Escuelas Católicas está preocupada por la deriva de la futura reforma educativa que se deja entrever en la intervención de la Ministra de Educación en funciones en la inauguración este jueves por la mañana de su XV congreso. Si bien agradece su presencia en este evento educativo, uno de los mayores del sector en nuestro país, que ha reunido a más de 2.000 educadores, ruega que el debate político no nos distraiga de lo que es verdaderamente importante en la educación como en este caso la figura del maestro, en la que se centra el congreso #Magister. Educar para dar vida.
José Antonio Fernández Bravo, Rafael Díaz Salazar, Jean de Munck, Carmen Guaita y Pedro Huerta fueron los ponentes de la primera jornada. Todos ellos subrayaron la grandeza de los maestros, su generosidad y entrega siendo ejemplo y referencia para sus alumnos a pesar de los muchos retos.
José Antonio Fernández Bravo, doctor en Ciencias de la Educación, realizó la ponencia inaugural del congreso. Aseguró en su intervención que educar para dar vida, es educar para saber escuchar lo que piensan y lo que sienten los alumnos, y destacó la importancia de poner «los ojos del maestro en el niño» para enseñar como los alumnos aprenden, distinguiendo entre los deseos del que enseña y los deseos del que aprende. Recordó además que cada alumno es un proyecto de vida, que por encima de la clase está la persona para la que la preparas, que se debe recuperar la palabra «comprender, porque no hay aprendizaje sin comprensión», y que la palabra maestro «define a la persona que permite que los demás crean en sí mismos», poniendo en relieve el mérito de esa persona.
El colofón de la mañana estuvo a cargo de Chico Pérez, pianista, intérprete y compositor que, a ritmo de ‘Gruserías’, una mezcla de música clásica, jazz y flamenco, puso la nota cultural, al tiempo que emocionó con su testimonio como antiguo alumno de los Maristas de Jaén. «Si las escuelas católicas no existieran habría que inventarlas. Mi colegio es el mejor regalo que me han hecho mis padres», dijo.
Claves y desafíos de la escuela hoy
Ya por la tarde, Rafael Díaz Salazar, profesor de Sociología y Relaciones Internacionales en la UCM dijo que para ser maestros enraizados en la realidad no debemos mirar, «sino ver», dejar de ser ciegos ante lo que nos rodea y que como cristianos debemos tener una visión alegre, no ser «profetas de calamidades», porque el mundo está creado por Dios. Para ello desarrolló las siete claves relevantes y positivas para lograr «dar vida» en nuestros centros: la belleza (de la ayuda mutua, la justicia estructural, las artes y la naturaleza); la bondad humana; la capacidad humana de crear ciencia; la movilización socio-política; el cultivo de la interioridad; la emergencia de la espiritualidad religiosa; y las escuelas eco-sociales para la revolución cultural, animando a vivir la transformación de los profesores en educadores y en activistas espirituales y sociales para lograrlo.
Jean de Munck, doctor en Filosofía, sociólogo y profesor de la Universidad de Lovaina habló de los cuatro desafíos que tenemos en estos momentos: la reafirmación de un proyecto educativo universalista; la interculturalidad; la necesidad de retomar un proyecto educativo basado en la moral y la estética; y la secularidad. En el caso de la escuela católica, Jean de Munck dijo que está llamada a ser espacio cultural, abierta al arte y a la belleza. Señaló, además, que en la escuela la religión tiene un lugar preferente tanto como la filosofía, las artes… porque la religión está al servicio de la convivencia social y de la liberación humana.
Maestros para una escuela humanizadora
Carmen Guaita, licenciada en Filosofía, maestra y escritora y Pedro Huerta, superior Mayor de los Trinitarios del Espíritu Santo y presidente de FEST expusieron, primero por separado y después en el transcurso de un debate, cómo lograr que los alumnos se sientan más escuchados y queridos.
Carmen Guaita presentó los rasgos que definen la escuela que humaniza, necesaria para lograr ser mejores personas. Una escuela con maestros que desempeñan la tarea de la humanización, con maestros profesionales de la comunicación cara a cara entre personas; maestros profesionales de la ética; ejemplos de dignidad; y de significatividad, basándose en los pilares de la vocación y su actitud. A la aspiración humanizadora de la escuela Pedro Huerta sumó la realidad evangelizadora, para la que se necesita que sea: transparente y permeable; neosolidaria; virtuosa y socializadora; flexible; creativa y no eternalista y trascedente.
