- Titulo: Santiago Tedeschi Prades
- Firma: El cardenal José Cobo: «Cada beso al Medinaceli es un compromiso hacia los que Él mira»
- Fin Agenda: 01-03-2024
El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha presidido la Misa en la Basílica de Jesús de Medinaceli en este primer viernes de marzo, en el que miles de fieles (y lo hará hasta el último en la fila) han podido besar los pies del ‘Señor de Madrid’. Un Señor que ha bajado de su camarín para acercarse al pueblo y en general a todas las gentes. Durante la homilía, en una basílica abarrotada, el cardenal ha recordado que la talla que se venera es la «imagen de un rescatado y su devoción crea comunidad e Iglesia».
Esta talla, que se venera en la Basílica de Jesús de Medinaceli, «inauguró un viaje muy familiar para muchos: pasó por Tetuán, desde allí a Ceuta y por Gibraltar, llegando a Madrid. No es un viaje que a muchos le resulta ajeno y es un viaje que está grabado en esta figura» Muchos se pueden preguntar dónde ven los fieles la riqueza y el valor en esta talla y el cardenal José Cobo ha subrayado que «su valor está en que nos remite y nos deja comprende cómo es el rostro de Cristo. Su valor está en que cada vez que le miramos nos remite a Cristo, rescatado, humillado, refugiado y peregrino». En un día como hoy, en el que el ‘Señor de Madrid’ ha bajado de su camarín, «podemos vernos a nosotros mismos y ver, a través de Él, a todos aquellos que le besan y a quien Cristo quiere acoger. A través de Él vemos nuestra necesidad de rescate, pero también vemos la necesidad de los rescatados, de los peregrinos y de tantos que nos piden que seamos sus rescatadores».
El arzobispo de Madrid ha remarcado que «cada beso y oración» al Jesús de Medinaceli «es un compromiso por pertenecer y construir su Reino». ¿Y qué nos pide hoy el ‘Señor de Madrid’?
«Hoy nos pide que nos atrevamos a mirarle con el corazón. Miradle, porque ante un mundo que maquilla el dolor y la fragilidad, ante un Madrid en el que vivimos donde abunda la violencia, donde habita el grito, el insulto, la agresión, la descalificación, ante una ciudad que prefiere descartar los que sufren, ante unos barrios a veces en el que no queremos mirar el sufrimiento ni siquiera de los que han hecho el mismo viaje que este Cristo, hoy nos invita a mirarle a Él».
«Siempre que acudamos a Cristo nos va a hablar así, abajado, desde la miseria humana, desde la fragilidad, desde la debilidad. Por eso somos capaces de estar tantas horas de pie porque sabemos conectar con su sufrimiento. Si queremos pertenecer a su Reino, tendremos que dejarnos mirar por Él, aguantar la mirada, esa mirada del corazón, porque aquel que se deja mirar por Él se siente transformado», ha subrayado el arzobispo de Madrid.
Y, por último, el cardenal José Cobo ha remarcado que estar en el Reino de Dios «es aprender a mirar a los que también lo miran. A veces creemos que tenemos los problemas más grandes del mundo, pero cuando le miramos a Él miramos a muchos más y aprendemos que Él nos pide algo: nos rescata para que rescatemos a nuestros hermanos». «Hoy, mirándole a Él, nos abraza a todos. La respuesta está en nosotros: si aceptamos su compromiso de ser rescatadores con Él», ha afirmado el cardenal al final de la homilía.