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El pasado sábado, 11 de octubre, se celebró en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena una solemne Misa de Acción de Gracias por los 20 años de ministerio episcopal del Cardenal Antonio Mª Rouco Varela al servicio de la diócesis de Madrid. Concelebrada por el Nuncio de Su Santidad en España, Mons. Renzo Fratini, el Arzobispo Castrense, Mons. Juan del Río, el Nuncio Apostólico en Kazajistán, Mons. Miguel Maury, el Obispo de Astorga, Mons. Camilo Lorenzo, y los Obispos Auxiliares de Madrid –Mons. Fidel Herráez y Mons. César Franco- y los Vicarios Generales de las diócesis de la Provincia Eclesiástica de Madrid, además de más de medio millar de presbíteros, con esta Eucaristía el Cardenal se despidió de sus diocesanos.
La Misa concluyó con una ofrenda de incienso a la Virgen de la Almudena, ante la cual rezó la misma oración que San Juan Pablo II utilizó durante la consagración del templo Catedral, en 1993.
A continuación, Mons. Fidel Herráez, Obispo Auxiliar de Madrid, dirigió unas palabras al Cardenal. “Acabamos de celebrar esta Eucaristía, que ha presidido usted acompañado por varios hermanos Obispos, el Presbiterio diocesano, Institutos de vida Consagrada, Asociaciones y movimientos apostólicos, fieles de las comunidades parroquiales, familiares y amigos, convocados todos para poner hoy ante el Señor la más sentida y honda acción de gracias”, dijo. “Vivimos siempre la Eucaristía como misterio de comunión y fuente de misión. Y al hacerlo en esta ocasión hemos querido recapitular lo que ha sido su entrega e impulso evangelizador entre nosotros”.
“Cuando llegó a Madrid hace 20 años, evocó, nos traía una llamada que había alentado su ministerio, que resonaba en su corazón de pastor y era la leyenda grabada en su escudo episcopal: ‘In Ecclessiae communione’. Y desde la primera carta pastoral nos invitó a caminar con generosidad y audacia para eso, para ‘Evangelizar en la comunión de la Iglesia’”. “La comunión en la Iglesia, explicó, antes de ser una tarea es don de Dios que recibimos y que se fortalece en la Eucaristía”. “Unidos en la Eucaristía al Enviado del Padre, quedamos convertidos también nosotros en enviados para anunciar el Evangelio”. “Comunión y misión, dos aspectos programáticos de su labor que, como respuesta fiel y agradecida, pedimos a Dios que queden acuñados en el corazón de la diócesis, en esta Eucaristía”, apuntó.
Como signo de esta gratitud, ofreció al Cardenal en nombre de toda la comunidad diocesana un cáliz y una patena. “Nos gustaría, expresó, que estos vasos sagrados le recordaran siempre nuestro reconocimiento por su entrega pastoral, a lo largo de estos veinte años, para conducirnos a la comunión con Jesucristo, desde donde nos llega persistente y comprometido el envío a anunciar el Evangelio”.
Que el Señor “le bendiga y que Ntra. Señora de la Almudena, patrona de nuestra Villa, guíe y acompañe siempre sus pasos por los caminos de la paz”, concluyó.
La Misa concluyó con una ofrenda de incienso a la Virgen de la Almudena, ante la cual rezó la misma oración que San Juan Pablo II utilizó durante la consagración del templo Catedral, en 1993.
A continuación, Mons. Fidel Herráez, Obispo Auxiliar de Madrid, dirigió unas palabras al Cardenal. “Acabamos de celebrar esta Eucaristía, que ha presidido usted acompañado por varios hermanos Obispos, el Presbiterio diocesano, Institutos de vida Consagrada, Asociaciones y movimientos apostólicos, fieles de las comunidades parroquiales, familiares y amigos, convocados todos para poner hoy ante el Señor la más sentida y honda acción de gracias”, dijo. “Vivimos siempre la Eucaristía como misterio de comunión y fuente de misión. Y al hacerlo en esta ocasión hemos querido recapitular lo que ha sido su entrega e impulso evangelizador entre nosotros”.
“Cuando llegó a Madrid hace 20 años, evocó, nos traía una llamada que había alentado su ministerio, que resonaba en su corazón de pastor y era la leyenda grabada en su escudo episcopal: ‘In Ecclessiae communione’. Y desde la primera carta pastoral nos invitó a caminar con generosidad y audacia para eso, para ‘Evangelizar en la comunión de la Iglesia’”. “La comunión en la Iglesia, explicó, antes de ser una tarea es don de Dios que recibimos y que se fortalece en la Eucaristía”. “Unidos en la Eucaristía al Enviado del Padre, quedamos convertidos también nosotros en enviados para anunciar el Evangelio”. “Comunión y misión, dos aspectos programáticos de su labor que, como respuesta fiel y agradecida, pedimos a Dios que queden acuñados en el corazón de la diócesis, en esta Eucaristía”, apuntó.
Como signo de esta gratitud, ofreció al Cardenal en nombre de toda la comunidad diocesana un cáliz y una patena. “Nos gustaría, expresó, que estos vasos sagrados le recordaran siempre nuestro reconocimiento por su entrega pastoral, a lo largo de estos veinte años, para conducirnos a la comunión con Jesucristo, desde donde nos llega persistente y comprometido el envío a anunciar el Evangelio”.
Que el Señor “le bendiga y que Ntra. Señora de la Almudena, patrona de nuestra Villa, guíe y acompañe siempre sus pasos por los caminos de la paz”, concluyó.