«En esta parroquia son muy afortunados de que este san Pedro se salvase», ha declarado Jesús Vidal este jueves 19 de septiembre en la iglesia vallecana de San Pedro ad Vincula. Mientras el obispo auxiliar de Madrid explicaba la participación de la archidiócesis de Madrid en su reciente proceso de restauración, los asistentes han podido contemplar a sus espaldas La liberación de San Pedro, un lienzo de Francisco Ricci de casi seis metros de alto por cuatro de ancho finalizado en 1672, casi 300 años antes de que la entonces agraria villa de Vallecas pasara a formar parte de la capital.
En declaraciones a Alfa y Omega, Jesús Vidal ha recordado que «la diócesis tiene mucho patrimonio que poner al servicio de todo el pueblo de Dios y de todas las personas independientemente de sus creencias». Y ha agradecido a «las administraciones públicas por colaborar con la restauración y el mantenimiento de este patrimonio que la Iglesia pone al servicio de todos».
Cristina Salas, conservadora del Instituto del Patrimonio Cultural de España, ha explicado que, ya antes de la firma del contrato para la realización del cuadro en 1669, «esta obra tuvo bastante polémica porque se encargó a varios artistas que terminaron con un un pleito entre ellos». Finalmente Ricci fue el señalado para acometerla junto a otros «lienzos de menor tamaño con escenas de la vida de san Pedro» que no se han conservado en tan buenas condiciones hasta nuestros días.
La pintura encabezó durante algo más de dos siglos el retablo en el altar mayor de San Pedro ad Vincula, pero el estallido de la Guerra Civil supuso un gran golpe para la pieza. Como ha explicado Cristina Salas, su ubicación en Vallecas, «que era lugar de paso hacia Valencia, la situaba entre dos frentes». Por tanto, «sufrió muchísimos bombardeos y ataques e incendios a la iglesia donde estaba, que llegó a perder su retablo original».
Los constantes peligros llevaron a que la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico, un ente dependiente del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes republicano, requisara y custodiara el cuadro y otras piezas de esta iglesia hasta el final de la contienda para evitarles mayores daños. «Hemos podido ver en el reverso del bastidor una etiqueta» del organismo, ha señalado Salas.
«Tras la guerra, se devolvieron las obras incautadas a esta iglesia», ha explicado Cristina Salas, añadiendo que «en ese momento se realizó una intervención en el lienzo para subsanar los daños producidos durante los traslados». Entre otras faenas, se acometió la reconstrucción del marco que lo circunda, que incluye «alguna pieza del retablo original» que se perdió, aunque «la mayoría es de construcción nueva».
Por su parte, Bárbara Hasbach, coordinadora del equipo que ha restaurado La liberación de San Pedro, ha detallado que esta intervención comenzó a planearse en 2018 y se acometió efectivamente tras un arduo proceso de documentación en enero de este año para concluirla en julio. «Se empezó con una limpieza química en la que se eligió un disolvente para eliminar una capa de barniz muy oscuro», ha narrado.
Posteriormente «se procedió al estucado de las pequeñas faltas, que eran pequeñas pero estaban dispersas por todo el cuadro». Ha matizado y recalcado que, para evitar ser invasivos, los técnicos «solo reintegraron el color donde estaban estas faltas». «De esta manera se quitó al aspecto plano que tenía y salieron todos los colores en su plenitud». Y ha presumido de la alta factura técnica del original, pues «destaca mucho la transparencia de los colores porque está hecho a base de veladuras».
Finalmente, Susana Alcalde, subdirectora general del Instituto del Patrimonio Cultural de España, ha definido la operación como «un gran logro». «El patrimonio es un espacio común donde se reconoce nuestra identidad y diversidad», ha reivindicado, «que solo puede llevarse a cabo gracias a la colaboración de todos los agentes implicados».