El delegado episcopal de Enseñanza, José Luis Guzón señala que están contentos y satisfechos por cómo ha transcurrido la XXXIX Jornada Diocesana de Enseñanza que se ha celebrado este sábado 13 de abril, en el Seminario Conciliar de Madrid, y a la que han asistido numerosos docentes en colegios diocesanos y de centros privados, concertados y públicos, profesores de religión, etc.
El encuentro ha comenzado con la oración inicial «donde se nos motivó y preparó para entrar desde un corazón abierto a acoger y saborear el tema que nos convocaba». Seguida de la ponencia La educación, una tarea en el corazón de la Iglesia que ha impartido el cardenal José Cobo.
Guzón ha destacado la cercanía del cardenal José Cobo, «una de las primeras preguntas que nos dirigió ¿cómo estáis?, de ahí «la preocupación por el cuidado de las personas» que era el lema de la jornada Cuidamos la educación, cuidamos las personas. La educación en el corazón de la Iglesia.
Además, el arzobispo de Madrid ha animado a los asistentes «a seguir siendo competentes, conscientes, compasivos y comprometidos», ha explicado el delegado de enseñanza. En esta línea nos ha pedido «ir juntos en clave misionera los colegios, a las familias y a los profesores».
También nos ha invitado «a entrar en relación con las parroquias, arciprestazgos«, es decir, «que haya una relación fluida entre todas las instancias educativas y pastorales». Por ello, el delegado de enseñanza ha señalado que «este es un tema que nos tiene que hacer reflexionar a todos».
Por último, la frase que puede resumir la jornada es «el espíritu con el que el cardenal se acercó a todos, el agradecimiento por la tarea y por ser la educación una frontera para la Iglesia», ha afirmado Guzón.
Ponentes
También ha participado Ana Bayón de la Universidad Pontificia Comillas, Irene Arrimadas, directora de Innovación Pedagógica de Escuelas Católicas y Romina Cammerata, directora del CEIP Aravaca.
El broche de oro lo ha puesto la cantautora Fabiola Torrero «con su voz nos ayudó a sentir y a gozar del cuidado del corazón, y a sabernos instrumentos en manos de Dios».
