Organizada por la Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús, con sede en el Primer Monasterio de la Visitación (c/Santa Engracia, 20), del 16 al 23 de enero se celebrará una novena en honor a san Francisco de Sales. Comenzará cada día a las 18:00 horas, con exposición del Santísimo, Rosario y novena, para continuar a las 18:30 horas con la bendición.
El martes 24 de enero, festividad litúrgica de san Francisco de Sales, habrá Eucaristía a las 08:00 horas, seguida de Exposición del Santísimo desde las 09:00 horas; a las 18:00 horas, bendición y Santo Rosario, para terminar a las 18:30 horas con la Santa Misa presidida por monseñor Juan del Río, arzobispo castrense.
Este domingo, en la festividad del Bautismo del Señor, el cardenal arzobispo de Madrid presidió la Eucaristía durante la cual impartió el sacramento del Bautismo a un grupo de niños. En su homilía, el prelado aludió al salmo 28 proclamado en la celebración, y animó a todos los presentes a «bendecir con la paz», que «no es ni un reglamento ni una consideración teórica, sino una persona: Dios mismo, que se ha hecho hombre». Así, en el día del Bautismo, señaló que el título más grande de un ser humano «no es el que se da en un pergamino», sino que «es un título que cambia la vida del ser humano», porque «entra Dios mismo en nosotros». Y «eso es el bautizado, ese hombre y esa mujer en las que Dios, de una manera singular, entra y cambia su existencia, su dirección».
El cardenal aseveró, además, que «Dios necesita de hombres y mujeres que consideren que lo más grande que se le puede dejar a un hijo es hacerle viva presencia de Cristo», para que «camine por este mundo siendo bendición para esta humanidad». Lo magnífico de este Dios, dijo, es que «hace, de este mundo, una familia y cambia nuestra vida y nuestro corazón».
«Tenemos que ser capaces de abrir los ojos», instó el prelado, «de hacer posible que los hombres vean, de quitar toda cerradura que impide entrar a la profundidad de la vida y del corazón del ser humano, que nos haga salir de las cárceles que nosotros mismos nos hacemos, con ideas nuestras que nos impiden relacionarnos con otros y vivir como hermanos». Y así, fijando su mirada en las madres que fueron a bautizar a sus hijos, les animó a regalar «lo más grande», el título más bello que «no es un pergamino, es Cristo mismo que queréis que entre en la existencia de vuestros hijos y formule su existencia de una manera especial y singular». Este Dios que anuncia la paz, manifestó el cardenal, «entra hoy entra en la vida de vuestros hijos: ayudadles a que crezcan y descubran que esto es lo que tienen que hacer, hacer presente a Cristo con su vida».
Finalmente, alentó a cada una de las familias a «coser y unir» esta sociedad «rota y dividida», pero «no con la fuerza mía, sino con la del Señor, que va a entrar en la vida de estos niños».
El ex presidente de la Federación Mundial de Obras Eucarísticas de la Iglesia, Eduardo Moreno Gómez, ha fallecido en Ciudad Real. Presidente de la Adoración Nocturna de su Provincia, fue elegido presidente de la FMOEI durante el Congreso Eucarístico Internacional de Guadalajara (Méjico) y reelegido en dos ocasiones en Quebec y en Dublin.
Gracias al empeño apostólico de Eduardo, la Federación Mundial de Obras Eucarísticas de la Iglesia se expandió por varios países y llevó adelante una serie de actividades en pro de la Devoción Eucarística.
Eduardo Moreno falleció después de haber participado en la última vigilia del año de la Adoración Nocturna y de haber recibo la Sagrada Comunión, ya sintiendo el malestar del infarto que detuvo su corazón minutos después. Un corazón eucarístico hasta el final de su vida.
El P. Rafael Ibarguren E.P., desde Buenos Aires señaló que Eduardo Moreno «siguió el consejo de San Pablo de 'insistir con oportunidad o sin ella' en aquello a lo que consagró su vida: al Señor Sacramentado.
Dedicado también a su familia y a sus amigos, deja un recuerdo imborrable.
España y el mundo necesitan de almas como la de Don Eduardo Moreno», concluyó el consiliario de Honor de la Federación Mundial de Obras Eucarísticas de la Iglesia.
El funeral por el eterno descanso de Eduardo Moreno Gómez se celebrará será el sábado 21 de enero a las 17:30 horas en la parroquia de San Eduardo y San Atanasio (c/General Margallo, 6). Presidirá monseñor Juan Miguel Ferrer Grenesche, consiliario de la Federación Mundial de Obras Eucarísticas de la Iglesia, concelebrando Roberto Serres López de Guereñu, vicario judicial del arzobispado de Madrid, y Pedro Paulo de Figueiredo Oliveira, E.P., presidente de los Heraldos del Evangelio en España.
El arzobispo ha colocado un nacimiento en la puerta de su casa, junto con un mensaje: «Belén es lugar de revelación. Allí Dios de hizo presente. Nunca tengamos miedo de acogerlo en nuestra vida y dejar que ocupe nuestro corazón. Regala y vive de su bondad y de su ternura que te abre a todos los hombres y te hace arder en deseos de brindar su amor. ¡Feliz Navidad! Comencemos el Año Nuevo abriendo como Jesús las puertas de nuestra vida a todos los hombres a la manera de Dios que se hizo hombre».
En estos días de Navidad, el arzobispo ha presidido las principales celebraciones en la catedral y, como tantos madrileños, también ha aprovechado para acercarse a quienes más lo necesitan.
El día de Nochebuena, el cardenal Osoro celebró Eucaristía a las 12:00 horas en la basílica pontificia de San Miguel y bendijo su belén. Luego pasó el resto de la jornada en las dos casas que las Misioneras de la Caridad tienen en Madrid: al mediodía se acercó al comedor que regentan en Vallecas para presidir la Eucaristía y compartir la comida con las personas que acompañan, y por la tarde visitó a los enfermos de sida y a los ancianos residentes del hogar que tienen en el paseo de la Ermita del Santo.
Antes de cenar con sacerdotes mayores en la residencia San Pedro, el purpurado visitó la cena de Nochebuena para personas sin hogar organizada por Mensajeros de La Paz, con la colaboración del Ayuntamiento. Los comensales, unos 200, entraron hacia las 20 horas a una sala engalanada con una gran alfombra roja mientras sonaban villancicos. El fundador de la ONG, el padre Ángel, les dio la bienvenida y confesó que la inspiración le vino de los gestos que suele protagonizar el Papa Francisco. Antes de sentarse a la mesa, algunos estuvieron cantando y bailando. El menú, especial para la ocasión, consistió en langostinos e ibéricos como entrantes, un consomé, merluza con almejas y, de postre, arroz con leche, además de dulces típicos navideños. El cardenal Osoro les habló de la belleza del ser humano.
Esa noche, a las 24:00 horas, presidió la tradicional Misa del Gallo en la catedral. En su homilía, recordó que «el hijo de Dios se hizo hombre para rescatarnos de toda inequidad, para purificar esta humanidad».
Al día siguiente, día de Navidad, el arzobispo presidió la Misa de las 12:00 horas, expresándose en términos parecidos y recordando de nuevo que el nacimiento del Señor cambia nuestra forma de vivir. Al final de la celebración, en torno a un millar de madrileños hicieron cola para adorar al Niño en manos de su pastor.
Nada más salir de la catedral, el cardenal Osoro puso rumbo a una de las comidas de Navidad que la Comunidad de Sant’Egidio ofrece a más de 1.400 personas sin hogar, ancianos y familias necesitadas; en concreto, a la que se iba a celebrar en la iglesia de las Maravillas –recientemente encomendada a la comunidad–. Estuvo acompañado por el vicario de Acción Caritativa, Javier Cuevas, y la responsable de la comunidad en Madrid, Tíscar Espigares.
El martes 27 de diciembre, el arzobispo pasó la jornada en la cárcel de Soto del Real acompañado por el vicario de Pastoral Social e Innovación, José Luis Segovia; el vicario de la Vicaría VII, el padre Ángel Camino; la delegada de Pastoral Penitenciaria, María Yela, y los capellanes del centro. «Hoy, como el día en que nació el Señor, Dios se fija en los pastores, en los que viven en la intemperie, en los que están más alejados del pueblo...», dijo el purpurado haciendo un símil con los presos. «Pero en realidad, todos somos pastores. Dios viene para todos, para los pecadores, para todos», añadió.
Unos días después, el viernes 30 de diciembre, el cardenal Osoro encabezó las celebraciones con motivo de la festividad litúrgica de la Sagrada Familia, con el lema Vivir la alegría del amor en la familia. En un día repleto de abrazos, gestos y bendiciones, saludó a cada una de las familias que se acercaron por la catedral de la Almudena. A las 19:00 horas, el purpurado presidió una solemne celebración de la Eucaristía, con bendición de los novios, donde animó revestirse «con la vestimenta de la misericordia, la de mirar a los demás con el amor de Dios, con la bondad, la humildad y la comprensión». En este sentido, alentó a todos los presentes a vivir como «familias cristianas verdaderas, iglesias domésticas, comunidades de vida y de amor». Los fondos recogidos durante la jornada se destinarán a un centro residencial de Cáritas Diocesana para familias con problemas sociales y de vivienda.
Nada más comenzar este año, en la solemnidad de Santa María, Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz, el cardenal Osoro presidió la Eucaristía de 12:00 horas en la catedral. El prelado subrayó que la Virgen señala cómo ha de vivir el hombre al dar vida a Jesús: «Este es el Hijo de Dios, este es el Hijo de Dios que ha tomado rostro humano en mi vientre, que os lo doy para que lo metáis en vuestro corazón, para que sintáis la protección de Dios». Dijo, además, que en tiempos de Jesús también había «tremendas violencias» y su respuesta fue «un plus de amor y un plus de bondad, un plus de fraternidad, de construcción de la fraternidad».
El pasado viernes, 6 de enero, Epifanía del Señor, el purpurado incidió en que «todos los pueblos a través de la historia de la humanidad buscan una Luz, a alguien o a algo que les haga felices», pero que «las búsquedas que hacemos por nuestra cuenta no han dado la felicidad». Hasta que «todos los pueblos de la tierra representados por los magos de Oriente, un día encontraron la estrella en la que se encontraba el sentido, el presente, el futuro del ser humano», la «felicidad sin discriminar absolutamente a nadie por nada». «Se postraron ante el Señor y en ellos se postraron todos los pueblos de la tierra. Gracias Señor porque solo en ti el ser humano encuentra la reconciliación y la paz, la capacidad de vivir juntos. Gracias, Señor, porque hoy todos los pueblos de la tierra tienen la posibilidad de liberarse de la aflicción, de la pobreza, de la indigencia, y encontrar la verdadera salvación», aseveró.
Ese mismo día por la noche, presidió la primera vigilia de oración del año con jóvenes. «El Señor ha querido estar en los caminos donde están los hombres. Es una llamada a una Iglesia madre, cercana», les dijo.
El pasado domingo, 8 de enero, a las 12:00 horas, conluyeron las celebraciones de Navidad con la Misa en la festividad del Bautismo del Señor, durante la cual el purpurado impartió el sacramento del Bautismo a un grupo de niños. «Con el Bautismo, Dios entra y cambia su existencia», dijo en su homilía.