El pasado 6 de febrero, como todos los primeros viernes de mes, el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, presidió en la Catedral de Santa María la Real de la Almudena la tradicional Vigilia de Oración con los jóvenes. Al encuentro de oración, a pesar del frío, acudieron cientos de jóvenes de parroquias y movimientos de la diócesis, que pudieron conocer las actividades de Manos Unidas en su lucha contra el hambre antes de entrar en el templo Catedral.
En su homilía, el Arzobispo de Madrid les recordó que “el Señor me ha enviado, como sucesor de los apóstoles, para unir a los hombres en torno a Él, en torno a su mesa. Procedéis de distintas parroquias, de movimientos diversos, de comunidades… pero no vivimos solo para nosotros, sino que todos somos de Cristo y, por eso, todos juntos hacemos esta imagen de una Iglesia que lo único que quiere es reunirse en torno a Nuestro Señor, siendo todos uno. La única referencia que tenemos es Jesucristo. Esta es la Iglesia que quiere Jesús”.
Además, ofreció a los presentes “tres ideas” para la reflexión. La primera de ellas, “Jesús busca a los hombres… El ser humano necesita de Dios, necesita ser feliz, estar a gusto consigo mismo, hacer posible que los demás tengan la dignidad que el Señor nos ha dado a todos. Y la única manera de hacerlo es la que nos enseña Jesús. Él nos busca. Jesús siempre permanece en diálogo con Dios. Es la invitación que nos hace el Señor: buscar a todos los hombres. Somos discípulos de Jesús para salir como él, pero solamente lo podemos hacer si permanecemos en diálogo con nuestro Señor, si dejamos que Él nos hable. Jesús busca a los hombres. A cada uno de los que estamos aquí nos buscó, y nos sigue buscando”. En este sentido, recordó que “la enfermedad más grande que puede existir en este mundo es la que yo llamo la enfermedad de las tres DES, una enfermedad que afecta a más jóvenes, y que hay que eliminar. Es el Desdibujamiento –no hay dibujo de lo que es el ser humano-, la Desesperanza –hay mucha gente triste, sola, abunda la desesperanza-, y la Desorientación –Dios nos ha hecho a imagen y semejanza suya, y el hombre tiene metas y no debe vivir desorientado-. Hay que quitar estas tres DES. Y vosotros lo podéis hacer: podéis cambiar nuestro mundo con Jesucristo. Jesús busca a los hombres. Busquemos a los hombres, salgamos como Jesús, pero siempre permaneciendo en diálogo con Jesucristo, para no perdernos en el camino”.
En segundo lugar, les dijo que “Jesús entra en nuestras casas, donde vivimos los hombres… Va a quienes lo necesitan. Jesús entra en vuestra vida también… El único que cura al ser humano es Jesucristo Nuestro Señor. Sabiendo esto, cómo no vamos a hacer como Él: salir, entrar en el corazón y en la vida de los hombres con la misma metodología que Jesús, acercarnos, dar la mano, levantar. La fuerza para hacerlo nos la da el Señor… Jesús cura a los hombres y nos hace servidores”.
Por último, aseguró a los jóvenes que “el que se encuentra con Jesús, no se queda solo. La respuesta del que es curado por el Señor es servir como Jesús, curar como Jesús. Hay mucha gente que cuando se encuentra con Jesús, se siente curada y ve que eso es lo que ha merecido la pena, lo deja todo y se pone a anunciar al Señor exclusivamente”.
Mons. Osoro afirmó que “no hay más posibilidad de cambio en esta tierra y en esta historia que hacemos los hombres que aquel que nos da el cambio del corazón. Un corazón que une, que ama de verdad, que da la vida, que da lo que tiene y lo que es”. Por eso, exhortó a los jóvenes a meditar sobre “Jesús que busca, que entra en mi casa, que me cura y me pone a servir. Esta noche lo hace con los que estamos aquí”, concluyó.