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En declaraciones al informativo diocesano de COPE, el Cardenal Antonio María Rouco Varela, Arzobispo Emérito Administrador Apostólico de Madrid, habló este domingo de la Jornada del Domund que se celebrará el próximo 19 de octubre. Para el Cardenal, ésta y los días previos suponen “históricamente una gran oportunidad pastoral que el Señor nos regala a través de la Iglesia y de grandes apóstoles misioneros, de grandes sacerdotes, obispos, religiosos, religiosas que han amado esa dimensión misionera de la Iglesia mas allá de las fronteras, donde ya está implantada desde hace siglos, y donde estuvo viviendo muchos siglos en el corazón de sus hijos y de sus familias. Esa tradición, de casi un siglo, se nos renueva todos los años. También en estos tiempos en los que no sólo hay que evangelizar más allá de las fronteras de los viejos países, sino dentro de los propios países de raíces cristianas, como es el caso de los europeos y, de algún modo, también de España, el Domund nos anima a ampliar el corazón y la mente y a vivir el amor de Cristo a fondo. Con alegría, porque desde la evangelización y el Evangelio renace la alegría, como nos recuerda el Papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium”.
En este sentido, evocó una frase de Benedicto XVI a los miembros del III Sínodo diocesano de Madrid, en la audiencia especial concedida el 3 de julio de 2005 en Roma. “En unas sociedades como las nuestras, divididas, fraccionadas, en las que se sufre tanto, etc., no se puede olvidar que el primer deber de la caridad es la comunicación de la verdad”. Para el Cardenal, esto mismo se podría decir ahora, en alusión al lema del Domund 2014, Renace la alegría. “No podemos olvidar, dijo, que llevar la alegría de Cristo a los hombres y al mundo es el fundamento y la casusa de la alegría”. Por ello, animó a “rezar mucho por los misioneros. En estos días tenemos muy presentes a los misioneros que están muriendo, dando su vida por los demás. Por eso, hay muchos motivos para nuestra ayuda material y económica”.
Además, el Cardenal habló de la Misa celebrada este sábado en la Catedral, con la que se despidió de sus diocesanos. “La misma Eucaristía, explicó nos sirvió para dar gracias al Señor por 20 años al servicio a la diócesis de Madrid. Una vida en la que sus sacerdotes, consagrados, consagradas, sus seglares, han querido vivir en comunión, viviendo esa dimensión de la Iglesia que es la nota fundamental de la misma para que pueda ser comprendida como unión del amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Comunión espiritual y visible, reflejada en la palabra, en los sacramentos, en la gran disciplina de la Iglesia, y cómo de esa comunión sale con mucha fuerza el impulso misionero, la necesidad de evangelizar”. “Llegué a Madrid, dijo, con un lema y con un ideal, que era evangelizar en la comunión de la Iglesia, como se expuso en mi primera carta pastoral del 15 mayo 1995, y como he vuelto a recordar en mi última carta pastoral de junio 2014 sobre La comunión evangelizadora, gozo del Evangelio. Entre tanto, 20 años con mucha acción de gracias, plegaria por la diócesis de Madrid, también perdón por nuestros fallos y debilidades, por nuestros pecados, pero plegaria para que vivir la comunión siga siendo la tónica clara y neta que envuelva la vida pastoral y apostólica de la diócesis, para que se siga evangelizando en Madrid. Algunos madrileños necesitan acercarse al Señor. Muchos problemas de Madrid, como la gran crisis que padecemos, necesitan que los madrileños se acerquen al Señor, para que desde la honda experiencia de su caridad y amor se puedan poner los remedios de todo tipo: sociales, económicos, etc., que necesitan para ir saliendo de la crisis, sobre todo esa realidad tan cercana al hombre, sensible a todo desorden, a toda crisis moral y espiritual que es la familia”.
En alusión a su lema episcopal, “En la Comunión de la Iglesia”, confesó que “el gran empuje a la evangelización nos lo dio san Juan Pablo II en la IV JMJ, hace 25 años, los días de la tercera semana de agosto del año 1989. Su diálogo con los jóvenes en la noche de la vigilia… El Papa animó a los jóvenes con palabras explícitas: “tenéis que ser los nuevos evangelizadores, tenéis que haceros protagonistas de la nueva evangelización”. Yo eso no lo he podido olvidar nunca. Tampoco cuando llegué a Madrid”, aseguró.
En este sentido, evocó una frase de Benedicto XVI a los miembros del III Sínodo diocesano de Madrid, en la audiencia especial concedida el 3 de julio de 2005 en Roma. “En unas sociedades como las nuestras, divididas, fraccionadas, en las que se sufre tanto, etc., no se puede olvidar que el primer deber de la caridad es la comunicación de la verdad”. Para el Cardenal, esto mismo se podría decir ahora, en alusión al lema del Domund 2014, Renace la alegría. “No podemos olvidar, dijo, que llevar la alegría de Cristo a los hombres y al mundo es el fundamento y la casusa de la alegría”. Por ello, animó a “rezar mucho por los misioneros. En estos días tenemos muy presentes a los misioneros que están muriendo, dando su vida por los demás. Por eso, hay muchos motivos para nuestra ayuda material y económica”.
Además, el Cardenal habló de la Misa celebrada este sábado en la Catedral, con la que se despidió de sus diocesanos. “La misma Eucaristía, explicó nos sirvió para dar gracias al Señor por 20 años al servicio a la diócesis de Madrid. Una vida en la que sus sacerdotes, consagrados, consagradas, sus seglares, han querido vivir en comunión, viviendo esa dimensión de la Iglesia que es la nota fundamental de la misma para que pueda ser comprendida como unión del amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Comunión espiritual y visible, reflejada en la palabra, en los sacramentos, en la gran disciplina de la Iglesia, y cómo de esa comunión sale con mucha fuerza el impulso misionero, la necesidad de evangelizar”. “Llegué a Madrid, dijo, con un lema y con un ideal, que era evangelizar en la comunión de la Iglesia, como se expuso en mi primera carta pastoral del 15 mayo 1995, y como he vuelto a recordar en mi última carta pastoral de junio 2014 sobre La comunión evangelizadora, gozo del Evangelio. Entre tanto, 20 años con mucha acción de gracias, plegaria por la diócesis de Madrid, también perdón por nuestros fallos y debilidades, por nuestros pecados, pero plegaria para que vivir la comunión siga siendo la tónica clara y neta que envuelva la vida pastoral y apostólica de la diócesis, para que se siga evangelizando en Madrid. Algunos madrileños necesitan acercarse al Señor. Muchos problemas de Madrid, como la gran crisis que padecemos, necesitan que los madrileños se acerquen al Señor, para que desde la honda experiencia de su caridad y amor se puedan poner los remedios de todo tipo: sociales, económicos, etc., que necesitan para ir saliendo de la crisis, sobre todo esa realidad tan cercana al hombre, sensible a todo desorden, a toda crisis moral y espiritual que es la familia”.
En alusión a su lema episcopal, “En la Comunión de la Iglesia”, confesó que “el gran empuje a la evangelización nos lo dio san Juan Pablo II en la IV JMJ, hace 25 años, los días de la tercera semana de agosto del año 1989. Su diálogo con los jóvenes en la noche de la vigilia… El Papa animó a los jóvenes con palabras explícitas: “tenéis que ser los nuevos evangelizadores, tenéis que haceros protagonistas de la nueva evangelización”. Yo eso no lo he podido olvidar nunca. Tampoco cuando llegué a Madrid”, aseguró.