Madrid

Hospitalarios: las manos de la Virgen se podrá ver en el teatro Fernández-Baldor del colegio diocesano San Ignacio de Loyola (c/Arroyo de los Viales, 4), de Torrelodones. 

Programada para el sábado 29 de junio, a partir de las 19:00 horas, a su término, habrá un coloquio con el director y guionista de la película, Jesús García Colomer.

Los beneficios de la recaudación por la venta de entradas se destinarán a la comunidad de las Hermanas Auxiliares Parroquiales de San Ignacio de Loyola, en Torrelodones, quienes realizan una intensa labor de entrega y trabajo incansable en cualquiera de las tareas que se les encomienda. Se caracterizan por su discreción, ejemplaridad en el trato a todos, su sencillez y austeridad. Se podrán realizar además aportaciones voluntarias en el Banco Popular, Cuenta: IBAN ES41 0075 1214 8306 0223 6816.

Hospitalarios

Hospitalarios: las manos de la Virgen muestra  una realidad asombrosa, en la que la belleza de la entrega irrumpe en la dureza de la vida golpeada por la enfermedad, para colmarla de dignidad, amor y visibilidad, como testimonio también de que, desde la enfermedad o la discapacidad, hay mucho que ofrecer al mundo. Lourdes es desde 1858, el destino de unos inverosímiles viajes: hombres y mujeres con todo tipo de dolencias y enfermedades que, por sí mismos o llevados por otros, llegan en peregrinación a la conocida como Gruta de Lourdes. Estas peregrinaciones hoy se siguen haciendo, pero nunca antes se habían grabado desde dentro. Introduciendo varias cámaras en cuatro peregrinaciones, tanto en los autobuses que llevan a los enfermos a Lourdes como en el hospital en el que son alojados allí.

Las propias grabaciones en tiempo real han dado después el guión. Lo que sucede de puertas hacia dentro es una mezcla de rota humanidad con esperanza viva. El  resultado tras más de tres años de trabajo es difícil de explicar, tan solo puede definirse con una palabra: Hospitalarios.

El 13 de junio, jueves, se celebra la festividad litúrgica de san Antonio de Padua.

La localidad de La Cabrera conmemora sus fiestas patronales en honor al santo. Y lo hace con un amplio programa de actos religiosos, culturales, deportivos y festivos.

Como preparación, la parroquia Inmaculada Concepción de la localidad está acogiendo una novena que se desarrollará hasta el miércoles 12 de junio en la Misa de las 20:00 horas.

El día 13, habrá Misa a las 10:00 horas. La solemne, a las 12:00 horas, concluirá con una procesión con la imagen del santo por las calles de la localidad.

Al día siguiente, viernes 14, a las 12:00 horas tendrá lugar una Eucaristía, seguida de procesión en honor a san Antonio.

El domingo siguiente a la solemnidad del Corpus Christi, este año el 30 de junio, la parroquia de San Ildefonso y Santos Justo y Pastor (c/Colón, 16) acoge la celebración del tradicional Corpus Chico.

Organizados en colaboración con la hermandad de la Borriquita de Madrid y la hermandad Sacramental de la parroquia, los cultos darán comienzo a las 11:00 horas con una solemne Eucaristía presidida por Pedro Luis López García, párroco y director espiritual de la Borriquita. A las 12:00 horas, el Santísimo Sacramento recorrerá en procesión las calles del barrio: plaza de San Ildefonso, calles Colón, Fuencarral, San Onofre, Valverde, Puebla, Corredera Baja de San Pablo, El Escorial, Molino de Viento, Don Felipe y plaza de San Ildefonso, para regresar al interior del templo parroquial.

Como preparación a esta fiesta, la parroquia organiza un triduo que se desarrollará los días 27, 28 y 29 de junio con exposición del Santísimo y rezo del santo Rosario a partir de las 19:30 horas, y Misa presidida y predicada por el párroco a las 20:00 horas. 

El pasado viernes, 7 de junio, con la ciudad de Madrid contemplando los últimos instantes del tiempo pascual, la catedral de la Almudena acogió una nueva vigilia Adoremus. Presidida por el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, volvió a congregar a un gran número de jóvenes que, deseosos de encontrarse con el Padre, no despegaron sus miradas de la del pastor de la Iglesia que camina en Madrid.

«Hay tres palabras que, depende cómo se combinen, dan un resultado u otro a la historia personal de cada uno, y a la historia colectiva: oscuridad, luz, misión». Por medio de estas tres claves, el purpurado remarcó el sentido de cada una de las teselas que pisar para alcanzar la gloria de Pentecostés. «Si combinas la oscuridad con la misión, y realizas la misión desde la oscuridad, el resultado siempre es negativo; porque la oscuridad, en general, trae consecuencias como cerrar puertas y miedo». Mientras que si combinas la palabra luz y misión, destacó, «las puertas se abren, y entran la paz, la alegría y el sentirse enviado en nombre de alguien».

«La oscuridad es tremenda para el ser humano»

Tras el eco leve y sereno de las plegarias, la catedral desprendía una paz que sosegaba el corazón de los fieles allí reunidos. «Cuando viene Jesús y envía el Espíritu a la Iglesia, nosotros sabemos quién es Dios y quienes somos nosotros». Y, por eso, «caminamos con la cabeza alta, mirando a los hombres y sintiéndonos con la capacidad de decirles, como Jesús a los primeros discípulos, “ven y verás”», subrayó.

«La oscuridad es tremenda para el ser humano, y hace que este mundo no sea como tiene que ser». En este sentido, nos encontramos con «un mundo de golpes y contragolpes, de división y de ruptura». La oscuridad «nos hace vivir la experiencia de las puertas cerradas», donde «uno se encierra en sí mismo, en sus teorías, en su poder, en sus capacidades, en sus miramientos… Y así vienen las luchas y las guerras». Sin embargo, confesó, «podemos vivir en la luz. O de la luz. Y la luz, para nosotros, tiene un nombre: Jesucristo».

La experiencia de vivir con alegría

Y cuando llega la luz, «cambia todo» y «hay experiencia de la alegría». A pesar de las dificultades, continuó, «es la alegría de sentirme querido por un Dios que se me ha revelado, que me ha dicho que soy hijo de Dios y hermano de los hombres, y que tengo que salir a este mundo a anunciar esta buena noticia a todos».

No es posible «que nos estemos matando los hombres, los unos a los otros». No es posible, aseveró, «porque este Dios nos ha revelado que somos hijos de Dios y de hermanos». Una condición mediante la cual «tenemos que intentar buscar con luz, con su alegría y con su amor la fraternidad en este mundo». Y Jesús «nos dice que vive, que nos ama, que nos quiere y que cuenta con nosotros para que entreguemos esta luz». Y nos invita, tal y como recordó, a entregar su paz: «La paz que se construye cuando estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros mismos, hasta dar la vida por Nuestro Señor».

«Podemos ser Jesús en medio de esta historia»

Finalmente, el cardenal Osoro insistió en que para hacer esto «hemos de acogerle a Él». Llevar a cabo esta misión «es acoger su alegría, su paz, su amor y su esperanza».

Y con la mirada puesta en acoger a un Dios «que nos quiere dar un abrazo y quiere que seamos Él en medio de los hombres», añadió que «todos los que estamos aquí, podemos ser Jesús en medio de esta historia». No estáis solos, insistió, para posar en sus manos la confianza del que murió y resucitó tan solo por amor: «El Espíritu del Señor viene en ayuda de vuestra debilidad, como vino a los apóstoles en el inicio de la Iglesia».