El Museo de la Catedral de la Almudena acogerá, desde este lunes, 11 de marzo, y hasta el miércoles 13, las XVI Jornadas de Museólogos de la Iglesia en España. Un encuentro que, como explica Cristina Tarrero, directora del Museo, «se lleva haciendo desde hace muchísimos años. Se trata de un pequeño curso de formación, por lo general en el mes de marzo, que cada año se celebra en un lugar diferente: Astorga, Burgos... Acuden todos los que tienen museos de la Iglesia, porque la problemática, la situación económica, de formación, de gestión, de catalogación... son problemas similares. Cada uno con las características de sus diócesis, y con las medidas de Patrimonio de sus comunidades autónomas, que difieren, pero la problemática es la misma. Por eso, nos reunimos para formarnos, para aprender, y para tratar problemas comunes. Este año, la Asociación de Museos de la Iglesia de España (AMIE), organizadora del evento, decidió que Madrid era un lugar idóneo para la reunión. Y, como tenemos el Museo Catedral, nos lo pidieron y aceptamos. La sala capitular es un lugar ideal para poder tener las charlas», afirma.
Inaugurado el 1 de mayo de 2007, «este año haremos ya 17 años», apunta Cristina, está ubicado frente al Palacio Real. «Se incorporó a la AMIE desde su nacimiento. Y, aunque es joven, es conocido. Tiene la ventaja de que la catedral está frente al Palacio Real y, aunque en el mundo de los museos eclesiásticos somos menos nombrados, porque tenemos pocos años, los turistas nos ven, aunque no sea más que por dónde estamos situados», sonríe.
Museo religioso
«A lo largo de estos años -señala- el Museo ha ido cambiando y, gracias a Dios, mejorando. Poco a poco nos hemos ido dando a conocer, y la colección ha ido estableciéndose y formándose como un Museo como referencia desde el punto de vista religioso, sobre todo porque en Madrid no existe otro museo religioso».
Reconoce que «lo que se pretende es dar a conocer la historia de la fe en la ciudad de Madrid. Y, para ello, el Museo tiene un pequeño discurso, establecido siguiendo las instrucciones que da la Conferencia Episcopal sobre cómo deben ser los museos eclesiásticos. En él, el visitante puede descubrir Madrid desde el punto de vista religioso: cómo se funda la diócesis, qué es un obispo… También conocer quiénes son los patronos: la Virgen de la Almudena y, por supuesto, san Isidro Labrador. Y, además, con el aliciente de que visitando el Museo se accede a la cúpula de la catedral, desde donde se ve una vista panorámica».
En cuanto al recorrido, indica que «hay una parte en la que se habla de sacramentos y liturgia. Intentamos ser didácticos, sobre todo pensando en las visitas escolares, los proyectos educativos que hay... Y tratamos de dar a conocer los ornamentos y los objetos litúrgicos, para que el visitante pueda descubrir cómo se llaman o para qué sirven, mediante unos vídeos explicativos. Además, se pueden contemplar varias maquetas de la construcción de la catedral, que ayudan al visitante a hacerse una idea completa de cómo se edificó, cuándo se construyó, qué proyectos hay». Por todo ello, considera que «es una visita muy completa».
Acceso libre o grupal
Para visitar el Museo de la Catedral hay varias opciones. «Cada uno puede elegir el modelo que quiera -comenta la directora-. Está la visita libre, en la que uno accede, recorre el Museo, sube a la cúpula y se va. Con la entrada se puede acceder a una audioguía gratuita a través del móvil, en cuatro o cinco idiomas. Y cada uno puede hacer el recorrido que quiera: más rápido, más lento, o solo ver la cúpula. Lo que le interese».
Otra de las opciones para acceder al Museo, prosigue, «es la visita en grupo. Y, dentro de estas, hay muchas modalidades. Por ejemplo, la visita escolar, para alumnos de colegios desde 2º de primaria hasta 2º de bachillerato; vienen alumnos de 1º de primaria, pero solo les hacemos un pequeño recorrido por la catedral, porque no entenderían el Museo. Luego hay visitas educativas para centros culturales, que son más de formación. Y visitas catequéticas para parroquias, dirigidas a grupos de iniciación cristiana. También hacemos unas visitas que llamamos Betania, que son gratuitas, y van destinadas a grupos de exclusión social: gente que procede de centros de acogida, o de diferentes lugares, aunque las adaptamos en función de sus necesidades».
«Cada visitante que recorre el Museo -confiesa- tiene sus piezas favoritas. Nosotros hemos ido incorporando algunas cosas, para completar la colección. Por ejemplo, son curiosos los trajes de la Virgen, que son muy sorprendentes, y además los cambiamos cada ocho meses más o menos. También hay una Custodia de la Real Esclavitud, que es una preciosidad. Está el Códice de Juan Diácono, una de las mejores piezas del Museo, que cuenta los milagros de san Isidro, del siglo XIII. También tenemos un libro de Ester, que es una pieza original. Y alguna custodia procesional, maravillosas. Son cosas un poco diferentes». Una exposición integrada por «objetos de diferentes tipos, desde cuadros a esculturas o textil. Hay un poco de todo», resume.
Descubrir la catedral
Para Cristina Tarrero, «el Museo ha aportado mucho a la catedral. Le ha dado vida, porque la catedral es muy joven: sabemos que se acabó en 1993. Y el Museo es como un pequeño lugar donde interpretarla. A través de él se puede conocer la catedral, porque viendo las maquetas y conociendo la historia de fe en Madrid se descubre la devoción a la Virgen de la Almudena, que es muy antigua. Si después de visitar el Museo uno va a ver la iglesia, ve esa devoción a la Virgen de la Almudena, que viene desde hace mucho tiempo. Además, en el Museo se pueden contemplar las maquetas, los diferentes proyectos de edificación... Se entiende por qué se tuvo que parar, volver a construir, por qué empezó en el siglo XIX y se acabó en el XX...». Además, «el Museo es una forma de sostenimiento de la catedral, porque la entrada al templo es gratuita, con posibilidad de hacer un donativo voluntario. Y, también, porque el Museo permite conservar los bienes de la catedral: una forma de mantener una conservación y una prevención diaria, haciendo que los bienes estén bien expuestos y bien cuidado, para que el futuro pueda descubrirlos y conocerlos».
Desde su experiencia personal, asegura que la reacción de los visitantes cuando recorren las instalaciones es muy diferente. «A los grupos culturales les encanta la visita guiada, porque descubren una historia, una narración muy preterida. Y, además, porque les van contando quién es la Virgen de la Almudena, por qué apareció en la muralla, la historia, san Isidro... En cuanto a los madrileños, entienden por qué la catedral es moderna, y se sorprenden al descubrir que había un proyecto antiguo... A los extranjeros lo que más les llama la atención es la cúpula, las vistas panorámicas, porque se ve un Madrid completo, 360 grados, y es muy atractivo. Pero para llegar a la cúpula se accede por el interior, y se descubren los coloridos de la cúpula, que llaman la atención porque son muy vibrantes, azules, rojos... Y se sorprender por lo modernos que son».
Visitas al atardecer
Con la pandemia, el Museo dio un paso al frente y puso en marcha las visitas al atardecer desde la cúpula. «Empezamos en pandemia, porque como no podíamos abrir al público. Nos teníamos que limitar a los grupos reducidos, según las instrucciones de la Comunidad de Madrid. Y esta iniciativa fue como una solución para mantenernos en el día a día abiertos. Cuando terminó la pandemia y empezó el control de aforos, decidimos continuar para tener el Museo abierto. Tuvieron mucho éxito».
Con el paso del tiempo, «lo hemos seguido manteniendo. En verano y en otoño, ya que es cuando realmente se puede disfrutar. Siguen siendo grupos reducidos, y las entradas se agotan enseguida, porque la cúpula tiene un aforo reducido. Además, todo el mundo quiere ver el atardecer. Solemos habilitar dos turnos, al anochecer, a partir de junio, julio, y en septiembre octubre. Todos los años hacemos dos semanas de visita, que tienen mucho éxito, ya que el visitante no solo ve el atardecer, sino que hay una visita guiada exclusiva, que termina en la cúpula, y a una hora que es una maravilla, porque se puede ver cómo se pone el sol, acompañado por un guía...».
El Museo de la Catedral de la Almudena abre sus puertas «de lunes a sábado, de 10 de la mañana a dos y media del mediodía. Y cierra el domingo y los días de precepto. Como la cúpula está encima del altar mayor, siempre que hay Misa en el altar mayor el Museo no puede estar abierto. Además, también explicamos la sacristía mayor, que es donde se revisten los sacerdotes para las grandes celebraciones, por lo que si está en uso no podemos pasar por ella», concluye.