Un año más, la Fundación Maior organiza el curso Fe y Cultura para estudiantes y jóvenes de 18 a 26 años.
Con el tema Espíritu Santo y esperanza cristiana, se desarrollará del 29 de junio al 7 de julio en Ávila.
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Este miércoles, 5 de junio, el salón de actos del colegio mayor universitario de San Pablo acogió la presentación del libro El siglo de los mártires. Los cristianos en el siglo XX, de Andrea Riccardi, editado por Ediciones Encuentro. Junto al autor, estuvo el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, quien agradeció al fundador de la Comunidad de Sant'Egidio su presencia «porque es todo un gesto», así como la obra que ha escrito donde aparecen los mártires «no por cualquier cosa».
Después de leer el libro, destacó el purpurado, «yo me siento invitado a ser protagonista de una nueva etapa evangelizadora». Es a lo que el Papa Francisco «nos invita e insiste», y «tendremos que cambiar estructuras» porque «la evangelización hay que hacerla con las personas que tenemos si es necesario». Pero «urge», reclamó, ahora que «vivimos un giro histórico y un cambio de época que está presente en la obra». Y «si el Señor nos ha dado su vida, nosotros, como Él, la acrecentamos dándola», aseveró.
En el fondo, explicó, «este libro nos invita a construir la cultura del encuentro; Dios es el fundamento de la cultura del encuentro». Nosotros, confesó, «somos un pálido reflejo del amor de Dios». Y «es necesario que cojamos este amor como aquí se manifiesta», en nombre de los mártires que «no mueren matando, mueren dando vida por nuestro Señor».
«Salvar la propia vida no vale más que el deseo de cumplir la misión»
El autor de la obra, el historiador y fundador de Sant Egidio Andrea Riccardi, reconoció que tiene una «deuda inmensa» con san Juan Pablo II, porque «en el clima de la recuperación de la memoria de los mártires, ha concebido este libro». La memoria de los mártires «era un campo imposible porque la mayor parte de los católicos estaba convencido de que nuestra historia es de perseguidores y no perseguidos», y «luego había una concepción del martirio muy fragmentaria, vinculada a algunas memorias, más allá de lo que era una cultura del martirio».
San Juan Pablo II, prosiguió, «estaba convencido de que la mayoría de los mártires eran desconocidos y no tendrían el honor de subir a los altares; y, según la tradición polaca, tenían la idea del pueblo de mártires y del martirio del pueblo». Por ello, «he elegido escribir este libro como un mosaico», donde «cada historia es un mensaje». Es «un libro de historias diferentes, pero una única gran historia», confesó.
«Ciertas historias me han impresionado muchísimo», continuó. «Por una parte no creía en un mundo tan cruel, pero también por algunas cosas que sabía pero que en el fondo no conocía lo suficiente: es la fuerza que pueden llegar a tener los débiles, qué fuerza pueden llegar a tener los humildes…». Una confesión que el historiador corroboró con su minucioso estudio: «El mártir está siempre un poco loco por Cristo, no es un héroe; yo he tratado de poner de relieve el miedo de los mártires, el deseo de no morir, pero salvar la propia vida no vale más que el deseo de cumplir la misión», agregó.
«Y estoy convencido de que el testamento de los mártires es algo que debemos abrir, una gran herencia», y «es significativo que tres Papas tan distintos, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco hayan sentido con una fuerza increíble el tema del martirio». Los mártires «no dividen, unen, crean –como ha dicho el cardenal Osoro– el encuentro, la unidad y el amor», porque «en el fondo tantos cristianos en el mundo son asesinados porque son hombres y mujeres de unidad», concluyó.
«Empeño por favorecer la memoria de los mártires de los siglos XX y XXI»
También prestó su palabra monseñor Juan Antonio Martínez Camino, SJ, obispo auxiliar de Madrid, quien dio las gracias a Riccardi «por un motivo particular», y «que tiene que ver con mi persona y con la historia viva de la Iglesia: me refiero a su empeño a favor de la memoria de los mártires y, en particular, de los mártires de los siglos XX y XXI».
Un empeño, recordó, «plasmado en este libro y en otras realidades, no menos relevantes, como la iglesia dedicada en Roma a los mártires del siglo XX, y encomendada por el Papa san Juan Pablo II a la Comunidad de Sant’Egidio y que es la iglesia de San Bartolomé». Este libro, hizo hincapié, «deben leerlo con toda confianza, tanto por su contenido único como por la belleza de la traducción y de la edición».
Exposición dedicada a Ángel Herrera Oria
Como anfitrión estuvo el presidente de la Fundación Universitaria CEU San Pablo, Alfonso Bullón de Mendoza, que dio las gracias a Riccardi por la obra y a monseñor Martínez Camino como «el culpable por haberlo traído pese a su resistencia», así como «a la editorial por haberlo vuelto a traducir» y al cardenal Osoro «por haber presidido el acto y por las palabras que nos ha dedicado».
Al concluir la presentación, el propio Bullón de Mendoza mostró al cardenal Osoro la exposición Ángel Herrera Oria. Servicio fiel en la Iglesia en el apostolado social’ , impoulsada por la Asociación Católica de Propagandistas en el marco del 50 aniversario del fallecimiento del siervo de Dios Ángel Herrera Oria, fundador y primer presidente de la misma asociación. Se trata de una muestra itinerante que se podrá ver en Madrid hata el 2 de julio y que, posteriormente se trasladará a otras provincias del territorio español como Santander o Málaga.
Desde el 8 al 13 de junio, la Fraternidad Franciscana Seglar de la parroquia San Antonio (c/Bravo Murillo, 150) organiza el rastrillo benéfico de San Antonio. Este año, con la finalidad de poder conseguir alimentos para 305 niños en Caracas (Venezuela).
Permanecerá abierto en el siguiente horario:
La Juventud Estudiante Católica (JEC) es un movimiento de ámbito estatal que pertenece a la Acción Católica, especializado en los ambientes estudiantiles, es decir, institutos y universidades. Se caracteriza por la acción, que quiere decir que lo que trabajan en sus grupos no se queda ahí, sino que lo muestran en su ambiente, siendo así verdaderas personas cristianas comprometidas en el mundo.
Llevan los temas que verdaderamente les preocupan allí donde pasan la mayor parte del tiempo, teniendo como figura a Jesús. Utilizan el estudio para servir a los demás y estar al lado de los apartados de la sociedad.
En verano les gusta divertirse, y si lo pueden combinar con reflexión, mola más. Por eso han organizado las siguientes jornadas y campamentos de verano:
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