Madrid

Recuperar las tradiciones

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Durante los últimos 100 años se han producido cambios enormes en la historia y en las tradiciones. Los cambios socioeconómicos han ocasionado la pérdida de tradiciones, como es la cestería, pero en estos momentos que estamos viviendo, es necesario rescatar estas tradiciones.

Por ello dentro del proyecto de apoyo a las familias, en la zona norte de la diócesis de Madrid, en concreto en Buitrago, se ha realizado un taller de cestería.

Las voluntarias del centro ofrecen su tiempo conocimientos, destrezas y favorecen el ambiente de cordialidad entre las participantes, que son de diferentes culturas, donde se pretende que se aprendan las técnicas de entrelazado de fibras vegetales como es el mimbre.

Los participantes ha podido conocer que el mimbre es una fibra vegetal que se obtiene entre otras plantas del sauce, y el ser humano lo ha usado desde antaño, por ejemplo en cestería, una de las artes más antiguas. Las ramitas de sauce fresco son flexibles y difíciles de romper y constituyen un excelente material para la elaboración de cestas. Además del sauce, hoy en día se utilizan otra clase de arbustos, como por ejemplo el llamado roten. Dicha fibra se obtiene de una planta trepadora que crece en la zona oriental de la India.

En los relatos de las primeras civilizaciones, el mimbre parece en pictogramas y trazas. En Egipto por, ejemplo durante el reinado de Ramsés II, la Biblia cita que Moisés fue rescatado de las aguas del Nilo en una cesta. En la ciudad de Ur se han encontrado sarcófagos hechos de mimbre de más 5.000 años de antigüedad.

La fama de la cestería pasó de Egipto a la antigua Roma, con gran éxito. Los romanos comenzaron a efectuar plantaciones de sauces con vistas a la fabricación de las cestas necesarias para el comercio de la época. Durante muchos siglos las cestas han constituido el único sistema para transportar los productos de compraventa entre los pueblos.

“Recordar a nuestros misioneros es motivo de gran alegría para quienes sabemos que, gracias a ellos, en muchos sitios Jesús es conocido y así amado”

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Ayer, solemnidad de la Ascensión del Señor, se celebró la Jornada Diocesana de los Misioneros Madrileños. Con este motivo, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, ha dirigido una carta a sus diocesanos en la que les recuerda que “haciendo el camino de la Pascua, el Señor va poniendo siempre motivos para mantener la alegría y el deseo de permanecer cerca de Jesús. La Pascua es tiempo de gracia, y lo es de modo particular porque nos da las motivaciones que el corazón necesita de vivir con alegría nuestra fe”. Y “un motivo añadido para mantener la alegría de quienes formamos parte de la familia cristiana que peregrina en la Diócesis de Madrid, es la celebración del día misionero madrileño. En nuestra Diócesis se une este recuerdo al momento en el que el Señor Jesús, estando con sus Apóstoles, les envía a predicar la Buena Nueva a todas las gentes: Id por todo el mundo y enseñad todo lo que habéis visto y oído. Sí, recordar a nuestros misioneros es motivo de gran alegría para quienes sabemos que gracias a ellos en muchos sitios, Jesús es conocido y así amado. Nos da alegría tenerles presentes en nuestra oración, en nuestra vida parroquial […] y en nuestro corazón”.

En alusión al lema de este año, Nuestra Diócesis, con sus religiosos misioneros, explica que ha sido elegido atendiendo la petición del Papa Francisco de “que este año tuviéramos en cuenta de modo muy particular la vida consagrada”. Así, “nos unimos al deseo del Papa y, a la vez, hacemos un homenaje sencillo a quienes participan de esa doble vocación, la de la vida consagrada y la misionera”.

Recuerda que “nuestra Diócesis tiene más de trescientos setenta y cinco misioneros religiosos, a los que habría que añadir tantos misioneros sacerdotes y seglares. Las Congregaciones religiosas hacen un gran esfuerzo enviando a sus miembros a tierras de misión, y los pueblos y ciudades que les reciben descubren la belleza de una vida dedicada por completo a Dios, a su servicio, a la extensión de su Reino. Es una gran alegría poder contar con ellos”.

“La evangelización necesita de hombres y mujeres que, dejándolo todo, entreguen su corazón y su alma al Señor. Consagrados que se entregan a la evangelización mostrando a los hombres entre los que viven que sólo Dios basta. Su vida es testimonio de vida eterna. Su servicio es la prolongación de las manos y el corazón de Dios que sana, alimenta, fortalece, anima y ama al hombre, especialmente al más desfavorecido y abandonado”, afirma. “Por eso nuestra oración […] tiene un doble sentido. Por un lado, es una oración de acción de gracias al Señor por la vida consagrada de los que están en la misión. Por otro lado, nuestra oración es también de petición. Pedimos al Dueño de la mies que envíe operarios a su mies”.

Concluye manifestando su deseo de “1ue la Virgen de la Almudena nos ayude a continuar con la tarea preciosa de dar a conocer a todos los hombres la salvación del Señor Jesús”.

Monseñor Carlos Osoro: “La única misión de la Iglesia es dar a conocer a todos los hombres a Jesucristo”

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La Catedral de Santa María la Real de la Almudena acogió ayer domingo, fiesta de la Ascensión, una solemne celebración de la Eucaristía presidida por el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, con motivo de la Jornada ‘Madrid con sus Misioneros’. Convocada por el Consejo de Misiones con el lema ‘Nuestra diócesis, con sus religiosos misioneros’, durante la Misa el prelado madrileño realizó el envío de los misioneros que este año se van a tierras lejanas.

En su homilía, habló de este envío, señalando que “entregamos la misión para salir de nuestras propias fronteras e ir a otros lugares a anunciar a Jesucristo. Y lo hacemos aquí mismo, en la Catedral, signo de comunión, donde se manifiesta más claramente que para un cristiano la referencia siempre es Jesucristo”.

“Cada uno de los que estáis aquí y marcháis a la misión”, dijo, “os habéis encontrado con el Señor en una institución, familia de vida consagrada o grupo de laicos, comunidades […]. Pero vuestra presencia aquí manifiesta que la misión a la que vais es a servir a la Iglesia, cuya única misión es dar a conocer a todos los hombres a Jesucristo”.

Hoy, afirmó, “el Señor nos regala un mandato, nos hace vivir un acontecimiento como algo esencial en nuestra vida, y nos envía a una misión. Mandato, acontecimiento y misión”, tres ideas que desarrolló a continuación. Así, explicó que “el mandato es: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. Los discípulos de Jesús no tenemos un coto cerrado para nosotros, sino que el Señor nos ha dado el mundo entero, quiere que mostremos a los hombres que somos hermanos porque somos hijos de Dios. Él nos envía a anunciar a todos los hombres que la buena noticia es Jesucristo, y nos lleva a entregar la alegría que renueva al ser humano, que es Jesucristo mismo”. “El Señor –prosiguió- nos dice que nos desarmemos de nuestros intereses personales, que solamente nos interese Cristo. […] El Señor nos regala un entusiasmo especial, que solo se puede vivir desde el Señor. Con Él, desde Él y en Él salimos por el mundo a anunciar el Evangelio. Tenemos que dejarnos encontrar por Él”, aseguró. En nuestra vida, continuó, “siempre aparecerán intereses personales, pero Dios nunca se cansa de perdonarnos, de hacer que volvamos la mirada hacia Él y de lanzarnos a anunciar a Jesucristo. Nadie puede quitarnos la dignidad de ser discípulos de Cristo, de haber llegado a esa plenitud que alcanza el ser humano cuando conoce al Señor y sabe que no vive para sí mismo. En este día de la Ascensión, visibilizamos este mandato de salir de nosotros mismos, de esa salida misionera que tiene que hacer la Iglesia, como nos recuerda permanentemente el Papa Francisco, para que marchemos a anunciar a Jesucristo”, afirmó.

En segundo lugar, “el Señor nos hace experimentar un acontecimiento: la dulce y confortadora alegría de anunciar a Jesucristo, de evangelizar. Nos hace experimentar la dulce propuesta de vivir un ideal siempre superior: la eterna novedad que es Jesucristo, decírselo a los hombres. Él nos invita a estar en la tierra pero con su vida, a pasear por este mundo con su vida, a su manera, entregando la noticia del Evangelio”. Por eso, manifestó su deseo de que “el Señor os dé Espíritu de sabiduría para conocer a Jesucristo siempre, para que vuestros ojos y vuestro corazón estén iluminados con las medidas del Señor, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que nos llama, qué herencia tenemos y qué tenemos que regalar a los hombres”. “Anunciamos y vamos en nombre de Cristo que ha resucitado, que es fuerza para vosotros, para salir y anunciar el Evangelio, y es fuerza para todos los hombres. Un acontecimiento: Cristo resucitado”, puntualizó.

En tercer lugar, apuntó, el Señor nos regala una misión: “Pregonar el Evangelio en todas partes”. “Nos convoca a todos a pregonar en los ámbitos ordinarios, con las personas bautizadas que no tienen una pertenencia eclesial y cordial a la Iglesia, no experimentan el consuelo de la fe, están a veces alejados. Nos convoca a la misión ahí, pero también junto a aquellos que no conocen a Cristo o que siempre lo han rechazado. Y nos convoca a la misión. Y la tarea primordial de la Iglesia es la actividad misionera”, aseguró. En este sentido, recordó que el Papa Francisco, en la Evangelii Gaudium, “nos dice que el mayor desafío siempre es la actividad misionera, salir, dar a conocer a Jesucristo. La salida misionera es el paradigma de toda la obra de la Iglesia. Por eso, el Papa nos invita a una reforma de la Iglesia, la que quiso nuestro Señor”. Reconoció que “puede haber muchas tentaciones” como “ir solamente a los que son iguales. No: hay que ir a todos, entregar nuestra forma de vivir la fe, no, las de la Iglesia. Es importante que salgamos y hagamos la inclusión de los pobres, de los que más necesitan, de los que más ignorancia tienen, que nos acerquemos a sus vidas, que dialoguemos con ellos, y que lo hagamos desde motivaciones espirituales. El Papa Francisco nos invita a una conversión, a hacer una pastoral de conversión. Sí, a mirar permanentemente a Jesucristo. No bastan reformas externas”, aseguró.

Confesó que “es una alegría para la Iglesia que camina en Madrid, en este día, que un grupo de misioneros y misioneras salgáis a anunciar el Evangelio en otras latitudes de la tierra, y que salgáis haciendo verdad lo que el Señor nos dice: Os doy un mandato. Vivid desde el acontecimiento, que es la Resurrección de Cristo, el triunfo de Cristo, que es vuestro triunfo y es el que tenemos que regalar. Y vivid en la misión, porque la misión, la salida misionera, es el paradigma de toda obra que ha encomendado Jesucristo a la Iglesia”, afirmó.

“El que ha ascendido viene junto a nosotros. Viene a nuestra vida para que descubramos que solo viviendo de Él y desde Él podemos hacer la misión. Viene junto a nosotros para mostrarnos que no nos ha dejado solos, como una piedra tirada. Él nos acompaña, vamos con su vida y queremos regalar su amor. Encontrémonos hoy con nuestro Señor Jesucristo que ascendió y que nos ha elevado a nosotros, pero que nos mantiene elevados a su vida en este mundo para darle a conocer a Él”, concluyó.

Misioneros
En esta celebración se han enviado a misiones 2 sacerdotes, 3 religiosos, 2 religiosas, una seglar y 10 familias, con 30 hijos en total.

Los sacerdotes son Gregorio Pérez Santana, sacerdote de la diócesis de Madrid enviado a Kazajistán, y Jorge López Nieto, sacerdote del Camino Neocatecumenal, a Jamaica. Los religiosos, Manu Osa, misionero de África, ha sido enviado a Burkina Faso, Fernando Herranz Muelas, misionero del Espíritu Santo, a Paraguay, y Francisco Marín Clemnent, misionero javeriano, a Japón. Maite Oiartzun Baraigar, misionera de Nuestra Señora de África, viajará a Burundi, y María Ángeles Martín Restoy, Misionera Cruzada de la Iglesia, a Brasil. Ana María Pajares, del Instituto secular, Cruzada Evangélica, enviada al Congo.
En cuanto a las familias del Camino neocatecumenal: Roberto Salvatierra y Silvia Monteagudo con su hijo, enviados a Japón; José Antonio Garzón y María del Carmen Barcia, con sus hijos y su nieto, a Japón; Juan y Marina, con sus tres hijos, a Vietnam, al igual que Jacob y Gema con sus tres; Alfredo Martín y Rocío Pascual Fernández, con sus seis hijos, a Sudán; Eduardo Valero Sánchez y Elena Sorribes Calle, a Francia, al igual que la familia formada por Daniel Martín Martínez y María Rodríguez Codesal, con sus seis hijos; Francisco Esteban Rojo e Isabel María Álvarez, con dos hijos, enviados a Rumania; Miguel Ángel Monreal Robles y Cristina Martínez Botija, con cinco hijos, a Filipinas; y Marcos y Mari Carmen, con sus 5 hijos, enviados a Moldavia.

El Arzobispo de Madrid imparte esta tarde el sacramento de la Confirmación en la Basílica de la Milagrosa

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La Parroquia Basílica de la Milagrosa (c/García de Paredes, 45) acogerá, a las 19:00 horas de esta tarde, una solemne celebración de la Eucaristía. Presidida por Mons. Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, concelebrarán el párroco, P. Juan José González, CM, y otros sacerdotes Paúles de la Parroquia, así como el nuevo Vicario de Evangelización, D. Carlos Aguilar. Durante la Misa recibirán el Sacramento de la Confirmación un grupo de 60 jóvenes procedentes de los distintos colegios de las Hijas de la Caridad en Madrid, y de la Parroquia de la Milagrosa.

Al concluir la ceremonia, Mons. Osoro visitará el cercano Colegio de La Inmaculada Marillac, de las Hijas de la Caridad (c/García de Paredes, 37), en cuyo salón de actos asistirá a la presentación del Proyecto Pastoral de los centros de las Hijas de la Caridad. La jornada concluirá con un pequeño ágape con los confirmandos y sus familias.

A lo largo del año 2015 tendrán lugar los actos conmemorativos del 50 aniversario de la creación de la Parroquia de la Milagrosa, por Mons. Casimiro Morcillo en 1965, con un amplio programa de actividades que tendrán su momento central en noviembre de 2015.