el cauce del río Lozoya, y cuenta con amplias praderas verdes, los menores podrán jugar a través de las actividades organizadas por sus monitores y voluntarios.

Después de un gran picnic, regresarán para Madrid a preparar la fiesta final de las colonias urbanas que será el viernes 11 de agosto.

Se pueden conocer más actividades desarrolladas en esta colonia en este enlace.

Este proyecto se realiza en colaboración con el Programa CaixaProinfancia de Obra Social La Caixa.

Gabriel Benedicto: «La Virgen de la Paloma toca la soledad y el sufrimiento del pueblo de Madrid»

  • Titulo: Infomadrid / Carlos González

La parroquia Virgen de La Paloma y San Pedro el Real (c/La Paloma, 1 y c/Toledo, 98) celebra el martes 15 de agosto la solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora. Después del programa de actos que ha elaborado la Congregación Virgen de la Paloma y que está celebrando desde el 6 de agosto, la iglesia dedicada a una de las advocaciones más queridas de la ciudad conmemora la festividad litúrgica de la Virgen de la Paloma.

El párroco, Gabriel Benedicto, nos abre de par en par las puertas de la iglesia que custodia para revelarnos dónde se esconde el secreto que revela la devoción que sienten los madrileños a la patrona de los bomberos. «Es un día muy importante para todos –reconoce Benedicto– y, de manera especial, para los bomberos»; ellos «siempre han sido muy devotos de la Virgen» y «han acompañado en la procesión a la Paloma, incluso cuando no tenía carroza y la llevaban en un coche de bomberos».

En la enfermedad, el matrimonio, la juventud

Con la alegría de quien se sabe bendecido por un compromiso que da sentido a su sacerdocio, habla de su titular como quien habla realmente de su propia madre: «La Virgen de la Paloma es la Virgen de la Soledad de la calle Paloma» y, por ello, «toca la soledad y el sufrimiento de las personas». Una promesa tan delicada e importante a día de hoy, reconoce, cuando «todo el mundo pasa por momentos de soledad en la enfermedad, en el matrimonio, durante la juventud, etc.,» y, en esos instantes, «se sienten muy amparados por la Virgen».

Gabriel, a medida que describe cada uno de los detalles de la parroquia, mira de reojo a la Paloma, que no deja de recoger, amparar y cuidar los sufrimientos de todos los que acuden a su encuentro. Y hablando de ese amor que no duerme ni reposa, asevera que «todos necesitamos sentir, como Ella cuando perdió a su Hijo, que alguien está con nosotros».

El encuentro con una Madre

Después de exhibir las coronas, la tiara papal y las llaves que están, a un lado y a otro de esta iglesia del siglo XIII, invita al pueblo de Madrid a hacer la experiencia de «cruzar una delgada línea», que es la que separa la calle de La Paloma y la entrada del templo: «Pasar de la fiesta al corazón de la fiesta». Así, en ese día, concluye D. Gabriel, «encontrarán paz, silencio y, sobre todo, a una Madre».

La parroquia de Alpedrete prepara la fiesta de su titular

  • Titulo: Infomadrid

La parroquia de La Asunción de Nuestra Señora (Plaza de la Villa, 8), de Alpedrete, celebrará su fiesta titular el martes 15 de agosto.

Como preparación a la misma, desde el día 8 hasta el 15 se rezará una novena, con Eucaristía a las 20:00 horas, predicada por los sacerdotes de la parroquia.

El día 15 de agosto habrá Misa solemne a las 12:00 horas. A su término dará comienzo una procesión con la imagen de  la Virgen, por las calles del pueblo.

Arrancan las celebraciones litúrgicas en honor a san Roque en Carabanchel

  • Titulo: Infomadrid

La parroquia de San Roque (c/Abolengo, 10), de Carabanchel, prepara la festividad litúrgica de su santo patrono con una novena. Comienza este lunes, 7 de agosto, a las 19:30 horas, con la bajada de la imagen del santo, para continuar con la Misa. Desde este día, y hasta el martes 15 de agosto, se celebrará a las 10:00 horas una Misa con rezo de la oración de la novena; y a las 20:00 horas, Eucaristía en honor a san Roque, predicada. Además, todos los días se dará a besar la reliquia del santo.

El miércoles 16 de agosto, solemnidad de san Roque, se celebrará una Misa a las 10:00 de la mañana. Y a las 19:30 horas, Misa solemne presidida por el párroco, Juan Antonio Navarro. Al finalizar la Eucaristía, el santo será sacado en procesión por las calles del barrio, para terminar en el pórtico de la Iglesia, donde tendrá lugar un encuentro festivo.

En esta jornada, al término de las Misas, se dará a los fieles el tradicional pan de la providencia de san Roque. Y de 11:00 a 13:00 horas se procederá a la bendición de animales (c/ La Oca, 33).

Durante la novena, y el día de la fiesta, las personas que lo deseen pueden escribir (en una hoja facilitada por la parroquia) sus necesidades, sobre todo de algún tipo de enfermedad, para poner a los pies de san Roque. Durante todos los días 16 de cada mes del año, hasta agosto de 2017, se pedirá por esas intenciones, y se hará conmemoración del Santo, excepto durante el tiempo litúrgico de la cuaresma.

Biografía

A finales del siglo XIII, el gobernador de Montpellier, Juan, y su esposa Libera, vasallos de Jaime II de Aragón, pedían a Dios instantemente premiase sus virtudes dando fruto de bendición a su nobilísima casa. Pero los años de infecundo matrimonio corrían arrebatando la esperanza de prole a la ya anciana Libera, cuando una noche el crucifijo ante el que oraba pareció dirigirle prodigiosamente alentadoras voces, y poco después un feliz suceso llenaba de regocijo la ciudad. La multitud corría al palacio del gobernador real, donde un inesperado natalicio aseguraba la sucesión a la estirpe de Juan y de Libera. El recién nacido mostraba en el pecho y en el hombro izquierdo una cruz rojiza en la piel, como grabada a fuego, signo de su maravilloso destino. Por la robustez del neófito, recibió en el bautismo el nombre de Roca, y por aquel signo misterioso que le adornaba pecho y espalda, el apellido de la Cruz.

Una predisposición natural para la virtud se reveló muy pronto en las costumbres del niño, hasta tal punto que parecía instruido de superior asistencia en la práctica del bien.

A los doce años de edad perdió a su padre y a los veinte a su madre, quedando heredero de cuantiosas riquezas. Es posible que durante la mocedad virtuosa Roque habría frecuentado las aulas universitarias de Montpellier y se hubiera iniciado en la medicina. Apenas quedó libre y dueño de sí, aceptó la regla de la Venerable Orden Tercera de San Francisco, y abrazó la virtud franciscana por excelencia: la pobreza. Vendió sus bienes y los dio a los pobres.

Del lado de allá de los Alpes empezaron a oírse en Montpellier gritos de angustia. La peste se cebaba en la capital del orbe católico y en las principales ciudades de Lombardía. En alas de la caridad, sale furtivamente de Montpellier, atraviesa por trochas y descaminos la Provenza para despistar posibles seguidores de su parentela y entra en Italia pobre y desconocido. Va al encuentro de la terrible enfermedad que despuebla el norte de Italia; hace de médico, de enfermero, de herbolario y de sepulturero. Hacía frente al contagio por todos sus flancos, ofrecía remedio heroico en todas las situaciones de la calamidad pública, derrochaba el bálsamo de la caridad en todos los dolores físicos y morales que la epidemia iba sembrando por todos los caminos. Así llega a una Roma sin Papas, que además de la peste, sufre la cautividad de Aviñón. Su virtud se pone a la altura de la tragedia, y su figura, como encarnación del consuelo y de agente de la misericordia divina, emergiendo a todas horas y en todas partes entre los apestados, cobra el prestigio sobrenatural de lo milagroso. Lo que no era más que caridad heroica, sin límites, aparece a los ojos de los enfermos como poder extraordinario de una fuerza taumatúrgica. La multitud, presa del pavor ante la muerte, aclama a Roque como a un demiurgo celeste que dispone de los poderes de Dios para abrir o cerrar los sepulcros. Y Roque, tan humilde como caritativo, huye de Roma, y cae en Plasencia, tan incógnito e indocumentado como tres años antes había entrado en Roma.

Acude al hospital y prosigue su actuación caritativa junto a las yacijas de los desamparados del mundo. En esta ciudad una llaga asquerosa apareció sobre su carne hasta entonces inmune al contacto de los apestados, y fue un apestado más, tan repelente y despreciado como los que él había arrancado de la segura muerte. Excluido primero del hospital y después hasta de los muros de Plasencia, se interna por el bosque en dirección de los Alpes. ¿Su alimento? Un lebrel cada mañana viene zalamero con un pan en la boca, y, hecho su presente, le lame la llaga de la pierna.

Roque vuelve a Montpellier a los ocho años de ausencia, desfigurado por la enfermedad, los trabajos y la penitencia. Nadie le reconoce ni se acuerda de su nombre. El país arde en guerras y alguien le denuncia como posible espía. El juez le interroga, desprecia su silencio y le manda a la cárcel pública. Allí, el alma de Roque consuma en silencio y en olvido su dejación absoluta en la voluntad divina, viviendo plenamente el «Solo Dios basta». A su muerte, alguien descubre su incógnito, corre la voz de que Roque el noble, el antiguo y generoso magnate ha vuelto a su ciudad y está muerto en la cárcel. Un grito unánime se oye por doquier: ¡Es el mismo! ¡Es el mismo! Los prodigios aparecen rápidamente, ya que Roque sigue haciendo muerto lo que hizo vivo: curar, sanar, purificar los aires mefíticos, expulsar las epidemias y disputar sus presas al dolor y a la muerte.