«En estos días se está dando una gran tensión en el Evangelio», comenzó diciendo el obispo auxiliar de Madrid monseñor Santos Montoya este miércoles en la homilía desde la catedral de la Almudena, retransmitida por YouTube. «Vamos acercándonos a la Semana Santa, donde se va a culminar la entrega del Señor» y entre Jesucristo y los judíos, aquellos que san Juan identifica con los grupos religiosos adversarios a Jesús, se producen una serie de discusiones centradas en «quién es Dios».
La respuesta de Jesús es que «Él ha venido a liberarnos, porque obedecer a lo que Dios le agrada es quedar liberados. Y sin embargo, darle la espalda a Dios, ir en contra de lo que Dios pide, es quedar esclavizados», y recordó monseñor Montoya que «el pecado esclaviza y la verdad libera». «La gran pregunta del Evangelio de hoy –explicó– gira en torno a la verdad. Jesús tiene una identidad a la que no puede renunciar. Ha sido enviado por el Padre». Y va a mostrar por tanto «su verdad, la verdad».
Hay otra posibilidad, como apuntó el obispo auxiliar, que es la de «negar la verdad, ocultar la verdad, ocultar el mensaje, por congraciar, por caer bien, porque ahora la moda es así, porque ahora uno quiere ser aceptado, y este es el gran reto para todos nosotros. Precisamente la Semana Santa es esa fidelidad al Padre, que pasa por la entrega y que tiene la recompensa final de la Resurrección a la luz, por la cruz».
Las palabras de Jesús ante Pilato, «quien es de la verdad escucha mi voz» ponen al cristiano ante un discernimiento: ¿qué hacemos en relación con la verdad? El prelado se refirió con esta pregunta a la clase política, a las personas religiosas, los periodistas, las familias… Aseguró monseñor Montoya que «la verdad siempre va de la mano de la caridad», y advirtió de «no dejar de decir la verdad por una mal entendida caridad. La caridad va a pasar por decir la verdad, por mostrarse con verdad».
Por último, pidió al Señor «que nos conceda esta luz para mostrar la verdad, la verdad de nuestros sentimientos, de cómo nos encontramos cada uno de nosotros; la verdad por la que están pasando muchas familias, con su realidad triste de personas afectadas por esta pandemia del coronavirus, que han perdido a seres queridos». Porque, «¿con qué actitud recibimos el desahogo del corazón de los demás?», preguntó el prelado, para concluir haciendo referencia al teléfono puesto en marcha recientemente por el Arzobispado de Madrid para atender a personas que están solas.
