Encontramos a Jorge Matas en el atrio de la catedral de Santa María la Real de la Almudena entre cajas, herramientas, escaleras… Está preparando las luces del belén. «Llevo un día y medio solo uniendo el cableado de las casitas», comenta.
—¿Hay que ser un poco electricista para esto del belén?
—Hay que ser un poco de todo.
Jorge ha aprendido el oficio de Félix Castedo, canónigo de la catedral. De los más de 30 años que lleva el sacerdote preparando el belén del primer templo de Madrid, al menos los diez últimos lo ha hecho acompañado de Jorge. Este año no ha podido estar, pero Matas le ha cogido el relevo. «Es el mejor maestro, muy meticuloso, dedicando el tiempo que haga falta».
A mediados de noviembre — al terminar las festividades de la Almudena — comenzó con el montaje. Una estructura a modo de teatro que mostrará al visitante lo esencial de la fe cristiana de frente, pero que deja ver por detrás los entresijos del montaje y estructura de luces que más bien parece un plató de televisión.
Todas las edificaciones, hechas por Castedo en poliespán, talladas con acuaplast y pintadas después, están rematadas al detalle. Las casitas, con sus ventanales de celosías, las telas encoladas… . «Aunque luego no se vean, a don Félix le gusta el detalle». Es una de las máximas de los belenistas.
En pandemia se suprimió la narración de la historia de la Navidad, guionizada y locutada por Castedo, que cada año acompañaba con un juego de luces que hacían el ciclo de la noche y el día. Esta narración no se ha vuelto a recuperar, y para acortar el ciclo y permitir que un número mayor de personas accedan al belén, las escenas principales serán las imprescindibles: el Nacimiento, la Anunciación a los Pastores y los Reyes Magos.
En este 2024, Matas ha recuperado la cueva que hace de portal de Belén que se estrenó para el año 2017, que no se había vuelto a usar porque cada año, hasta el pasado, los elementos del primer plano eran todas nuevas. Las figuras, incluidas las del Misterio, serán exclusivamente de José Luis Mayo, de 24 centímetros, a diferencia de otros años que han combinado con las de Olot, entre otras. Como detalle, los Reyes, al ir en primer término este año, son los más grandes que tienen en la colección y solo se habían utilizado una vez hasta ahora.
Aunque para la catedral hay un buen arsenal de piezas y figuras para hacer, comentaba Castedo en su día, «tres belenes como este y aún sobraría», lo más importante y que no debe faltar nunca es, como dice Matas, el amor. «Para montar un belén se necesita fundamentalmente amor». «Los belenes pueden tener 20.000 cosas, pero hay que ponerlo con sentimiento y cualquier cosa que nos recuerde el misterio de muestra fe es esencial». Así, anima a ponerlo en casa, «aunque sea solo un Niño Jesús» un poco destacado.
El belén de la catedral será bendecido tras la Misa del Gallo y se podrá ver desde el 25 de diciembre en el atrio del templo.