Madrid

Cursillo preparatorio para participar en experiencias misioneras

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El Consejo diocesano de Misiones organiza un Cursillo preparatorio para participar en experiencias misioneras. Dirigido a todos los que sientan interés por participar en alguna experiencia misionera de corto tiempo, se impartirá en horario de 10,30 a 17,00 horas.

Comenzará el sábado 21 de febrero con el tema ‘La misión en la Iglesia: Historia de Jesús y Pablo”. Continuará el 14 de marzo con ‘Actitudes propias del misionero: Diferencia entre misionero, voluntario, cooperante’. El 18 de abril, ‘Espiritualidad Misionera’. Y concluirá el sábado 23 de mayo con el tema ‘La obra misionera en la Iglesia: Las OMP. 20 de junio: Carismas y espiritualidades misioneras’.

Desde la organización puntualizan que asistir a este cursillo no implica derecho/obligación a participar en alguna experiencia. De hecho, de entre los asistentes se hará la selección de los que puedan acudir con el Consejo Diocesano de Misiones.

Información e inscripciones:
Consejo Diocesano de Misiones (c/General Zabala, 10-bis)
Tf. 91 531 34 87. Fax 91 563 31 71. Email: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Lugar: Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús (c/López de Hoyos, 73).

Monseñor Carlos Osoro: La Iglesia es Madre de todos los hombres

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Con motivo de la 101ª Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebra este domingo, 18 de enero, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra, dedica a este tema su carta semanal. En ella, explica que “cuando leía el mensaje del Santo Padre Francisco para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado de 2015, me vino a la mente la necesidad de que nuestra mirada sobre el hombre, sobre todos los hombres, se asemeje a la de Cristo. Porque de ningún modo es posible dar respuesta a las necesidades materiales y sociales de los hombres sin colmar, sobre todo, las profundas necesidades del corazón. Y pensé en nuestra Archidiócesis de Madrid. ¿Por qué no vamos a fraguar hombres y mujeres de miradas como las de Cristo? Nuestra historia está llena de hombres y mujeres que han fraguado una manera de ‘acoger especialmente’ a quienes aquí llegaban de otros lugares. Hagamos posible entre todos el aumento, cada día mayor, de la consideración de la dignidad de los demás, de la cooperación en el bien común, del reconocimiento por parte de todos del cultivo de valores supremos y de una experiencia viva de Dios, que sea ‘fuente de encuentro’, de convivencia, de no hacer sentirse a nadie extraño… La Iglesia es madre de todos los hombres cuando promueve y entrega el anuncio de la verdad de Cristo que, entre otras cosas, produce el reconocimiento de la auténtica dignidad de la persona, del trabajo y de la creación de una cultura que responda a todos los interrogantes que del hombre. Hagamos posible que la Iglesia en Madrid promueva la cultura del encuentro”.

“Cuando nos acercamos a esta Jornada, prosigue, siento la necesidad de remitiros a una página del Evangelio que para mí tiene una importancia singular cuando hablamos del emigrante y del refugiado: Lc 9, 10-17. En este Evangelio de la multiplicación de los panes, el Señor nos manifiesta que la Iglesia es madre de todos los hombres, y así se lo quiso enseñar a sus discípulos”. “Y es que el Señor ha venido a reunir, no a dispersar. Ha venido para decirnos que somos una familia. Que hemos de construir, Y quiere hacer ver a los discípulos que la misión y el ministerio que les va a encomendar es para prolongar su rostro. La Iglesia, siendo madre de todos los hombres, prolonga la misión y el ministerio de Cristo. ¡Qué fuerza tienen para esta Jornada del emigrante y del refugiado esas palabras del Señor: ‘dadles vosotros de comer’!”. “La Iglesia, apunta, tiene que abrir los brazos a todos los hombres, y hacer caer en la cuenta de que ya no hay judíos ni griegos, ni esclavos ni libres, ni hombres ni mujeres. Lo que sí hay son hijos de Dios y hermanos. Esto es una gran provocación, que hace imposible que entremos en la cultura del descarte. Globalizar el amor es un imperativo para todos los discípulos”.

Considera que, “en un mundo donde abunda el desencuentro”, es necesario “que la Iglesia se manifieste como madre de todos los hombres, que manifieste y exprese con su vida que el rostro de Dios, que se hizo Hombre, nos hizo ‘hijos y hermanos’”. La Iglesia “elimina fronteras. Se presenta como madre para todos. De ahí que los cristianos asumamos el compromiso de difundir por todos los lugares de la tierra la cultura del encuentro, de la acogida, de la reconciliación, de la solidaridad. En definitiva, la globalización del amor, que es precisamente lo que hace posible un mundo nuevo en el cual se superen las desconfianzas y los rechazos”.

Invita “a todos los cristianos” y “a todos los organismos e instituciones que ponen su trabajo y sus energías al servicio de cuantos salen de sus tierras en busca de una vida mejor, a ayudar a los emigrantes y refugiados. Necesitamos tener acciones efectivas e incisivas, que creen redes universales de colaboración, y que esta colaboración se fundamente en la protección de la dignidad de todo ser humano. Consideremos a quienes llegan y se acercan a nuestras tierras, ya sea para permanecer o de paso, no como una mercancía o una simple fuerza de trabajo. Respetemos sus derechos fundamentales y su dignidad humana. Urge que a nivel internacional se creen situaciones legales que sean capaces de dar salida y soluciones a esos seres humanos, imágenes de Dios”.

“Con la mirada puesta en la Sagrada Familia de Nazaret, reflexionemos en las situaciones de tantas familias emigrantes.... Ellos se convierten para todos en modelo, ejemplo y consuelo de los emigrantes y refugiados de las diversas épocas históricas, también de ésta que estamos viviendo. En la familia de Nazaret percibimos las dificultades de cada familia emigrante y de los refugiados, las penurias, la estrechez, la fragilidad en la que muchos millones de hombres y mujeres viven en estos momentos. Pedimos a la familia de Nazaret que interceda para que el problema del emigrante y del refugiado tenga las soluciones que responden a los derechos fundamentales de todo ser humano. No olvidemos a los niños y a los adolescentes” que “deben contar con las mismas legítimas necesidades y esperanzas que cualquier ser humano tiene. Esta edad es fundamental para un desarrollo pleno de la persona humana. Necesitan estabilidad, seguridad, serenidad” y “mirar con confianza el futuro”. También “los jóvenes, que vienen de otras tradiciones, y que han vivido las experiencias fundamentales en su vida, y llegan a otra cultura. Ayudemos también a las familias emigrantes, para que puedan vivir con la dignidad que nos entregue al Evangelio”, concluye.

Pastoral del Trabajo celebra el domingo el VI Encuentro-Convivencia entre trabajadores autóctonos y emigrantes

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“Una Iglesia sin fronteras Madre de todos” es el lema del VI Encuentro-Convivencia entre trabajadores autóctonos y emigrantes. Organizado por la Delegación Diocesana de Pastoral del Trabajo, se desarrollará este domingo, 18 de enero, de 17,00 a 20,00 horas en la Parroquia de San Pablo (Avda. Buenos Aires, 18 – Vallecas – Metro Línea 1: Buenos Aires). El objetivo es profundizar en el sentido del trabajo a la luz del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, con un tiempo para la convivencia.

Semana de Misión para las Hermanitas del Cordero

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Las Hermanitas del Cordero vivirán cada día de esta semana la misión de encuentro y mendicidad por las calles y casas de la ciudad. Ofrecerán su testimonio sobre esta vivencia al final de la Escuela de la Palabra de mañana, viernes 16 de enero, a las 21,00 horas.

En la página web www.comunidaddelcordero.org fraternidad Madrid se puede encontrar más información de la escuela de la Palabra.

Además, el horario habitual de celebraciones en la Capilla del Obispo (Plaza de la Paja, s/n – Metro La Latina) con las Hermanitas del Cordero, es el siguiente:

- Lunes y miércoles: 18,30 horas Adoración Eucarística, y 19,30 horas Eucaristía
- Martes, jueves y viernes: 12,30 horas Oficio del mediodía, 18,30 horas Adoración Eucarística y 19,30 horas Eucaristía
- Sábado: 12,30 horas Eucaristía. Y “Sábado de puertas abiertas” con comida compartida después de la Eucaristía, para conocer mejor a la Comunidad. A las 20,00 horas, Vigilia de Oración
- Domingo: 12,30 horas Eucaristía, y 19,00 horas Vísperas y Adoración Eucarística hasta las 20,30 horas.