Es necesario «que los cristianos descubramos que la salvación es para todos», que «no es una cosa nuestra personal», y que hagamos una «apuesta» por acercársela a los demás. Así lo ha asegurado el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, en la presentación este martes, 12 de julio, en el salón de actos de Alfa y Omega de dos libros del Papa Francisco: La belleza del Evangelio y Paz en la tierra.
El purpurado ha recordado que «el Evangelio abre horizontes a todos lo hombres» y ha insistido en que la misión de la Iglesia es llevarlo «al mundo», especialmente cuando «son muchos los problemas que oscurecen nuestro tiempo» como la guerra, la insolidaridad o las amenazas a la vida. «Dios salva con su amor, no con su fuerza, no con la fuerza. Esto es esencial. Este amor de Dios por nosotros, pecadores, es el corazón del Evangelio», ha aseverado en otro momento.
Permanente impulso de la paz
A su lado, el padre Julio Luis Martínez, SJ, catedrático de Teología Moral de la Universidad Pontificia Comillas, ha centrado su intervención en Paz en la tierra, que «no es un libro para leer de corrido como quien lee una novela», sino que sirve «tanto como reflexión como oración». «En un estilo muy directo, muy comprensible, que provoca y hacer pensar, y tiene profundidad teológica», ha aseverado.
En este sentido, el rector emérito de la universidad de la Compañía de Jesús ha remarcado la permanente preocupación de Francisco por la paz, con su alerta desde hace años de que se estaba produciendo «una tercera guerra mundial a trozos», y ha valorado su impulso de la «cultura del encuentro».
Aludiendo a ejemplos concretos como las Jornadas Mundiales por la Paz, el histórico Documento sobre la fraternidad humana firmado en Abu Dabi o la encíclica Fratelli tutti, ha detallado que «el Papa está convencido de que las religiones, en su profundidad, son grandes caminos de paz» y ha señalado que «apela también al respeto y al diálogo, donde es clave la educación». «Contrarrestar la barbarie solo se puede hacer educando con generosidad a las nuevas generaciones para que respondan al mal con el bien», ha añadido.
También ha querido vincular esta reflexión a la actual invasión de Ucrania, a la que se alude en varios textos del volumen, y ha puesto sobre la mesa la «falta de escrúpulos» de los rusos y el miedo a que entre en escena el «arsenal de armas nucleares». «El Papa, aun siendo porteño, se contiene para no cerrar las puertas de que la Iglesia pueda hacer algo por la paz», ha advertido ante ciertas críticas.
En el acto ha intervenido, asimismo, la presidenta de Romana Editorial, Carmen Magallón, quien ha subrayado que «en el centro la paz está Cristo» y ha mostrado su deseo de que estos libros que ahora ha editado en español sirvan de «modelo de vida». «Animo a que los acompañen en su vida y les encanten como a nosotros», ha abundado.
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Sobre las obras
La belleza del Evangelio presenta las reflexiones del Pontífice sobre el Evangelio según san Lucas predicado cada domingo durante el año litúrgico C. Francisco acompaña al lector a descubrir la belleza del Evangelio: de un lado, la acogida del anuncio de misericordia que Jesús ha venido a traer a la tierra; de otro, nuestro compromiso para corresponder a esa gracia. Invita a acoger el Evangelio en el corazón, a leerlo cotidianamente y a vivirlo como modelo de vida. En palabras del Sucesor de Pedro, «el mismo anuncio va dirigido a la Iglesia, llamada a acoger el Evangelio para que se convierta en carne, vida concreta». El prólogo del volumen lo ha escrito el cardenal Osoro.
Paz en la tierra contiene el pensamiento del Papa Francisco acerca de la paz, contra la lógica de la guerra que se opone a la lógica de paz, a través del conjunto de reflexiones, citas y discursos. Se incluyen las catequesis en las audiencias generales de los miércoles y textos magisteriales de la encíclica Fratelli tutti, así como el texto inédito «La fraternidad es posible». «No hay que renunciar al sueño de un mundo sin guerras. ¡Que todos los pueblos de la tierra puedan gozar de la alegría de la paz!», sostiene, incidiendo también en que «la oración es una protesta contra la guerra formulada ante Dios».
