Madrid

“Somos morada de Dios entre los hombres” asegura el Arzobispo de Madrid en la inauguración de San Hilario de Poitiers

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El pasado sábado, 25 de abril, el Arzobispo de Madrid, Monseñor Carlos Osoro, presidió la Misa de inauguración de San Hilario de Poitiers, con Consagración y Dedicación del Altar. Concelebraron el Vicario Episcopal de la VI, Jorge C. Ávila, el párroco, Julio Palomar, y Antonio Ávila, sacerdote adscrito a la Parroquia, entre otros presbíteros.

En su homilía, Mons. Osoro dijo que “cuando en el año 2004 se creó esta parroquia de san Hilario de Poitiers, se pensaba en esta realidad que ahora estamos viviendo. Desde que se instaló el barracón prefabricado, habéis ido construyendo una comunidad cristiana que hace posible que hoy vivamos esta realidad que estamos viendo. En el año 2013 se puso la primera piedra de esta parroquia, y después de año y medio de obras vamos a consagrar el Altar. Jesús siempre nos alienta, nos aconseja, nos da vida y esperanza, y nos da capacidad no solamente para amar, sino para no descartar a nadie en la vida”.

A continuación, invitó a los presentes a reflexionar sobre tres ideas. La primera de ellas, “que tomemos conciencia de que somos morada de Dios entre los hombres. Esta es la Iglesia de Jesucristo, la nueva Jerusalén que baja del cielo. Hoy, vosotros sois miembros vivos de esta morada de Dios que quiso Jesucristo, por el Dios hecho hombre, que estuviese presente y acompañase a todos los hombres a través de la historia. Y tenemos que mostrar con la vida que es cierto: que Dios está entre los hombres, porque nosotros estamos dispuestos a que entre el Señor y que cada uno de nosotros seamos rostro vivo de Él”. “Hemos sido bautizados”, recordó. “Un día, el Señor entró en nuestra vida y nos dio su propia vida. Y la tenemos que mantener. Alimentamos nuestra vida, la que nos regaló el Señor; por eso, somos miembros vivos de la Iglesia que no se encierran en sí mismos. Y es que la adhesión a Jesucristo”, apuntó, “nos hace salir a darle a conocer a aquellos que aún no le conocen” y “nos hace ser misioneros, discípulos que garantizan la presencia del Señor en todos los lugares y hacia todas las personas con las que se encuentran en la vida”. Por eso, insistió, “hemos de tomar conciencia de que somos morada de Dios entre los hombres”, aunque “lo importante es este templo que yo veo con mis ojos sois vosotros, piedras vivas del Señor”.

En segundo lugar, señaló que hemos de ser conscientes de que “tenemos un lugar para escuchar y entrar en comunión con Dios, para reunirnos los cristianos, para escuchar la Palabra que viene de Dios, y que nos orienta a hacer el bien y a amar a los demás. La Palabra de Dios, cuando la escuchamos, nos impulsa a vivir en medio de los hombres”. “Cuando nos reunimos en torno al altar del Señor, prosiguió, no hay diferencias: hay hermanos” que “ayudan, reparten, dan lo que tienen. Y sitúan a los demás por encima de ellos mismos”. Además, “en este lugar, para escuchar y entrar en comunión con el Señor vamos a tener una capilla” en la que “quien entre va a tener palabras de consuelo” porque “el Señor nos hace tener un corazón grande en el que caben todos los hombres. Todos”.

Y, en tercer lugar, mencionó que “somos morada de Dios” con un hogar y “una misión que realizar” porque el Señor nos llama “a entrar en las vidas de todos los hombres, sin excepción”. Dios “quiere entrar en nuestra casa y en nuestra vida, para que vayamos al mundo y a todos les digamos sus palabras: Quiero entrar en tu casa, quiero ser tu amigo, tu hermano, no solo con palabras”. Concluyó exhortando a los presentes a hacer del templo “un lugar de misericordia, de amor, de convivencia, de preocupación por todos, sin excepción”.

El Director de Cáritas Madrid y el Delegado Episcopal invitan a celebrar la Eucaristía coincidiendo con la Campaña del “Día de Caridad”, presidida por el Arzobispo

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Desde hace varios años, en este tiempo de Pascua, y como pórtico de la Campaña del “Día de Caridad”, todas las personas que colaboramos en Cáritas, somos convocados a rezar, celebrando la Eucaristía, presidida por nuestro Obispo, en la Catedral de la Almudena.

Es un momento para tener presente a todas las personas y familias que acogemos y acompañamos en los distintos espacios de Cáritas, y en esta ocasión vamos a hacer especial mención a las personas fallecidas en el mar Mediterráneo, cuando intentaban llegar a Europa. Para ello contaremos con el testimonio de personas que han logrado sobrevivir en su travesía y ahora se están sobreponiendo en alguno de nuestros proyectos de Cáritas.

“Cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia”. (Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2015).

Por ello es muy importante que todos juntos celebremos la Eucaristía, que es el Memorial de la Muerte del Señor, que se entrega por nosotros para que tengamos Vida. Os invitamos a todos el 5 de mayo, a las 20 horas, en la Catedral de la Almudena. Presidirá nuestro Obispo, don Carlos Osoro Sierra.

“El Señor llamó a Julio Lozano para hacerle participar de su triunfo”

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El Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, presidió ayer por la tarde la celebración de una Misa funeral en la Parroquia San Vicente de Paúl por D. Julio Lozano Rodríguez, sacerdote diocesano fallecido el 27 de abril de 2014, que fue Vicario Episcopal de la Vicaría VI.

En su homilía, Mons. Osoro recordó que “hace muy pocos días hemos celebrado el triunfo de la resurrección de Cristo sobre la muerte. Y hoy nos reunimos aquí, en este aniversario, con un recuerdo especial por quien fue sacerdote de nuestro presbiterio diocesano y asumió en todo su itinerario diversas responsabilidades, también en la formación de los seminaristas y como Vicario Episcopal. El Señor le llamó para hacerle participar de su triunfo. Así lo creyó él, lo predicó e incluso vivió con una paz y con una serenidad especial el momento final de su vida. Esa paz y hondura espiritual que solamente puede tener un ser humano cuando, de verdad, sabe que va a ser acogido por Jesucristo”. “En este aniversario”, apuntó, “nos reunimos para orar por Julio. Yo tuve la gracia de conocerlo e, incluso, de vivir con él en unos cursos de verano en Santander” y “de saludarle en muchas ocasiones estando ya en Madrid, siendo yo obispo”.

En alusión al Evangelio proclamado, explicó que “nos ayuda a entender la vida de un sacerdote como Julio. Él quiso ser puerta. Fue llamado por el Señor para ser puerta. La única puerta es Jesucristo, pero Él llama de un modo especial a hombres para hacerles participes de su misión y para que le representen a Él, manifestando en medio de los hombres que son puerta. Y hay que expresarlo con la gracia, el amor y la fuerza con que lo hace nuestro Señor. Julio prestó la vida para ser puerta”, afirmó.

En este sentido, recordó la humanidad de Julio, “su manera de expresarse, de vivir, de relacionarse con los demás… Los dones que el Señor le había regalado para encontrarse con los hombres, dijo, le hacían más fácil que los que estuviesen a su alrededor encontrasen una puerta por la que entrar y, además, entrar sin engaño… Porque les decía por qué tipo de puerta entrar pero, al mismo tiempo, les atraía con su manera de ser y de estar al lado de los demás. Él quiso ser puerta”, insistió. “Cuando celebramos el aniversario de su salida de este mundo, prosiguió, qué belleza tiene poder decir, con los ojos del Señor, pero mirándole a él, que Julio quiso ser puerta, con los límites que tenemos todos los hombres; él fue adelante, alentando y animando”. Julio “fue delante, alentando, animando y haciendo atractivo ese camino y los pasos de nuestro Señor Jesucristo. Su voz quiso ser la del Señor. Era consciente de que estaba en los momentos últimos de su vida, y dio la vida, porque sabía que sólo así se da Vida: es lo que nos ha dicho el Señor”. Y es que, añadió, “el que recibe la misión de Jesucristo se pone en este mundo también para dar su propia vida, y para mostrar y transparentar la vida misma del Señor”.

“Pedimos por Julio”, remarcó, y “le decimos al Señor que le dé el descanso eterno. Él buscó a Dios, al Dios vivo y verdadero que se nos ha manifestado en nuestro Señor Jesucristo. Sabía que Él era la luz y la verdad, y quiso para sí mismo y para todos que tuviesen esta luz y esta verdad. Él fue siempre, para Julio, el Dios de la alegría, de esta que nosotros estamos celebrando en este tiempo de Pascua y en este día en que nos reunimos para dar gracias a Dios por la vida de Julio, y porque en él se manifestó el Dios de la alegría, que venció a la muerte”. Concluyó poniendo “a Julio en manos del Señor” y pidiendo “que le dé su paz, la plenitud de la vida, su amor” y “que la confianza que tuvo en Él sea también una manifestación, con nuestra oración, de la confianza que tenemos en Jesucristo, que viene a salvarnos a todos”.

El Arzobispo de Madrid clausura mañana el XVII Curso de Antropología Filosófica de la FUE

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“Evangelii Gaudium. La novedad del Evangelio en clave ‘Franciscana’” es el tema que ha venido abordando el XVII Curso de Antropología Filosófica organizado por la Fundación Universitaria Española (FUE).

Será clausurado mañana, miércoles 29 de abril, por el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra, con una ponencia titulada “Claves pastorales de la Evangelii Gaudium”. La intervención dará comienzo a las 18,30 horas en la sede de la FUE (c/Alcalá, 93 – Metro Retiro).