Madrid

El cardenal Blázquez y Mons. Osoro intervienen en las jornadas de reflexión para el presbiterio madrileño sobre la 'Amoris Laetitia'

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La belleza del amor matrimonial en la exhortación ‘Amoris laetitia’ (claves de lectura y comprensión) será el tema de las jornadas de reflexión para el presbiterio madrileño organizadas por la Vicaría Episcopal para el Clero, que se celebrarán en el Aula Magna del Seminario Conciliar (c/San Buenaventura, 9) del 24 al y 26 de octubre.

Serán inauguradas el lunes 24 por monseñor Carlos Osoro, cardenal electo, arzobispo de Madrid. A continuación, el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, disertará sobre El estilo pastoral del Papa Francisco: hacia una conversión pastoral.

Al día siguiente, martes 25, el P. Pablo Guerrero, SJ, profesor de Teología Pastoral en la Universidad Pontificia Comillas, hará una Aproximación a la psicología de la pareja matrimonial.

Las jornadas concluirán el miércoles 26 con la aportación de José Barceló Llauger y María Bazal González, matrimonio de la Fundación Casa de la Familia, sobre La belleza del amor en el matrimonio cristiano según Amoris Laetitia.

Las jornadas se desarrollarán cada día de 11:30 a 13:00 con la intervención del ponente seguida de coloquio con los participantes.

Eucaristía de acción de gracias por la canonización de santa Isabel de la Trinidad

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El 16 de octubre fue canonizada en Roma la beata Isabel de la Trinidad, religiosa carmelita. Con este motivo, el monasterio Santa Ana y San José Carmelitas Descalzas (c/General Aranaz, 58) acogerá la celebración de una Misa de acción de gracias. Programada para este domingo, 23 de octubre, la Eucaristía estará presidida por monseñor Juan Antonio Martínez Camino, SJ, obispo auxiliar de Madrid. Dará comienzo a las 18:00 horas en la iglesia del monasterio.

Biografía

Isabel Catez Rolland nació en Bourges (Francia) el 18 de Julio de 1880. Desde su más tierna edad se distinguió por su temperamento apasionado, propenso a arrebatos de cólera y de una sensibilidad exquisita. Cuando contaba siete años, perdió a su padre, lo que fue causa de su «conversión» y de su cambio de carácter como fruto de su vida de asceis y oración. Aunque tomaba parte en las fiestas y participaba en los compromisos sociales, fue siempre fiel a sus promesas bautismales.

A los 14 años hizo voto de virginidad y a los 19 empezó a recibir las primeras gracias místicas. Estaba dotada de gran talento musical y se ofreció a Dios como víctima por la salvación de Francia.

El 2 de enero de 1901, a los 21 años de edad, ingresaba en el convento carmelitano de Dijón, ciudad donde vivía con su familia. Isabel -que en el Carmelo se llamaría Sor Isabel de la Trinidad- se propuso como lema ser «Alabanza de gloria de la Santísima Trinidad» y crecer de día en día «en la carrera del amor a los Tres». Vistió el hábito el 8 de diciembre de 1902 y el 11 de noviembre de 1903 emitía sus votos religiosos en la Orden del Carmen, a la que amaba con toda su alma.

Con su vida y su doctrina -breve pero sólida- ha ejercido una gran influencia en la espiritualidad de nuestros días, debido sobre todo a su experiencia trinitaria. Destacan sus Elevaciones, Retiros, Notas Espirituales y sus Cartas.

El 9 de noviembre de 1906 expiraba a causa de una úlcera de estómago. Fue beatificada por el papa Juan Pablo II el 25.11.1984, fiesta de Cristo Rey. Su fiesta se celebra el 8 de noviembre.

Sor Isabel es un alma interior que se transforma de día en día en el Misterio Trinitario. El silencio, la soledad, la oración contemplativa son la palestra que la disponen a ser dócil a la voluntad divina, que cumple siempre y en todo a la mayor perfección. Enamorada de Cristo, que es «su libro preferido», se eleva a la Trinidad hasta que «Isabel desaparece, se pierde y se deja invadir por los Tres».

Amó profundamente su vocación carmelita y trató de amar y de imitar a la «Janua coeíi», como llamaba a la Virgen Purísima.

Eucaristía de acción de gracias por la canonización de san Ludovico Pavoni

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El pasado domingo, 16 de octubre, el Santo Padre elevó a los altares, entre otros, al beato Ludovico Pavoni, fundador de los Hijos de María Inmaculada, más conocidos como Pavonianos. Con este motivo, la parroquia Santísimo Cristo de la Guía-San Juan de Sahagún (Camino Viejo de Vicálvaro, 18) –atendida por estos religiosos– acogerá la celebración de una solemne Misa de acción de gracias. Programada para este domingo, 23 de octubre, a las 13:00 horas, estará presidida por monseñor Carlos Osoro, cardenal electo, arzobispo de Madrid. Concelebrarán el vicario episcopal de la III, Alfonso Lozano, el párroco, Marcelo Rodríguez, el vicario parroquial, Luis Miguel Flores, y sacerdotes de la zona.

Biografía

Ludovico Pavoni nace en Brescia el 11 de septiembre de 1784, el primero de cinco hermanos, del matrimonio Alejandro y Lelia Poncarali.

Vivió en una época caracterizada por profundos cambios políticos y sociales: la Revolución Francesa (1789), la Jacobina (1797), el dominio napoleónico con sus diferentes denominaciones y por fin, desde 1814, el Austriaco. Pero la «política» de Ludovico Pavoni, ordenado sacerdote en 1807, fue siempre y únicamente la política del amor. Renunciando a alcanzar altos cargos eclesiásticos, a los que parecía estar llamado cuando el Obispo Monseñor Gabrio María Nava le quiere como su secretario (1812), supo dedicarse con creatividad generosa a quien tenía más necesidad: los jóvenes y entre éstos los más pobres. Para ellos abrió un centro formativo, su «Oratorio» (1812). Al mismo tiempo, se entregaba, como destacará el Obispo, «en apoyo de los párrocos para instruir, catequizar por medio de homilías, de catequesis, de ejercicios espirituales sobre todo a la juventud y especialmente a la más pobre que tenía mayor necesidad, con muy buenos resultados». El 16 de marzo de 1818 es nombrado Canónigo de la Catedral y se le confía la rectoría de la Basílica de S. Bernabé.

Notando, entonces, que muchos de los chicos de su Oratorio, sobre todo los pobres, decaían en su empeño y se desviaban del buen camino, cuando tenían que insertarse en el mundo del trabajo, que por desgracia no garantizaba un sano ambiente moral y cristiano, Ludovico Pavoni decide fundar «un Instituto o Escuela de Artes de carácter benéfico y privado, donde al menos los huérfanos, o abandonados por sus propios padres fuesen acogidos, mantenidos gratuitamente, educados cristianamente, y capacitados para desempeñar alguna arte, a fin de formarles queridos para la religión, y útiles para la sociedad y el Estado». Nace así, en 1821, el Instituto de S. Bernabé.

Entre las artes, la más importante fue la Tipografía, querida por Pavoni como «Escuela Tipográfica», que se puede considerar la primera Escuela gráfica de Italia y que pronto llega a ser una verdadera Casa Editorial. Con el paso del tiempo se multiplican los oficios enseñados en S. Bernabé: en 1831, Pavoni detalla ocho oficios existentes: Tipografía, encuadernación de libros, papelería, plateros, cerrajeros, carpinteros, torneros, zapateros.

El Instituto de S. Bernabé unía por primera vez el aspecto educativo, el asistencial y el profesional, pero la fisonomía más profunda «la idea característica» del nuevo Instituto era que «los muchachos pobres, abandonados por sus padres y sus parientes más cercanos, encontrasen todo lo que habían perdido: ... no solamente... pan, vestido y educación en las letras y las artes, sino también el padre y la madre, la familia, de los cuales la mala suerte les ha privado, y con el padre, la madre, la familia todo lo que un pobre podía recibir y gozar».

Durante el cólera de 1836, «con una simple invitación Municipal, y sin la esperanza de recibir ninguna contribución económica, son acogidos gratuitamente en el Pío instituto, alimentados y educados con verdadero amor paterno. ... muchos, y muchos muchachos aun incapaces». Así se lee en las actas de la reunión extraordinaria del Municipio de Brescia del 21 de agosto de 1841.

Pavoni pensó también en los labradores y proyectó una Escuela Agrícola. En 1841, acoge en el Instituto a los Sordomudos.

El 3 de junio de 1844 era condecorado por el Emperador de Austria con el título de Caballero de la Corona de hierro.

Para sostener y continuar el Instituto, Ludovico Pavoni ya desde hacía tiempo andaba madurando la idea de formar con sus jóvenes más fervorosos «una Congregación, que unida con los estrechos vínculos de la caridad, y basada en las virtudes evangélicas, se consagrase a acoger y a educar a los muchachos abandonados, y dilatase gratuitamente sus cuidados también a favor de las Casas de Industria, que quizá por falta de Maestros sabios y hábiles en las artes, sienten prejuicios, y agravios»: así ya en 1825 escribía al Emperador Francisco I, de visita en Brescia.

Obtenido el elogio del fin de la Congregación, con decreto del 31 de marzo de 1843 de parte del papa Gregorio XVI, llega por fin la aprobación imperial el 9 de diciembre de 1846.

Monseñor Luchi, Vicario General Capitular, haciendo uso de la facultad otorgada por la Santa Sede, erige canónicamente la Congregación de los Hijos de Maria, el 11 de agosto de 1847. Después de haber dado formalmente el 29 de noviembre las dimisiones del Capítulo de la Catedral, el 8 de diciembre de 1847, solemnidad de la Inmaculada, Pavoni emite su profesión perpetua.

Acerca de la fisonomía de la nueva familia religiosa, los contemporáneos reconocen unánimemente la novedad y la originalidad, pues se compone de Religiosos sacerdotes para la dirección espiritual, disciplinar y administrativa de la obra y de religiosos Laicos para llevar adelante los talleres y la educación de los jóvenes. Aparece así la nueva figura del religioso trabajador y educador: el hermano coadjutor pavoniano, insertado directamente en la misión específica de la Congregación, con igualdad de derechos y de deberes con los Sacerdotes.

El día después de estallar la insurrección contra los Austríacos, llamada de «los Diez Días», el sábado 24 de marzo de 1849, Ludovico Pavoni acompañaba a sus muchachos a la colina de Salano, a doce kilómetros de Brescia, para ponerlos a salvo del saqueo y de los incendios causados por la revuelta, que justo en la plaza de S. Bernabé había montado una barricada. No muy bien de salud, el 26 de marzo se agrava y al amanecer del uno de abril de 1849, domingo de Ramos, muere.

La beatificación de Ludovico Pavoni confirma el decreto que el 5 de junio de 1947 Pío XII emanó sobre las virtudes heroicas, en el cual es llamado «otro Felipe Neri... precursor de san Juan Bosco... perfecto emulador de S. José Cottolengo».

La 2 de TVE retransmite este domingo la Misa del Domund desde Madrid

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Este domingo, 23 de octubre, tendrá lugar la Misa del Domund, en el programa El día del Señor, de la 2 de TVE. La misa se celebrará a las 10:30 horas en la madrileña parroquia de Santa María del Pinar (c/ Jazmín, 7). Será presidida por monseñor Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Toledo y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias, y con la presencia de los sacerdotes de la parroquia y del director nacional de las Obras Misionales Pontificias, Anastasio Gil.

Antes de la retransmisión de la Misa, se emitirá el vídeo promocional del Domund de este año, Dios te hizo a ti, en su versión extendida de ocho minutos, en el que se muestra un diálogo entre nieto y abuela, que termina con la pregunta: «¿Y la gente que sufre, abuela?». Es la respuesta a esa pregunta la que convierte este breve vídeo en una oportunidad para cualquier cristiano de plantearse su vocación misionera, sea aquí, en el propio ambiente y en las propias circunstancias, sea partiendo a la misión, respondiendo a una vocación.

Después de la Misa se podrá ver el reportaje de Pueblo de Dios, titulado Los niños de la misión, que cuenta distintas iniciativas relacionadas con la animación misionera en la diócesis de Tarazona. Según informan desde TVE 2, un equipo del programa asistió al VII encuentro de Infancia Misionera de esa diócesis. El encuentro tuvo lugar en la localidad de Ariza y reunió a 300 niños y niñas que venían acompañados de padres, catequistas, sacerdotes y misioneros. Uno de sus misioneros Alfredo Magallón, da su testimonio sobre lo vivido en la misión de Burundi y Bolivia. Además del encuentro de Ariza, el reportaje muestra el trabajo de Isabel Álvarez, Franciscana Misionera de María, que ha organizado un grupo de apoyo a las misiones en Fuentes de Jiloca. Veinte mujeres de este pueblo confeccionan ropa para niños necesitados de Bolivia y Perú. Además, en el mes de agosto, este grupo de voluntarias organiza un rastrillo donde se venden los productos que realizan. Los beneficios van destinados a sostener comedores infantiles.