Una vez más la Delegación de Misiones de Madrid ha participado en la Javierada 2017 junto a Acción Católica, conjuntamente con la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús. Este pasado fin de semana y bajo el lema Te amo porque Tú eres Tú, palabras de San Francisco Javier, patrón de las Misiones, ha tenido lugar esta experiencia de peregrinación. «Peregrinar es salir de nuestro hogar, de nuestras comodidades, de nuestra rutina y ponerse en camino hacia un lugar. Es caminar junto a nuestros hermanos en la fe, con alegría, con generosidad...», explican desde la delegación de Misiones.
Muchos jóvenes. Unos iban por primera vez, otros llevan años repitiendo. Pero todos vuelven contentos, porque algo ha cambiado en ellos. El encuentro que más marca es el del Cristo sonriente de Javier que enamora y da sentido al caminar, a la marcha y también al regreso.
Según cuenta Rolando Ruiz, misionero javeriano, «hemos viajado junto a la parroquia de la Inmaculada Concepción, y al final hemos escuchado lo que ha significado la Javierada 2017 en ellos. Testimonios que refieren la solidez de la fe, la alegría de encontrarse con otros muchos peregrinos, pero al final de todo, el haber experimentado la vivencia de Dios. Entre ellos, un joven mallorquín, nos ha narrado cómo a sus dieciocho años ha pedido a sus padres que le permitieran vivir una experiencia de misión, que realizó en Perú y que después fue uniendo a Chile, Ruanda, Burundi e incluso Ceuta y Marruecos. La misión le ha dado mucho sentido a su ser cristiano y animaba a otros jóvenes a dejarse entusiasmar, como Francisco Javier, por el Señor que nos envía a la misión.
Otro joven tuvo el valor de compartirnos que venía de una experiencia de no fe a encontrarse con la persona de Jesús. Su sencillez, al compás de su juventud, nos emocionó. Todos felices, la marcha, el cansancio y el clima tampoco pareció ayudar, pero en todos una vida marcada, como Francisco Javier, con un encuentro, con el deseo de transmitir ese encuentro y darle continuidad.
También ha habido un signo que no pudo pasar desapercibido. Se dejaba leer: ‘caminando junto a los inmigrantes y refugiados’, y sí, en efecto, hubo una cruz llevada en la procesión y una balsa imitando una patera que han presidido toda la Eucaristía. Había ahí hermanos nuestros, rostros reales, rostros cercanos que nos han recordado que no podemos ser indiferentes en nuestro deseo de encontrarnos con Jesús. En ellos está muy presente el Señor, desde esa sonrisa que enamora y nos acerca más y más a los demás, así como sucedió a San Francisco Javier, nos invita a entregar nuestra vida en confianza y amor para dar a conocer a toda creatura el Evangelio. El texto y homilía de monseñor Francisco Pérez nos alertaba contra el ‘materialismo’ de un mundo moderno que olvida fácilmente percibir al Señor que nos llama y acompaña: ‘Caminando juntos’».