Madrid

Salus Infirmorum Madrid y Pastoral Universitaria organizan la jornada 'Cuidando Com-Pasión'

  • Titulo: Infomadrid
  • Firma: Salus Infirmorum Madrid y Pastoral Universitaria organizan la jornada 'Cuidando Com-Pasión'
  • Fin Agenda: 08-03-2024

La Facultad de Enfermería y Fisioterapia Salus Infirmorum de la UPSA en Madrid (Gaztambide, 12) acogerá el viernes 8 de marzo, de 9:00 a 13:00 horas, la jornada Cuidando Com-Pasión. Un evento organizado en colaboración con Pastoral Universitaria que se desarrollará con el lema Pacientes, profesionales y cuidadores, con pasión por el cuidado, cuidando desde la compasión.

Dirigido a alumnos de 1º y 4º de Enfermería y Fisioterapia, el objetivo del mismo es ayudar a descubrir la vida de los que cuidan, de los que se sienten cuidados, de los que necesitan ser cuidados: padres, enfermeros, enfermos, fisioterapeutas, médicos, cuidadores, profesores… Todo ello a través de unas conferencias que abordarán los cuidados paliativos, el inicio de la vida, la drogadicción, las enfermedades raras, la salud mental y la discapacidad. Cada disertación irá seguida de una charla coloquio con los ponentes.

Roberto López Montero, párroco del Carmen y San Luis: «Con el Aula de Teología 'Federico Santamaría' queremos formar en la verdad»

  • Titulo: Infomadrid/ M.D.Gamazo
  • Firma: Roberto López Montero, párroco del Carmen y San Luis: «Con el Aula de Teología 'Federico Santamaría' queremos formar en la verdad»
  • Fin Agenda: 29-02-2024

El pasado viernes, 22 de febrero, dio comienzo en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen y San Luis la segunda edición del ciclo de conferencias del Aula de Teología Federico Santamaría. Una iniciativa que, como explica el párroco, Roberto López Montero, «surge de la constatación que tenemos los sacerdotes de la ausencia de formación en general y cristiana en particular. Hoy en día, la información de la sociedad es tan grande que anula muchas veces la posibilidad de que se dé una formación cristiana. Por eso, se le dio la posibilidad a la Congregación de San Federico, asentada en la parroquia, de constituir este Aula, con un objetivo claro, que es la formación en la fe del pueblo de Dios».

Colaboradora en esta actividad, la Congregación de San Federico mantiene su sede canónica en este templo madrileño desde su fundación, en 1929, por el entonces nuncio en España, Federico Tedeschini, junto con el entonces párroco del templo, Federico Santamaría. «Ambos eran muy amigos - apunta Roberto López -, y pusieron en marcha esta congregación, que se caracteriza por tener entre sus filas a congregantes de muy buena formación. Con el curso de los años, la agrupación ha venido a menos, y me pareció que una forma de poder resucitarla y de aumentarla era darle una actividad señera en la parroquia».

Su fin específico, prosigue, «es dar culto a su santo patrón, que es san Federico de Utrecht, obispo en Holanda. Y también fomentar la fraternidad entre los diferentes miembros de la congregación, pero siempre desde un aspecto cristiano. A esos dos fines, que están en sus constituciones, me atrevería a añadir un tercero, que sería la colaboración en lo que se les pida dentro de la parroquia». Por eso, afirma, «se han hecho cargo de los aspectos más materiales del Aula, lo que ha servido para consolidar la congregación».

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La verdad os hará libres

El Aula de Teología Federico Santamaría comenzó su andadura en 2023. «La experiencia fue magnífica -señala-. En todos los sentidos. Suscitó mucho interés en los asistentes, con una participación de unas cien personas en cada sesión. Nos posibilitó igualmente poder conocer a los conferenciantes y establecer conexiones con las instituciones a las que éstos pertenecían. También ha sido muy buena para la propia congregación, puesto que encontró, por así decir, su propio sitio en la parroquia». «Haber tenido esta experiencia tan buena -asegura- nos ha animado a repetirla este año, aunque desde luego el proyecto es seguir todos los años con nuevos temas».

En cuanto al epígrafe de la misma, La verdad os hará libres, confiesa que «es el lema central de la edición del Aula de Teología, porque está muy unido a la idea de formación que constituye su fin fundacional. Nosotros queremos formar en la verdad -insiste-, porque hoy en día lo que encontramos en todos los ámbitos de la sociedad es la mentira y la contradicción. Se puede decir lo mismo y lo contrario al mismo tiempo, y todo el mundo comparte esta barbaridad». En este sentido, abunda, «queremos proporcionar a las personas que vienen al Aula de Teología herramientas que les ayuden a cimentarse en la verdad, y la verdad dentro de la fe católica, que no es más que la persona de Jesucristo. Él mismo se definió como “yo soy el camino, la verdad y la vida”, de forma que no es tanto un concepto filosófico, una frase, como decía Juan Pablo II en alguno de sus Vía Crucis del Viernes Santo, cuando Jesús se enfrenta ante Pilato; no es tanto una verdad meramente filosófica, sino una verdad que trata de extenderse a la persona misma de Cristo, que se define como verdad». «De algún modo -incide- esto es lo que lo que queremos manifestar y está de trasfondo en todas las conferencias».

La programación del II Aula de Teología Federico Santamaría dio comienzo con la ponencia titulada La acción ordinaria del demonio, a cargo de Antonio Díe. «Este conferenciante -comenta-, ya nos disertó el año pasado sobre la acción "extraordinaria" del demonio, es decir, sobre las vejaciones, posesiones e infestaciones que, como él explicó muy bien, son raras. Pero quedó pendiente abordar precisamente la actuación "ordinaria" del demonio, de forma que nos pareció muy atinado volver a invitarle y situar su conferencia en este tiempo cuaresmal. La acción ordinaria del demonio es la tentación, y la que sufrimos todos». Una ponencia, valora, «que podemos decir que ha sido un gran éxito».

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Federico Santamaría Peña

Dedicada a Federico Santamaría, «con este Aula de Teología queremos rendir homenaje a su persona -indica Roberto López-, sobre todo porque fue cofundador de la Congregación de San Federico y párroco de este templo de 1922 a 1936. Federico Santamaría Peña destaca por múltiples ámbitos. No solamente, aunque es el principal, por ser mártir, ya que fue asesinado el 14 de agosto de 1936 en Aravaca después de un martirio que conocemos con bastante detalle, puesto que el expediente militar de la miliciana que lo asesinó se conserva en el Archivo Militar». Además, continúa, «fue un hombre de ciencia. En la parroquia tenemos varias publicaciones suyas, como la primera edición comentada al Código del año 1917 en varios tomos, escrita por él, o libros de espiritualidad sacerdotal, de espiritualidad histórica, de moral, de dogma y por supuesto de derecho canónico, que era su disciplina y en la que fue doctor». «En el libro que publiqué en 2019 sobre la historia de la parroquia -añade-, el capítulo quinto está dedicado a este sacerdote y a su vicario parroquial, Lucio Herrero, que también fue mártir. Ambos, en proceso de beatificación. La causa diocesana no se ha cerrado aún, pero va muy avanzada. Esperamos que pronto sean beatificados».

«Sobre Federico Santamaría -declara- podríamos hablar largo y tendido, porque es un personaje fascinante en todos los sentidos. Sobresale no solo por su ciencia en las diferentes disciplinas teológicas, sino también por su corazón de pastor, expresado, por ejemplo, en un libro que se llama La devoción de los 40 credos. Y es que en San Luis había un Crucificado que recibía la visita de la gente durante 40 días. Ante su imagen se rezaba el credo, pero cada día se añadía uno más, de forma que se empezaba el primer día con un credo, el segundo con dos y el tercero con tres, y así hasta el cuadragésimo, en el que se rezaban los cuarenta credos. Este crucificado fue quemado en el incendio de la iglesia de San Luis, durante la República, y en la década de los años 40 se realizó una copia del original desaparecido y que se custodia hoy en la parroquia», concluye.

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Los pobres de las Hermanitas de los Pobres en Madrid «son ricos porque se les cuida y se les ama»

  • Titulo: Infomadrid / B. Aragoneses

«Aquí lo principal es esto». Y la madre Lilian, superiora de las Hermanitas de los Pobres de la calle Almagro (entrada por Zurbarán), nos lleva a la capilla, mostrándonos cuál es el centro. El físico, porque el edificio se estructura en torno a él, y el espiritual. Jesucristo, pilar de una residencia que se llama Mi casa y que hace honor a su nombre: «No queremos que sea un asilo, sino la casa de los ancianos, que se sientan felices, que puedan disfrutar». En alguna ocasión les han echado en cara que los miman demasiado. «¡Pues para eso estamos!», dice, haciendo resonar su carinas: acoger a los ancianos pobres. Da mucha la paz la casa, observamos. «Es que está el Señor en medio», contesta la madre, con total naturalidad.

Sigue caminando por unos pasillos con suelos que relucen aunque se apura porque no todo está en orden. «Nos están cambiando las cortinas por unas ignífugas»; además, «estamos de obras para arreglar las goteras de la capilla», y luego que es día de diario y hay muchas cosas que hacer. Y esto, a pesar del apuro de la madre, le da más ambiente de hogar si cabe a la residencia (en la imagen inferior, la madre señala la primera piedra de la casa, del año 1875).

Hermanitas pobres primera piedra

La mañana es animada para los 65 ancianos residentes, hombres y mujeres, a los que en breve se sumarán tres más. Hay médicos, psiquiatra, podólogo, peluquería… En la sala de fisioterapia encontramos a María haciendo ejercicios con Álvaro, que se acaba de incorporar a la plantilla de trabajadores. «¡Nos hace falta una enfermera!». Son más de 40 los empleados en Mi casa. «Les inculcamos el cariño y la atención a los residentes; nosotras estamos hoy, pero mañana no, porque nos cambian». De hecho, con ellos ejercen de manera muy patente el cuarto voto que hacen las hermanitas: el de hospitalidad, que es «sobre todo para los que tenemos más cerca».

En la casa, los ancianos —todos válidos hasta que van dejando de serlo, y entonces los bajan a la primera planta y les dan una atención más especializada— colaboran en todo lo que pueden. Ricardo, por ejemplo, prepara los cantos de las Misas, que celebran todos los días a las 12:30 horas. Otros ayudan en el «patatero», pelando patatas o lo que se tercie para las comidas; también hay personas en el lavadero, en la portería… «Ellos se sienten útiles y responsables de la casa». El pasado verano, el primero que la madre Lilian estaba de superiora en la casa, un grupito de hombres declinó irse de vacaciones, «¡cómo nos vamos a ir y dejarlas aquí solas!».

Hermanitas pobres cocina

Visita del cardenal Cobo

Encontramos a un nutrido grupo de mujeres jugando al bingo y otros leyendo el periódico en círculo. «Luego discuten las noticias». En el ropero, donde arreglan ropas y cosen, las que hoy se han juntado no han podido evitar referirse a la noticia de la semana, casi del año, para la casa: la visita, el pasado domingo 25 de febrero, del arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo. «Nos pusimos de gala», comenta Loli, una de las residentes. «Los mejores trapos», de hecho. «Fue muy amable, se reía mucho, nos hicimos fotos con él… Estábamos muy contentos, y yo creo que él también». Eso sí, «nos lo imaginábamos distinto, ¡es muy joven y muy delgado!, que siempre son más orondos…». En cualquier caso, «a ver si viene más seguido», expresa su deseo.

La llegada del arzobispo de Madrid fue, como todo en la casa de las hermanitas, pura Providencia. «No teníamos sacerdote para celebrar la Misa ese domingo», recuerda la superiora, «y habíamos estado llamando y llamando a ver quién podía venir». Entonces, cuando ya el tiempo se les echaba encima, recibieron la llamada del director de la Oficina del Arzobispo en respuesta a una invitación que le había hecho la superiora al cardenal Cobo para ir a su casa. «Fue una doble alegría: teníamos Misa el domingo, y además al cardenal».

Ese día «había una emoción que se podía palpar; todos los ancianos quisieron bajar a la capilla, todos le querían tocar». «Tuvo una sonrisa para cada uno, unas palabras, ¡qué cercano!». En la homilía les trasladó «palabras de entusiasmo: “tenemos que subir, ustedes son Iglesia”; yo nunca me había sentido tan parte, tan cercana, de la Iglesia de Madrid». «Nos dejó un gusto, un sabor de Iglesia». Al terminar, el cardenal les pidió que rezaran por la Iglesia, por él y por la diócesis. «Siempre lo hacemos, pero a partir de ahora, con otro sentimiento».

Hermanitas pobres cobo

San José y los cuidados

Ya antes de entrar en la casa, hay una figura de San José con el Niño en brazos. Dentro, se replican en cada sala, en cada esquina. «Desde el principio, santa Juana Jugan [la fundadora] se confió a él». Y esta confianza la imitan las hermanitas hoy en día.

—Nos falta mantequilla.
—Pues ponle a san José un tarro.

«Y la mantequilla llegaba». O aquella Navidad en que no había canapés para todos. «Al salir de Misa, nos habían dejado en portería varias cajas». O cuando le pusieron a sus pies el único diente de ajo que les quedaba y de repente les llegó un palé entero de Alicante. Este miércoles hemos visto, en la cocina, ante la imagen del santo patrón, una botella de aceite y un kilo de café. «San José nunca nos ha fallado, ni en lo material, ni en lo espiritual».

Hermanitas pobres san jose

Ese cuidado que perciben del santo lo tienen las Hermanitas de los Pobres con sus ancianos. «Los cuidamos nosotras hasta el final». Es literal, porque cuando se están muriendo, las hermanitas hacen turnos de madrugada de tres horas para que ni estén solos ni mueran solos.

Siguiendo su carisma fundacional, acogen a personas pobres, cuya pensión no les llegaría, ni de lejos, para pagar una residencia convencional. A veces, reconoce la madre Lilian, duele decir que no a alguien, pero no pueden «quitar la plaza a un pobre», que en realidad «son ricos porque se les cuida y se les ama». Nada que ver con la primera residencia de ancianos a la que entró la madre Lilian, en su Costa Rica natal. Fue tal el impacto por el estado de deterioro y abandono de las personas y las instalaciones que se prometió a sí misma que jamás volvería a una. «Y ahora no salgo», y ríe con ganas.

Hermanitas pobres loli

Acaricia y abraza a todo el que se cruza: a Félix, que nos enseña una foto suya en la que sostiene otra foto de Manolo Escobar, «su ídolo». «Yo le digo que la cambie por esta», y señala la madre Lilian a una del Sagrado Corazón de Jesús. A Paco, que tiene la «costumbre» de esconderse de todo en los bolsillos, «hasta el Niño Jesús y la Virgen de los belenes». A Rafael, que es de Quito y «buenísimo». A Inesita, «que va de la cama al sofá y del sofá a la cama, y le encanta escuchar música». A Consuelo, «siempre riéndose; es un caso»…

Echa la vista atrás la superiora, ella que tuvo su primer contacto con las hermanitas en un viaje del Papa san Juan Pablo II a Nueva York, que hizo una experiencia vocacional en la casa de la que ahora es superiora, «y aquí me quedé», que fue ayudante de maestra de novicias en la casa madre de La Tour Saint Joseph (Francia). «Ayudar a los ancianos me ha hecho más persona; cuánto recibo de ellos, de su sabiduría, de sus experiencias, de sus dolores, de sus tristezas… Se aprende mucho en el dolor», concluye.

Hermanitas pobres ines

El Aula de Moral y Pastoral de Comillas analiza en una charla cómo la teología puede ayudar a los jóvenes a ser auténticos

  • Titulo: Infomadrid
  • Firma: El Aula de Moral y Pastoral de Comillas analiza en una charla cómo la teología puede ayudar a los jóvenes a ser auténticos
  • Fin Agenda: 24-04-2024

El miércoles 24 de abril se podrá escuchar la última de las conferencias del Aula de Moral y Pastoral organizadas para este curso por el Departamento de Teología Moral y praxis de la vida cristiana de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas.

¿Quién soy? Cómo la teología puede ayudar a los jóvenes a ser auténticos? es el título de la ponencia que será impartida por Rafael Amo Usanos, profesor de la Facultad de Teología. Una intervención que dará comienzo a las 19:00 horas, y que se ofrecerá en doble modalidad:

  • Presencial. Aula García Polavieja (Alberto Aguilera, 23)
  • Virtual.