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Madrid
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Inaugurada por el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, en su intervención dijo que "tenemos necesidad de realizar la misión”, para lo que hay que tener en cuenta “el entorno sociocultural, pedagógico, educativo y eclesial. Pero el Señor nos da una capacidad especial, a toda la Iglesia. Os invito a ser valientes. Hay una convicción que sigue existiendo entre los jóvenes y los niños: el hambre de Dios, Acercarnos y ofrecer lo que llevamos es una manera de entender lo que es el hambre, estar en el mundo. Hombres y mujeres que salimos en búsqueda de los demás... Porque Jesús siempre se acercaba a la gente”.
Mons. Osoro invitó a los presentes a reflexionar sobre tres ideas. La primera, que “todo ser humano tiene necesidad de estar en Dios, aunque no le de nombres” y “solamente se crece en todas las dimensiones cuando este hambre se quita”. En segundo lugar, meditando en la parábola del hijo pródigo, apuntó que “puede haber dos actitudes, representadas por el hijo que se queda en casa y el que se marcha. Pero ambos necesitan que anunciemos a Jesucristo. El que se queda no se da cuenta de lo que tiene y al que se marcha la vida le hace entrar en sí mismo, no vuelve con alegría. Ante estas dos actitudes, ofrezcamos el rostro verdadero, auténtico, que a todo ser humano le apetece encontrar: el rostro de este Dios que es capaz de extraer de un mal un bien. Como educadores tengamos la actitud de extraer un bien”. Y, en tercer lugar, “frente a estas actitudes, apuntó, hay una salida para todos: para los que se quedan y para los que se marchan. Regresar a nuestra patria, geografía e identidad. Se necesitan hombres y mujeres que lleven patria, identidad, y que tengan una capacidad singular y especial para caminar por esos lugares. Para hacer posible que, de entre ellos mismos, surjan libros escritos con su propia sangre para que puedan leer quienes estén a nuestro alrededor y unos puedan regresar y otros descubrir que tienen que salir a buscar a los demás, y no poner dificultades a quien regresa, sino hacerles sitio”.
Animó a los presentes a “salir, subir, contemplar y anunciar”. “Son, afirmó, las grandes tareas del momento en que vivimos. Tenemos una vida para salir, pero no de cualquier manera. Configurados en el Señor, hay que subir para poder vivir una experiencia esencial en nuestra vida. Tenemos que contemplar mucho a quien nosotros después, en la salida, vamos a anunciar. No nos quedemos en casa. Tenemos una oportunidad única. Los ecos de la Gravissimum Educationis tienen para nosotros una fuerza especial y singular. Unidos entre sí y con los alumnos y todos juntos llenos de espíritu apostólico, demos testimonio con nuestra vida y con nuestra doctrina del único maestro que es Jesucristo”.
También aludió al título del Plan de Pastoral, “Comunión y misión en la alegría del anuncio del Evangelio”. Porque “la comunión solo se genera de verdad si vivimos esa comunión unidos a nuestro Señor y queremos anunciarlo. Comunión” es permanecer en el amor de Dios. “Esa es la comunión”, aseguró.
“Hay hambre de Dios”, insistió, al tiempo que animaba a los docentes: “no os quedéis solamente con los que quedan; si os quedáis es para que aquellos que quedan, salgan. Y no despreciéis a los que marchan: tenemos que ir a buscarlos y solamente los podremos encontrar si vivimos unas actitudes esenciales en la vida”.
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La primera de ellas “es salir al mundo y acercarnos a los hombres… Desde la Resurrección de Jesucristo, el templo es todo el universo…. Que todos los hombres alaben a Dios, conozcan la verdad de su vida. Por eso, salgamos al mundo como el Señor y acerquémonos a los hombres. Subamos a este templo que es el mundo entero, donde los hombre a veces oscurecemos la vida de los demás… el otro, con el que me encuentro, es hijo de Dios, hermano mío, y ante Él Jesús nos ha dicho que nos tenemos que arrodillar. El Papa Francisco nos ha dicho en alguna ocasión que los cristianos no somos un grupo estufa, que nos queremos calentar unos a otros. No. El Señor nos ha llamado para salir al mundo, para anunciarle, para dar el rostro de Dios a través de nuestra vida, para convertir este mundo en un templo”. “Salgamos al mundo”, exhortó.
En segundo lugar, “el Señor nos ha dicho en el Evangelio que contemplemos el mundo y a los hombres que habitan en él. Es lo que hizo Jesús”. Por eso, “no nos dejemos robar la dignidad que tiene todo ser humano, que es hijo de Dios, hermano nuestro” ni “nos tapemos los ojos para no ver las necesidades que tienen los demás. Qué maravilla poder tener la vida de Cristo, la que Él nos ha dado a todos nosotros, y salir por este mundo para contemplar con los ojos de Cristo a todos los hombres. Es una maravilla porque, además, el Señor ha dispuesto que todos nosotros, cuando veamos alguna necesidad en los demás, seamos capaces de arreglarla”. En este sentido, manifestó su convicción de que “ninguno de los que estáis aquí esta noche sois de los que pasáis de largo. Habéis venido aquí, junto al Señor, porque queréis tener la misma mirada de Jesucristo… Porque lo importante es que ese que he encontrado tirado vuelva a tener vida y dignidad. Observad el mundo y a los hombres como Jesús”, animó.
En tercer lugar, pidió “cambiar el mundo con el corazón mismo de Jesús”. “Hoy, el Señor, nos invita a hacer lo mismo. Somos los discípulos: vamos a cambiar este mundo. Y no con la fuerza de los hombres que, a veces, es la fuerza de las armas, de la envidia, de la distancia, de la separación, de hacer grupos… ¡no! Con la fuerza de Jesús, de su amor, de su entrega, de su servicio… Cambiar todo con la vida que nos ha dado Jesucristo”. “Podemos ir con los signos de Jesús, aseguró, sabiendo que tenemos la vida eterna, por el Bautismo. No es algo que nos va a venir, no: tenemos como regalo la eternidad misma de Dios en nuestra vida, y paseamos por el mundo sin miedo. Porque el que tiene a Dios no tiene miedo, y nosotros tenemos la vida del Señor. Salir al mundo y acercarnos a los hombres, contemplar el mundo y a los hombres, cambiar el mundo con el corazón mismo de Jesús… ¿Os apuntáis a salir al mundo, a contemplar lo que hacen los hombres y cambiar el corazón de los hombres para que este mundo sea habitable y nadie le robe la belleza y la hermosura con que Dios hizo esta tierra?” preguntó a los jóvenes. “Yo estoy seguro que sí. Habéis venido de muchos sitios, de lejos. ¿Os imagináis jóvenes, de aquí, de otros sitios, llevando esta vida de Jesús?, ¿os apuntáis?”.
Concluyó animando a los jóvenes a decir a Cristo, “en este silencio que ahora hacemos adorando al Señor, que sí nos apuntamos, que queremos ser sus pies, sus manos, sus ojos, su corazón, su vida… en medio de los hombres. Vamos a inscribirnos ante el Señor”.
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La Real Esclavitud de Santa María la Real de la Almudena celebra este año el 375 aniversario de su fundación, con el lema “Fieles a tu amor desde el año 1640”. Con este motivo, durante todo el año, la imagen de la Virgen de la Almudena visitará una Parroquia de cada una de las Vicarías de la diócesis, para su veneración por los fieles.
La tradicional Misa mensual de la Real Esclavitud se celebrará esta tarde en la Real Colegiata de San Isidro. Durante la Eucaristía, que dará comienzo a las 19,00 horas, se hará entrega de la Medalla de Plata a San Isidro como Patrón de Madrid, y de la Medalla de Honor a la Parroquia y a las Congregaciones residentes en ella, entre ellas a la Real y Primitiva Congregación de San Isidro de Naturales de Madrid. Intervendrá la Coral de San Isidro.
Además, la Virgen de la Almudena peregrinará este fin de semana, días 14 y 15 de marzo, a la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Fátima (c/Alcalá, 585), de la Vicaría II.
Bendición Apostólica
Con motivo del 375 aniversario de la fundación de la Real Esclavitud de Santa María la Real de la Almudena, el Santo Padre Francisco ha enviado una Bendición Apostólica. En su mensaje, invita a los miembros de la misma “a crecer en la vida cristiana”. “Recordando los orígenes de esta Asociación bajo los auspicios del Rey Felipe IV, distinguido por su fervor mariano, les exhorta a cultivar la relación filial con la Madre de Dios, e imitando su espíritu de humildad, a renovar el propósito de dejarse conducir por Ella en el camino marcado por el Evangelio para adherirse firmemente a la Persona de su Hijo Jesucristo, pidiendo a Ella que les ayude a contagiar a todos la alegría de la fe. Asimismo, imbuidos en el espíritu de servicio de la Virgen María, a fin de ser testigos del amor de Dios, el Papa les anima a crecer en la caridad, llevando el consuelo y la esperanza a todas las personas, especialmente a las más necesitadas, contribuyendo así al bien de la sociedad madrileña”.
“Una de las Congregaciones más antiguas”
En la carta dirigida a los Esclavos Congregantes, y a todos los diocesanos, con motivo de esta efemérides, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, recuerda que “es la Real Esclavitud una de las Congregaciones más antiguas que siguen existiendo desde su fundación en Madrid”. Una historia que “se remonta al año 1640, cuando el Rey Felipe IV de Austria mandó fundarla al Duque de Pastrana, para ‘que nunca le falte a la Virgen de la Almudena el culto debido y la devoción”, así como defender con ‘Voto’ que la Virgen María, era Inmaculada desde e primer momento de su Concepción”. En el siglo XVIII según los libros de ‘asientos’ que se conservan, figuran más de veinte mil los Esclavos y Esclavas inscritos, por lo que se puede decir que eran tantos como vecinos había en Madrid”. Pertenecen a ella “todos los Miembros de la Familia Real hasta nuestros días, así como gran parte de la Nobleza, Nuncios Apostólicos, Arzobispos y Obispos de Toledo y Madrid, así como los Regidores y Alcaldes”.
Para Mons. Osoro, el lema elegido para conmemorar este aniversario “nos hace celebrar esa fidelidad ininterrumpida de la Real Esclavitud, siempre al servicio de Nuestra Madre y Patrona presentes a sus pies y acompañando a Su Imagen cuando sale fuera del Templo Catedral. Este año que en España tenemos la celebración de los 500 años del nacimiento de Santa Teresa, el lema ‘Fieles a tu amor desde 1640’ nos hace recordar que hemos de seguir siendo lo que Santa Teresa nos enseñó con su vida: ‘Amigos fuertes de Dios’. ¿No es esto lo que hizo nuestra Madre la Virgen María?”.
Por eso, invita a todos los madrileños “a unirnos a las celebraciones que, con motivo de este 375 aniversario, se han programado, y, especialmente, cuando la Imagen de la Señora se haga presente en una Parroquia de cada Vicaría”. Y concluye manifestando su deseo de que “todos nos sintamos ‘Esclavos de Amor’ e hijos de Santa María la Real de la Almudena, Patrona de Madrid”.