- Titulo: Infomadrid / B. Aragoneses
La principal impulsora en el camino hacia el diaconado permanente de Miguel Velázquez fue su mujer, Dorys, con quien se casó hace 14 años. «Me estuvo animando; ha sido mi apoyo, mi compañera en esto», ha explicado en el Informativo Diocesano de TRECE. De hecho, fue ella la que «me motivó a tomar esta decisión» después de haber conocido a varios diáconos.
Este sábado, 22 de mayo, Miguel será ordenado por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, en una solemne Eucaristía en la colegiata de San Isidro. «Para mí es una alegría muy grande», más cuando acaba de recibir el alta después de pasar la COVID-19. «Hemos cuadrado justito», y por eso la ilusión de poder «compartir y celebrar» este día con el arzobispo y la familia es mayor si cabe.
Descubrir que vale la pena entregar la vida por los demás y que «de lo que se trata es de servir a Jesús en la Iglesia» han sido hitos en el proceso de Miguel. A partir del sábado, su vida recogerá el testigo de una tradición en la Iglesia que ya estaba en sus orígenes: «Los apóstoles eligieron a siete personas que tenían buena reputación para ayudarles, sobre todo, con la caridad». Esto es, por tanto, «lo propio» del diácono, el «servicio concreto al necesitado», unido a «anunciar la Palabra» y celebrar la Liturgia. «Un diácono puede bautizar, casar, bendecir, hacer exequias…».
Miguel, que es profesor de Religión en dos centros educativos de Madrid, ha estudiado durante cinco años Ciencias Religiosas. El primer año fue además de propedéutico, de discernimiento, y el último ha estado más dedicado a conocer «cómo es el trabajo del día a día de mis hermanos [diáconos]». Cuando reciba el Orden, la vida de Miguel continuará igual pero todo será distinto: «Me configuro como diácono», de modo que «la persona de Miguel es un diácono que sirve, en este caso desde donde Dios me está poniendo».
Junto a él, recibirá también el sacramento de Orden como diácono permanente José María Gil, casado y padre de dos hijos.