Este sábado, 2 de mayo, la Catedral de Santa María la Real de la Almudena acogió una solemne celebración de la Eucaristía durante la cual el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, impartió el Sacramento del Orden sacerdotal a 14 diáconos. Los ya nuevos presbíteros de la diócesis de Madrid son: Lucas Alcañiz Aliseda; Ángel Amigo García; Juan José Degroote Castellanos; Antonio García Hernán; Rafael Herruzo Priego; Sergio López García; Guillermo López Vizoso; Pedro Rubiato Millán; y Jesús Zoyo Pérez, del Seminario Conciliar. Y Pablo Cárceles Pizarro; Israel Fernández Granados; David García-Patos Serrano; Mark Gile Miravalles; y Álvaro Sánchez Hurtado, del Redemptoris Mater.
En su homilía, Monseñor Osoro se dirigió a los que iban a ser ordenados presbíteros, afirmando que “es una gracia de Dios poder vivir este día con vosotros. Os lo decía al salir de la Capilla del Santísimo: después de la ordenación vais a tener la misma cara, pero algo sucede en vosotros, y lo hace nuestro Señor... Y vosotros, amigos, familias, sois espectadores activos de lo que el Señor va a realizar”.
A continuación, les ofreció tres ideas. Así, en primer lugar dijo que “la Palabra que el Señor nos regala, nos dice algo importante a todos, pero hoy especialmente en vuestras vidas. Sabéis que el Señor se fía de vosotros, os conoce: conoce todos los secretos de vuestra vida y de vuestro corazón, las medidas reales que tenéis pero, sin embargo, se fía para entregaros lo más bello, lo más grande que alguien puede entregar a otro: El Señor os entrega su misterio y ministerio, vais a estar en este mundo haciendo presente al Señor, pero no por horas. No sois funcionarios, no tenéis tiempo de trabajo para ejercer una función. No. Desde el instante en que el Señor os regale el misterio de su vida para que lo regaléis a los demás, toda vuestra vida será para que los hombres entiendan quién es el Señor, para que regaléis su misericordia y la entreguéis a través de vuestras vidas. No seáis hombres siempre enjuiciando a los demás”, aconsejó, porque “lo más triste de la vida es ver un sacerdote en juicio permanente”.
En segundo lugar, les recordó que “el Señor nos ha dicho: por vuestras obras os conocerán”. “Lo ha dicho también a través de los sucesores últimos de Pedro. Ya el Beato Pablo VI nos decía que lo que necesitamos en este mundo son testigos y, si hay maestros que lo demuestren, es también porque son testigos”. “En vuestra vida”, apuntó, “acontece hoy algo impresionante” y “no tenemos palabras para explicarlo: Dios interviene de una forma especial y singular en vuestra vida porque no amáis de palabra. El mandamiento del Señor es creer en nombre de Él y que nos amemos unos a otros como Él nos ha amado, hasta dar la vida por los demás … El Señor vino a este mundo y dio la vida por todos. Dad la vida al Señor”, exhortó, ya que “por vuestras obras os conocerán”.
Por último, señaló, “habéis visto que el Señor nos invita a tener pasión por Él. Solo cuando se tiene” esta pasión “uno puede salir por el mundo a anunciar a Jesucristo”. Así, les animó a sentir “pasión por vivir el regalo que os va a hacer hoy a vosotros: su ministerio y su misterio. El Señor os regala este Evangelio y yo os pediría que guardaseis siempre estas palabras: Pasión por ser rostro de Cristo. Pero, para ello, hay que volver siempre la mirada al Señor... El Señor quiere haceros vid y que entreguéis a los hombres su propia vida, su perdón, su misericordia, su alimento… Volved la mirada siempre al Señor” porque “sin Él, no hacemos nada”.
Les invitó a dar fruto abundante y a volver “la mirada a Cristo, dad gloria a Dios, sed su rostro, su transparencia. El sacerdote es el que menos pone en la vida: lo pone todo el Señor. Vedlo ahora en mí: me da su palabra y lo único que quiere es que lo acerque a vuestras vidas”. “Dentro de un momento, explicó, voy a ordenaros: es Él el que entra en vuestra vida y transforma toda vuestra existencia de una forma que solo desde el Señor podemos entender. Vais a concelebrar conmigo por primera vez y vais a decir: ‘Tomad y comed’. Le prestamos la voz, pero es Él el que lo hace. Permaneced, dad gloria a Dios siendo su rostro. Y pedid lo que queráis, porque el Señor os lo va a dar”, concluyó.
Mons. Osoro a los nuevos presbíteros: “El Señor os entrega su misterio y ministerio, vais a estar en este mundo haciendo presente al Señor”
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