Madrid

El Arzobispo de Madrid afirma que “el primer defensor de la mujer es Cristo”

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La Casa de Ejercicios San José, de El Escorial, acogió este fin de semana la celebración del II Foro Internacional de la mujer, organizado por la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA) con el lema “Mujer, responsable de la civilización del amor y de la vida”.

La Misa de clausura del Congreso, ayer domingo, fue presidida por el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, quien comentó que “le había tocado la gracia” de estar como Arzobispo en el I Foro celebrado en Valencia y también de asistir a este II Foro Internacional “siendo arzobispo de Madrid”.

En su homilía, recordó que “el primer defensor de la mujer es Jesucristo. Esto, dicho en este Foro, es muy importante. Lo decimos con datos y realidades”, aseguró, al tiempo que señalaba que “para poder vivir esto, hay que pasar de la lógica del poder a la lógica del amor humano” que “nos describe Dios mismo”.

“El lema que os ha reunido”, ‘Mujer, responsable de la civilización del amor y de la vida’, apuntó, “ha sido el hilo conductor de todas las conferencias. Habéis dicho cosas preciosas: el primer defensor de la mujer es Cristo. Es cierto que la lógica del poder distorsiona la figura de la mujer y del amor, de lo que es el amor. Es cierto que habéis visto el valor que tiene la maternidad, y habéis descubierto que el amor es un don”. Por eso, dijo, “creo que para todos los que habéis participado aquí, este momento es una gracia. Y os pediría algo que está pidiendo el Papa Francisco: que nos dejemos marcar por la alegría. Pero no por una alegría cualquiera, sino por la alegría que viene de Jesucristo. La Virgen María se dejó marcar por esta alegría: ‘Alégrate, llena de gracia’ fue el primer saludo que le dio Dios a la Virgen… Alégrate, entra en esta lógica que te pido”, añadió. En este sentido, explicó que “Julián Marías, cuando habla de lo que es el ser humano, dice que hay dos paginas bíblicas que es necesario tener en cuenta para entender lo que es la persona” y “la define como creatura amorosa. Es creatura” porque “Dios creó al hombre a imagen y semejanza de Dios mismo. Y, cuando en la carta de San Juan, el apóstol quiere decirnos quién es Dios, nos dice que Dios es amor”. Por tanto, “si el ser humano es creatura amorosa, es imagen y semejanza de Dios. Y si Dios es amor, el ser humano es amor. Es un amor que Dios mismo le ha regalado, es un don. El ser humano es amor, como Dios mismo es amor. Y si somos imagen y semejanza, hemos de ejercer según lo que en verdad somos”.

Dirigiéndose a los presentes, señaló que “en la Iglesia de Madrid tenéis siempre sitio y lugar. Este es un lugar y una iglesia tremendamente abierta a todos: no pone fronteras a nadie, porque es una gran ciudad hecha por gente venida de todos los lugares y que abre sus puertas para engrandecer la ciudad. Esto que hace Madrid con todos vamos a hacerlo nosotros con este Dios que engrandece nuestra vida cuando entramos en la lógica del amor humano, que Él ha puesto en lo más profundo de nuestro corazón. Si la bendita entre las mujeres fue María, hoy hemos de decir, aplicándolo a todas las mujeres, que precisamente son benditas también porque el Señor les ha dicho: Alégrate, vive del río de la alegría que nace de esa gran noticia que es saber que somos amor y que tenemos que difundir ese amor que Dios ha puesto en nuestro corazón”, concluyó.

Monseñor Carlos Osoro: “Jesús siempre está a nuestro lado”

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Este fin de semana se ha desarrollado la I edición de la ‘Lorenzada’ o peregrinación con juveniles –chavales de 12 a 16 años- a San Lorenzo de El Escorial organizada por la Delegación de Juventud con el lema "Está ahí y te llama". La marcha comenzó este sábado, 18 de abril, con una Eucaristía de envío a los peregrinos en la Parroquia de la Santísima Trinidad, de Villalba, presidida por el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro.

En su homilía, el prelado madrileño comentó el Evangelio proclamado durante la celebración, explicando que “para hacer el recorrido que iban hacer los apóstoles, podemos ir solos, sin capitán. Y a veces estamos a la deriva, porque no sabemos por dónde caminar”, aunque también “podemos ir con capitán, con alguien que nos diga por dónde tenemos que ir, por dónde tenemos que remar, qué dirección tenemos que tomar”. En la barca, apuntó, “cuando no iba Jesús con los apóstoles, había oscuridad, no había claridad, no sabían dónde ir… surgió una tormenta, muchas dificultades… Es lo que nos pasa a nosotros. Cualquier ser humano es siempre un peregrino: caminamos por la vida y podemos ir por nuestra cuenta”. “Este lugar al que vais a ir, añadió, muchos lo conocéis. Pero si trajésemos a otros que no lo conocen, estarían perdidos”. Por lo tanto, aseguró, “necesitamos que alguien nos dirija. Por eso hacéis esta peregrinación, sabiendo que quien nos dirige y entrega metas, quien hace que desaparezcan las borrascas, quien entrega vida, es Jesús. En esta peregrinación, el Señor nos dice: no vais solos. Jesús va con vosotros. Jesús siempre está a nuestro lado, nos da la mano. Cuando a Jesús le metemos en nuestra vida, en esta barca, todo es distinto”.

Para Mons. Osoro, “es muy importante tener a Jesús dentro de nuestra vida. Por eso, en esta peregrinación, en la que os lo vais a pasar muy bien, tenéis que aprovechar para encontraros con Jesús. Vais con muchos sacerdotes, y tendréis oportunidad de confesaros con ellos, de poneros a bien con el Señor… Esta peregrinación tiene una única meta: encontrarnos con Jesús. Lo fundamental es que os deis cuenta de que estáis haciendo un camino, una Lorenzada, y si la hacéis bien, en la siguiente se apuntará mucha más gente”.

“El Evangelio está claro, y está aquí”, aseguró. “Una barca, mucha gente, van a peregrinar, se pone en marcha la barca, podemos ir solos o podemos dejar que Jesús entre en la barca. Si vamos solos, noche, borrasca; si dejamos entrar a Jesús, día”. “Jesús, prosiguió, se hará presente dentro de un momento, en un trozo de pan y en un poco de vino; el mismo Jesús que nació de la Virgen, que se hizo hombre, que se hizo niño, que ha resucitado, se va a hacer presente aquí, y os acompaña en esta Lorenzada. Llevadle, dadle la mano, y estad contentos. Es Dios mismo quien os acompaña”. “Acojamos en nuestra barca a Jesús. Vamos a meterle en nuestra vida y a caminar con Él”, concluyó.

Entrar “en el río de la alegría misionera”

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El pasado viernes, se celebró el acto de Clausura del curso del Colegio Mayor Universitario Juan XXIII Roncalli (Av. Ramiro de Maeztu, 3). Durante el mismo, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, impartió la Lección Magistral.

En su intervención, señaló que en su último libro recoge escritos de estos últimos dos años, publicados al llegar a Madrid con el titulo ‘Pasión por evangelizar’. En él, dijo, “hay unas páginas que dedico a hablar de la enfermedad más grave que acontece al ser humano en estos momentos y que llamo la enfermedad de las tres ‘d’: el desdibujamiento, la desesperanza y la desorientación”. El desdibujamiento, explicó, “es que el ser humano hoy padece una crisis: no sabe quién es, no sabe el dibujo que tiene. El filósofo Julián Marías, un hombre que pensó en el ser humano y que supo decir quién era, nos decía que no había encontrado el dibujo más que en dos textos bíblicos”, llegando a la conclusión de que el hombre es “creatura amorosa de Dios”. La otra ‘d’, prosiguió, es la desesperanza: “desilusión que marca la existencia de tanta gente, con falta de gozo pleno, de alegría, de algo que devuelva el sentido profundo que tiene la vida”. Y la tercera ‘d’ “es la desorientación”. “El ser humano no está en este mundo como peregrino, sino como vagabundo: no sabe a dónde ir, le da igual estar en un sitio que en otro. Esta es una enfermedad grave”, aseguró.

Por eso, invitó a los presentes “a entrar en este río de la alegría”. “No una alegría para uno mismo, insistió, sino misionera, que hace salir de sí mismo e ir a la búsqueda del otro”, porque, a su juicio, “si alguien ha acogido el sentido profundo que tiene la vida, no puede contener el deseo de comunicar la salud que produce, la eliminación de esta enfermedad”.

En este sentido, recordó que “el Papa Francisco subraya que el encuentro con Cristo no es el camino del ensimismamiento de uno mismo, no es un camino de mirar hacia dentro”, advirtiendo que “no os invito a un camino intimista. Quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar el bien del otro”. Y, es que, “la vida se acrecienta dándola, y se debilita en el aislamiento y la comodidad; de hecho, los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás”.

Por eso, apuntó, “urge una permanente entrada en este río de la alegría. Y os invito a que entréis en la alegría que produce el encuentro con el Señor, un encuentro con los demás, y a curar las heridas que descubrimos en ellos... El encuentro con el Señor no es para tener cara de funeral… lo describe muy bien el Papa Pablo VI: ojalá que el mundo actual pueda recibir la buena noticia, no a través de evangelizadores tristes o desalentados, sino a través de hombres y mujeres que irradien el fervor de quienes han recibido en sí mismos la alegría, la sanación que produce en la existencia el acoger a Jesucristo”.

Advirtió que “en la vida se puede vivir desde dos lógicas: desde la humana” y desde “otra lógica, que no es la de los hombres” sino que “viene de Dios”. En este sentido, hizo alusión al pasaje evangélico de la multiplicación de los panes y los peces, para asegurar que “quien entra en la lógica de Jesús” lo hace “en una lógica que cambia su corazón y comparte todo lo que tiene, y no le importa perder lo suyo por los demás. Es la lógica que es capaz de realizar la cultura del encuentro, que elimina el descarte, que debe hacer ver la riada de la alegría”.

“Entrar en el rio de la alegría, añadió, es comenzar a ver horizontes nuevos, que hacen descubrir que los demás son hermanos, iguales en dignidad, que hay que buscar la dignidad absoluta y total que tienen los demás, y no solamente lo mío propio… Este es el cambio que necesitamos en esta tierra, la cultura que necesitamos hacer. Un universitario busca siempre la verdad. Y la verdad también nos puede iluminar, en la vida, este encuentro con Jesucristo, para entrar en este rio de la alegría”.

“Os invito a que probéis, a que tengáis el atrevimiento de dejaros encontrar por vuestro Señor”, exhortó. porque “puede sucedernos que tengamos que decir: lo único que sé es que antes estaba en desaliento, no sabía qué dibujo tenía en mi vida, no era peregrino, y sin embargo ahora tengo dibujo, aliento, alegría, metas, recorrido y, además, tengo todo esto para todos los que me encuentro por el camino, sin excepción”.

El prelado madrileño confesó que era consciente de lo que supone “entrar por ríos que no dan alegría y entrar por ríos en los que se encuentra esa alegría”. “Os he acercado un río en donde yo encontré esa alegría, y conmigo la han encontrado muchos. Estoy dispuesto a ayudaros a entrar en este río. Y sé que, si entráis, vais a estar muy a gusto. No es propaganda, es verdad”, concluyó.

Concierto en la Parroquia de San Cayetano

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La Parroquia de San Cayetano (c/Embajadores, 15) acogerá un concierto esta tarde. A partir de las 19,30 horas se podrá escuchar al Coro de la Berkley High School, de gira por Europa.

Considerada como la Sala de Conciertos de la Casa Real desde el siglo XVIII, esta Parroquia destaca por su buena acústica. Y acoge todos los años conciertos patrocinados por universidades de Estados Unidos y del Reino Unido.