Javier Cuevas, Vicario Episcopal de la Vicaría Noroeste, ha dirigido una carta -a los miembros de los Consejos de pastoral y de economía de las parroquias y arciprestazgos de su Vicaría, así como a los Agentes de Pastoral en materia de familia, catequesis, liturgia, acción social y educación, y a los cristianos sensibles a la tarea evangelizadora pertenecientes a movimientos y a parroquias de la Vicaría VIII-, con la finalidad de invitarles a participar del Encuentro-Mesa Redonda "La vida del seglar en la caridad, en la educación y en la economía" .
La Mesa Redonda se desarrollará este sábado, 7 de febrero, de 11,00 a 13,30 horas, en las instalaciones de la parroquia Santa María Micaela (c/ General Yagüe, 23). Contará con las aportaciones de Adela González Gallego (del área de Comunicación de Manos Unidas), Francisco Ayuga Téllez (catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid y perteneciente a la Acción Católica) y Enrique Pacheco Martínez (empresario vinculado al movimiento de los Focolares).
En su carta, Javier Cuevas recuerda que el Plan Pastoral de la Archidiócesis, titulado "Somos Iglesia en Misión" señala que: "cada parroquia, asociación, movimiento, familia religiosa y realidad eclesial está llamada a profundizar su pertenencia a la comunidad diocesana como ámbito en el que todos los dones y responsabilidades concurren a la única misión de la Iglesia" y exhorta a participar en la Mesa Redonda que organiza con el responsable de Apostolado Seglar de la Vicaría, Antonio González Carballo.
Para el Vicario Episcopal, es importante tener en cuenta que el Papa Francisco nos invita en la Exhortación Apostólica "Evangelii Gaudium" a "la Nueva Evangelización para la trasmisión de la Fe" y esa invitación "es un apelo a todos y cada uno. También a los agentes de evangelización, que en realidad somos todos".
Este sábado, 31 de enero, la Catedral de Santa María la Real de la Almudena acogió a la gran Familia Salesiana en Madrid para celebrar con una Misa la festividad litúrgica de su fundador, Don Bosco, en el año del Bicentenario de su nacimiento. La Eucaristía estuvo presidida por Mons. Carlos Osoro Sierra, Arzobispo de Madrid, y concelebrada por sacerdotes salesianos.
En su homilía, Mons. Osoro recordó que “Don Bosco había sido y sigue siendo, a través de su gran Familia Salesiana, padre y maestro de los jóvenes. Él se dejó guiar por la Santísima Virgen María en esa advocación entrañable de María Auxiliadora, trabajó con entrega infatigable por el bien de la Iglesia, por la búsqueda de los jóvenes, y suscitó en la Iglesia una caridad que nos sigue impulsando a todos a trabajar por los jóvenes y con los jóvenes. Qué gracia y qué maravilla llegó a la Iglesia a través de don Bosco: una experiencia original, significativa, humilde pero gozosa, que comienza por iniciativa de Dios en la persona de Don Bosco, y que continúa en la Iglesia a través de su Familia Salesiana, de sus hijos e hijas, siempre unidos a la Virgen María, a María Auxiliadora”.
“Quisiera, dijo, acercar a vuestra vida tres cosas: la primera, que Don Bosco buscó a los jóvenes; en segundo lugar, que Don Bosco también vivió la salida al mundo para anunciar la alegría del Evangelio a los jóvenes. Y, en tercer lugar, que Don Bosco puso en el centro a los niños y a los jóvenes, haciendo vida en su vida el Evangelio”.
Calificó de significativa la presencia Salesiana en la Catedral, “porque representa la acogida del carisma de Don Bosco, necesario para que esta Iglesia que camina en Madrid tenga la vitalidad en medio del mundo joven, la que el Señor ha querido entregar a través de Don Bosco y de su Familia Salesiana. Don Bosco, afirmó, tuvo la llamada del Señor, singular y especial -significativa en su tiempo y significativa hoy, en este momento de la historia que vivimos- de buscar a los jóvenes, de seguir su rastro y sus huellas, y ayudarles a crecer, liberarles de todo aquello que les puede impedir el crecimiento y el desarrollo total del ser humano”. “Dios, añadió, busca a los jóvenes a través de la Familia Salesiana hoy, en estos momentos. Es impresionante la originalidad, el encuentro con Jesucristo, donde Don Bosco se descubre como enviado a llevarles la noticia y la alegría del Evangelio a los jóvenes”. Para Mons. Osoro, Don Bosco “ve en los jóvenes y en los niños al Jesús niño, al Jesús joven, al Jesús adolescente, al Jesús en la vida oculta, al Jesús obediente, al Jesús que es buen samaritano, al Jesús que bendice a los niños que reúnen a los discípulos, al Jesús que manifiesta permanentemente el amor misericordioso que es capaz de extraer de cualquier situación de mal un bien. Él busca que ese modo de vivir de Jesús sea el modo de vivir de él mismo, y de toda su Familia Salesiana”. Por eso, prosiguió, este bicentenario “es una llamada singular y especial que el Señor nos hace para ver que Don Bosco sigue buscando a los jóvenes”.
En segundo lugar, apuntó, “Don Bosco sigue queriendo llevar la alegría del Evangelio a los jóvenes... Él llevó la alegría del Evangelio a muchachos que estaban en la tristeza, solos, desorientados, explotados… Él recogió este reto que nos hace el Señor a todos: llevad la alegría del Evangelio, salid al mundo… Hagamos lo que el Papa Francisco nos dice: una salida misionera”, invitó. “Don Bosco buscaba la alegría en todos los jóvenes que encontró, y era el gancho que él tenía para hacerles ver que eran imagen y semejanza de Dios. Hacérselo ver con su entrega, con su amor, con su servicio, con su interés, con la gracia que Dios le había dado para acercarse a los jóvenes… Este hombre de Dios ha querido que su familia sean también hombres y mujeres de Dios que salgan al mundo y busquen a los jóvenes y a los niños, que busquen lo verdadero, lo noble, lo justo, lo amable, la virtud o el mérito que hay en ellos, que entreguen la alegría del Evangelio, que vivan permanentemente en una salida misionera”.
San Juan Bosco, señaló, “quiere presentar a toda la Familia Salesiana, en este bicentenario, como inspiradora de un humanismo que Él descubrió junto a Jesucristo, de una manera singular, y también de la metodología para vivir el humanismo con una acogida expresada por la caridad, es decir, con el amor mismo de Jesucristo; un humanismo que manifiesta la confianza en el hombre, en los jóvenes, en quien ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y es objeto de su amor, y está llamado a la perfección. El humanismo que Don Bosco acoge nace de una experiencia profunda con Nuestro Señor Jesucristo, y lleva a valorizar todo lo positivo que radica en las personas, en la realidades creadas, en los acontecimientos de la historia, a captar los valores presentes en el mundo, muy especialmente si estos valores agradan a los jóvenes, para arraigarlos en una cultura que desarrolle al ser humano en su plenitud”. Don Bosco, advirtió, “supo estimular a los jóvenes al bien y a no dejarse hundir por el mal… Saliendo al mundo en misión, a llevar la alegría del Evangelio, y hoy a través de vosotros lo sigue haciendo”.
En tercer lugar, Mons. Osoro explicó que Don Bosco puso “en el centro al niño y al pobre. Quién es el más importante en el Reino de los cielos: aquel que inicia la vida”. “Dejemos que el Señor nos haga las mismas preguntas que hizo a Don Bosco… La primacía de Dios fue el punto de apoyo de Don Bosco, la razón de su existencia y de la obra que realiza, y que vosotros seguís teniendo. Don Bosco sabe que él había sido llamado a ser testigo del amor de Dios en medio de los niños y de los jóvenes”.
Vivir la cultura del encuentro Para Mons. Osoro, “estamos viviendo” el “inicio de una nueva época histórica. En este giro histórico, el Papa Francisco nos ha invitado a escuchar el grito de los jóvenes, y a vivir en la cultura del encuentro, del diálogo, encarnando una espiritualidad misionera que es la que nos ha entregado Nuestro Señor Jesucristo. Esto quiso hacer Don Bosco, y fue llamado para hacerlo con los jóvenes y con los niños, buscando a los jóvenes, saliendo y llevando la alegría del Evangelio, poniendo en el centro a los jóvenes y a los niños”.
Manifestó su gratitud “a la Familia Salesiana por su actividad educativa y pastoral, en sintonía con lo que personalmente quiero y deseo para todos los jóvenes: es un servicio incisivo y cualificado en favor de los jóvenes, en todos los ambientes donde estén, especialmente preocupados por aquellos que quizá viven en las periferias más profundas, en todos los niveles de la vida”. “Ponéis vuestra propuesta pastoral y pedagógica al servicio de la iglesia para la transformación del mundo. El sistema preventivo es una propuesta de evangelización juvenil y una verdadera experiencia espiritual. Regaládnosla a la Iglesia”, exhortó.
“El Señor nos vuelve a decir que nos acerquemos a los jóvenes, que les deis confianza, que los acompañéis en su asentimiento de fe, que los ayudéis, que los escuchéis, que deis testimonio con el don de vuestra vida y entrega incondicional, la misma que tuvo Don Bosco con los jóvenes”, aseguró. Por ello, concluyó exhortando a los miembros de la Familia Salesiana: “no olvidéis un nuevo areópago de los tiempos modernos, un nuevo patio, un nuevo oratorio, que requiere nuestra presencia y formas nuevas de evangelización y de información: me refiero al mundo digital. Entrad en él también, llevando la palabra de Dios. Haced en el patio del oratorio de este mundo una evangelización de los jóvenes. Y que este encuentro con el Señor sea de las mismas dimensiones del que tuvo Don Bosco, ese encuentro con Jesucristo de la mano de María Auxiliadora”.
La Iglesia de Santa María Micaela y San Enrique (c/General Yagüe, 23) acogió este viernes, 30 de enero, la celebración de la Ultreya Diocesana de Cursillos de Cristiandad. Presidida por el arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, el prelado comenzó su homilía afirmando que “es una bendición podernos reunir aquí, esta noche, para celebrar la Eucaristía, para escuchar a Jesucristo y acoger su Palabra en nuestra vida y en nuestro corazón. ¡Qué maravilla es poder volver a Jesucristo permanentemente!”, aseguró. “La Eucaristía, nos dice el Concilio Vaticano II, es el culmen de la vida cristiana, y siempre que volvemos a la Eucaristía volvemos a dejarnos iluminar por el rostro de Nuestro Señor Jesucristo, y a experimentar lo que, quizá en los momentos más importantes de nuestra vida, hemos experimentado en el encuentro con Él”.
En alusión al Movimiento de Cursillos, dijo que “hace el primer anuncio el día en que alguien queda tocado por Nuestro Señor, porque lo escucha en lo más profundo de su corazón”. En ese momento, explicó, “ciertamente, cambia su vida y la pone en otra dirección. Estoy seguro, añadió, que el encuentro con el Señor os ha hecho asumir la dirección y el compromiso de vuestra vida de una manera singular. Por eso, es bueno que el Señor nos invite a recordar aquellos primeros días de encuentro con Él, cuando descubríamos que es Él quien salva”.
“El Señor, señaló, nos regala tres dimensiones de nuestra existencia: en primer lugar, nos dice que somos ciudadanos del reino: el reino de la paz, de la justicia, de la verdad, de la vida… El reino que se ha manifestado en el rostro de Cristo. ¡Cristo es el Reino! Nos lo da a conocer, lo ha metido en este mundo y en nuestro corazón en la medida en que nos dejamos invadir por Él”. “Es una maravilla, prosiguió, terminar el día hoy escuchando del Señor que somos ciudadanos del reino”. “En segundo lugar, somos ciudadanos de un reino que crece no por nuestras fuerzas sino con la fuerte colaboración de Dios. Es una maravilla: lo único que tenemos que hacer es prestar nuestra vida al Señor. Él hace todo. Nosotros tenemos que ser transparencia de Él. Somos ciudadanos de un reino que crece con la gracia. Una vez que tenemos la vida del Señor hay que darla, salir a entregarla, hacernos presentes en el mundo para hacer descubrir a los hombres que si nos dejamos de verdad ser esa transparencia de Cristo, el reino crece, crece la verdad”. “Qué maravilla que el Señor se acerque para decirnos: este reino del que sois ciudadanos crece si vivís mi vida, y el mundo va a cambiar”, afirmó. Para que este Reino crezca con la gracia, continuó, “se necesitan hombres y mujeres de fe. Somos hombres y mujeres de fe que marchan, que anuncian a Jesucristo no solamente con palabras, sino con su propia vida. Por tanto, somos ciudadanos de un reino que crece con la gracia, pero hombres y mujeres valientes, que no se esconden, que dan la cara, que muestran el rostro amable, que es el único que tiene Dios… Jesús nos hace valientes: con Él somos capaces de todo. Él cuenta con todos nosotros”, concluyó.
Durante la Ultreya Diocesana tuvo lugar una acción de gracias por los frutos recibidos durante toda la vida de Cursillos de Cristiandad, que celebrará del 19 al 22 de febrero el Cursillo nº 1.000 de la Diócesis de Madrid. Por eso, Mons. Osoro bendijo y participó en el envío del equipo de hombres al que se le ha encomendado la misión de participar y estar al servicio de los demás en este Cursillo que se clausurará el 22 de febrero en la Casa de Espiritualidad de las Rosas (Collado Villalba).
Cursillos de Cristiandad es un movimiento eclesial de difusión mundial, presente en los cinco continentes, que actúa en el interior de la Iglesia Católica, y participa activamente en la gran misión del anuncio de la Buena Nueva del Evangelio a través de un método propio kerygmático. La característica del Movimiento de Cursillos es principalmente la de compartir una fe vivida para difundirla.
Ha sido convocada la VI edición del Premio Internacional de Música Sacra Fernando Rielo, que se celebrará en Madrid en el mes de octubre.
El extracto de las Bases del mismo es el siguiente:
1.- El Certamen está abierto a compositores de cualquier país, sin límite de edad.
2.- Las obras presentadas al premio deberán estar escritas para coro mixto y orquesta de cámara, con una plantilla mínima de orquesta de cuerda: 5 violines I, 4 violines II, 3 violas, 2 violoncellos y 1 contrabajo. A la mencionada orquesta puede añadirse libremente: 1 flauta, 1 oboe, 1 clarinete, 1 fagot, 1 trompa, 1 trompeta y 1 trombón.
3.- El texto a musicalizar es el Avemaría, con una variante en la segunda parte, que es aportación de Fernando Rielo, y la exaltación a la Stma. Trinidad. En castellano: Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores para que seamos santos. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo; en latín: Ave Maria, gratia plena, Dominus tecum; benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, ut sancti simus. Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto; o en su correspondiente traducción en el idioma escogido por el compositor.
4- La partitura presentada, de una duración entre 6 y 10 minutos, debe ser: original, inédita, no interpretada en público, claramente legible y en papel. Los concursantes deberán enviar 5 ejemplares de la misma.
5.- Con el fin de asegurar el total anonimato del concursante, en el encabezamiento de la partitura figurará el lema claramente legible. Estará acompañada de un sobre cerrado, identificado externamente con el mismo lema, que contendrá los datos del participante: nombre, fecha de nacimiento, nacionalidad, dirección postal, teléfono de contacto, correo electrónico, curriculum vitæ y fotografía actual. Cualquier indicación que revele la identidad del compositor conllevará la descalificación de la obra.
6.- La inscripción al Premio es gratuita. El 30 de abril de 2015 es la fecha máxima de recepción de las partituras y el sobre cerrado que deberán ser enviados a la Sede del Certamen.
Para más información o solicitud de Bases:
Fundación Fernando Rielo Teléfono: +34 91 575 40 91 Email: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.