«Los enfermos misioneros, asociados a la Unión de Enfermos Misioneros buscan ofrecer su sufrimiento, sus oraciones y su propia conversión interior por la santificación de los misioneros, por el aumento de su número y la extensión del mensaje de Cristo en las misiones», ha afirmado Carmen Paniagua responsable de la Unión de Enfermos Misioneros de la archidiócesis de Madrid.
El testimonio de Paniagua se ha escuchado este miércoles, 28 de febrero, en el XXI Encuentro de empleados y voluntarios de las Obras Misionales Pontificias (OMP) y de las Delegaciones de Misiones de España. La cooperación espiritual y la oración con la misión y por las misiones es el tema central de estas jornadas.
Animación misionera
En Madrid hay 358 inscritos de los cuales 264 son enfermos y 94 centros (residencias y parroquias). Paniagua ha explicado que, tras inscribirse sin coste alguno, en la correspondiente delegación de misiones, «se les propone una oración del Beato Lolo como oración de ofrecimiento de cada día y se les envía un tríptico que recoge las intenciones de oración de la Iglesia y del Santo Padre para cada año, así como los acontecimientos más significativos de la misión y el testimonio de quienes han sabido ofrecer el sufrimiento por la evangelización del mundo».
Desde la delegación de Madrid realizan esta animación misionera, es decir, «intentamos sembrar de esta espiritualidad de enfermos misioneros, toda la pastoral de la Iglesia, especialmente nos dirigimos a la pastoral de la Salud; son estos agentes de pastoral los que visitan y acompañan a los enfermos, les informan sobre el sentido de esta espiritualidad y les presentan el tríptico que le sirve como herramienta en su acompañamiento». Finalmente, «cuando encuentran a un enfermo que tiene una sensibilidad especial, le proponen ser enfermo misionero», ha asegurado la responsable.
Asimismo, Paniagua ha recordado que la animación misionera acompaña a los enfermos a ser parte de la Iglesia. «El enfermo puede ser testigo e instrumento de la misión por lo que se le debe dar visibilidad en la comunidad parroquial y cuando sus capacidades se lo permitan participando en las celebraciones litúrgicas o dando testimonio de fe, siendo portador de esperanza para otros enfermos, familiares y personas que le acompañan»
Unión de Enfermos Misioneros
La Unión de Enfermos Misioneros nació en 1928, fruto del espíritu misionero de Margarita Godet, una mujer laica que quería ser misionera, pero estaba inmovilizada por la enfermedad. Se ofreció como “enferma misionera” al seminario de Misiones Extranjeras de París.
Esta institución se estableció en España en 1940 por obra del sacerdote de Pamplona Ignacio Villanueva. En 1945 es acogida en la Pontificia Unión Misional, una de las cuatro Obras Misionales Pontificias.
La Unión de Enfermos Misioneros es una unión de oración y sacrificio que acoge a aquellos fieles que, experimentando la enfermedad quieren ofrecer su sufrimiento por la misión de la Iglesia de llevar el mensaje de Jesús al mundo y por los misioneros. Pueden pertenecer a esta institución todos los enfermos que se sientan llamados por Dios a unirse al dolor redentor de Cristo con espíritu misionero.
La finalidad de esta unión es que ofrece sus obras, su sufrimiento y sus oraciones por la santificación de los misioneros, por el aumento de las vocaciones misioneras y por la extensión del mensaje salvífico de Cristo en el mundo. Los miembros de la Unión tienen presentes la intercesión de Santa Teresa del Niño Jesús, de san Francisco Javier y del beato Lolo, colaborador de la Unión y también enfermo misionero.
Tríptico marzo/abril
En el tríptico del mes de marzo/abril se incluye una oración de santa Teresa Benedicta de la Cruz, así como las intenciones de oración del Papa y conocer de cerca a san Carlos de Foucald, que antes de partir al desierto argelino, como único sacerdote y misionero en medio de aquello inmensidad, pasó tres años en Nazaret, como sirviente, jardinero y recadero de un convento de clarisas.
Además, incluye el testimonio de Pilar Delgado, misionera de Nuestra Señora de África, las Hermanas Blancas. Trabajó con los refugiados de Burundi, con niños y jóvenes en la calle, con mujeres maltratadas y víctimas de violencia sexual y en la cárcel de Bukavu. «Me siento feliz. Estas personas me han enseñado el amor de Dios para todos. No me cambio por nadie a pesar de mis 75 años».
Inscripción
La inscripción en la Unión se realiza en la Dirección Diocesana de Obras Misionales Pontificias, c/ General Zabala, 10 bis. 28002 Madrid. Teléfono 915313487.
Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.