Madrid

La rectora de la Universidad CEU San Pablo y directora de Universidades CEU, Rosa Visiedo, ha mantenido un encuentro digital con periodistas especializados en educación con los que ha compartido cómo se vivió la transformación digital en las Universidades CEU, que, en tan solo 48 horas permitió pasar con éxito de la enseñanza presencial a la formación on line. Manteniendo su docencia, servicios e incluso actividades extraacadémicas abiertas a todos sus estudiantes.

Aunque la vocación de las universidades CEU es la formación presencial, Rosa Visiedo ha señalado que «el futuro de la educación pasa por una adecuada combinación de la formación presencial con la virtual». De hecho, de cara al próximo curso, y «aunque se recuperen las clases presenciales, se va a dar la opción de asistir a las clases a distancia como apuesta pensada para los alumnos internacionales», ya que «las aulas estarán dotadas de equipamiento necesario para poder retransmitir on line cada clase». Las Universidades CEU cuentan con más de un 25% de alumnos extranjeros que podrá continuar con su docencia con todas las garantías. Por eso, no solo se van a retransmitir, sino que además se van a poder grabar para que el alumno lo siga en su huso horario.

Para Rosa Visiedo las claves de este éxito de esta transformación digital han sido la anticipación a esta situación mediante la formación del profesorado, así como la inversión en recursos tecnológicos y la apuesta por la transformación digital en los últimos años además de la velocidad de respuesta de los departamentos técnicos y de los equipos de gobierno gracias al plan de contingencia previamente elaborado.

Desde hace tres años, las Universidades de la Fundación Universitaria San Pablo CEU (CEU San Pablo en Madrid, CEU Cardenal Herrera en Valencia y Elche, y Abat Oliba CEU en Barcelona) mantienen una clara apuesta por las nuevas tecnologías y la transformación digital. Fruto de esta estrategia son sus acuerdos de colaboración con empresas tecnológicas líderes como Google, Microsoft, Amazon, Blackboard, etc. 

Este empeño por la transformación digital de las universidades CEU, ha dotado a los vicerrectorados de competencias en transformación digital y se ha creado una unidad de digitalización transversal para las tres universidades, que actualmente mantiene un cuadro de mando de monitorización de todas las actividades para saber cómo se está realizando y poder mejorar.

Además de la apuesta tecnológica, Visiedo ha hecho hincapié en el papel fundamental de los embajadores digitales, un grupo de profesores previamente formados en nuevas tecnologías que han ayudado al resto de compañeros, lo que ha permitido escalar la docencia en remoto y dar soporte a todos los docentes con la generación previa a esta crisis de tutoriales, infografías, sesiones de formación, etc. Estos embajadores, de las tres universidades, han creado un ‘Aula Abierta’ un espacio en que todos los profesores de las universidades CEU pueden encontrar soporte, resolver dudas, ejemplos de otros profesores, comunicar sus experiencias. 

En esta línea, la directora de Universidades CEU ha subrayado que, aunque los espacios físicos, los edificios, estén cerrados, todos los servicios de la Universidad continúan con total normalidad, permitiendo a alumnos estar en contacto permanente con el profesorado y continuar con su curso académico. Y ha subrayado que los estudiantes podrán acabar el curso con todas las garantías de aprendizaje y de evaluación.

Así, ha señalado que están preparados para realizar los exámenes online, lo que supone saltar a un escalón y entrar en el verdadero e-learning. Y ha puesto como ejemplo la realización del primer examen de acceso al grado de Medicina de forma on line, que se celebró hace unas semanas y en el que un total de 733 candidatos realizaron su examen mediante la tecnología proctoring, que garantiza la identidad de los alumnos mientras se realiza la prueba.

Para finalizar, Rosa Visiedo ha querido agradecer a toda la comunidad universitaria su trabajo y esfuerzo para adaptarse a la nueva situación, recibir formación y testar nuevos procedimientos. Agradecimiento que ha hecho extensivo no sólo al profesorado y al personal de administración y servicios, sino también, y muy especialmente, a los estudiantes por su compromiso.

El próximo 14 de septiembre dará comienzo una nueva edición del Máster Universitario en Doctrina Social de la Iglesia de la Universidad Pontificia de Salamanca y la Fundación Pablo VI.

Hasta el 7 de septiembre podrá realizarse la inscripción a este Máster que desde hace casi 3 décadas ha formado a alumnos de dentro y fuera de España, con un aprendizaje que conjuga acción, pensamiento y excelencia académica para el cambio social.

Con la modalidad a distancia y tutorizada a través de un campus virtual, el Máster permite su acceso a alumnos de todo el mundo y se adapta a las circunstancias vitales y laborales de los alumnos sin perder calidad docente.

Más información en este enlace.

Leoncio, Héctor e Ignacio son mucho más que sacerdotes. Son una figura fundamental para mantener con vida a poblaciones en las que viven cada vez menos vecinos y en su mayoría de avanzada edad. Una labor que este viernes, a partir de las 21:30 horas, acercarán a la audiencia las cámaras de TRECE en el segundo episodio de Solidarios por un bien común, un programa que descubre hasta dónde alcanza la labor de la Iglesia al servicio de la sociedad.

«Habiendo Iglesia, hay vida» afirma Gloria, la hija de Remedios y Teodoro a los que Leoncio visita semanalmente para dar la Comunión. Para sus padres, al igual que para muchos otros habitantes de la España rural, la labor de la Iglesia va mucho más allá de la celebración de la Santa Misa y la administración de los sacramentos.

La primera parada de este reportaje de Laura Negro y David Encinas es Mora de Rubielos en Teruel (Aragón). Una provincia con 9 habitantes por kilómetro cuadrado, cuando la media del país es de 93. La comunidad aragonesa es una de las más castigadas por la despoblación. Un 7% de sus habitantes viven en municipios de menos de 500 habitantes. Héctor Alba es sacerdote rural de la zona y afirma con tristeza que «últimamente celebro más funerales que bodas o bautizos». 

Confiesa que su principal labor es que «mis feligreses se sientan acompañados. Los jóvenes tienen que ver las ventajas de vivir en el medio rural, pero para ello hacen falta medios. La Iglesia tiene que seguir atendiendo las necesidades de las personas que viven en los pueblos. Los sacerdotes no son agentes sociales, pero tienen voz, la palabra de Cristo». Héctor concluye destacando que no echa de menos ejercer en una gran ciudad, «aquí encuentro verdaderos tesoros, no lo cambiaría por nada». 

Ignacio es el sacerdote rural de la Sierra de Albarracín y hace 50.000 kilómetros al año de estrechas carreteras para llegar a todos sus destinos. Es «amable y de buen corazón» según sus feligreses, y tiene claro que en sectores como el suyo, la labor de la Iglesia es trabajar «por zonas». Para él, ser sacerdote en una despoblada como Albarracín ha supuesto «aprender a saborear la vida».

Junto a Aragón, Castilla y León es otra de las zonas más azotadas por la pérdida de población. El 88% de sus municipios reducido el número de habitantes en las últimas décadas. En la zona de Villadiego, es sacerdote Leoncio, quien, en sus 11 años como religioso en la zona, ha visto cómo «se han perdido habitantes». De hecho, lamenta que una de las partes más tristes de su trabajo es ver cómo sus feligreses enferman, se van marchando, pero aquí también «la labor de la Iglesia es acompañarles». Leoncio destaca que ser sacerdote rural significa «un trato más personal. Dentro de esta España que no importa, aquí está la Iglesia».

Junto al testimonio de los sacerdotes, Solidarios por un bien común muestra la vida de los habitantes de estas pequeñas zonas rurales en la voz de sus vecinos. Mari Carmen vive en Gúdar y lamenta que en los años 60 se marchó mucha población. Reconoce que «a los pueblos pequeños llega todo más tarde y menos», pero no echa nada en falta para ser feliz. La escuela del pueblo cuenta con nueve alumnos de siete niveles distintos. ¿Cómo se da clase en estas circunstancias? «Entre todos se ayudan», explica María, la profesora. Pilar es la tendera del único comercio de Gúdar. «Me vine para estar cerca de mi hijo, llevo 13 meses con la tienda, nos prometieron ayudas, pero todavía no han llegado». Rosario tiene 104 años y cada 15 días recibe la comunión de manos de Leoncio. Al igual que Remedios y Teodoro, a los que la visita del sacerdote convierte ese día de la semana en algo especial. Porque, donde no llega nadie, ahí está la Iglesia.

Un breve vídeo de las Obras Misionales Pontificias anima a sumarse a la campaña del Fondo de Emergencia internacional para los territorios de misión, para paliar las graves consecuencias que la pandemia provoca y provocará en las zonas más pobres del planeta.

El breve vídeo del Fondo de Emergencia de OMP presenta lo que es un hecho: la situación causada en España y en otros países de Europa por el covid-19 es terrible, en todos los aspectos: muertos, contagiados, personal sanitario enfermo, falta de material y medios… pero mucho peor es lo que se ocurrirá en África, el sur de Asia y los territorios de misión. Los misioneros ya están dando la voz de alarma…

Obras Misionales Pontificias, impulsadas por el Papa Francisco, ha creado un Fondo Internacional en el que colaboran todas las direcciones nacionales de todo el mundo. El Papa fue el primero en colaborar con este Fondo, con 750.000 dólares, un fondo que cuenta con la capilaridad de las Obras Misionales Pontificias, para llegar a los 1.111 Territorios de Misión y, a través de ellos a cada aldea, centro de salud, parroquia de casi una tercera parte del planeta. Estos territorios representan un tercio de las diócesis del mundo, en las que la Iglesia hace una enorme labor de evangelización y promoción humana, con 26.898 instituciones sociales (hospitales, dispensarios, residencias de ancianos, orfanatos…), y 119.200 escuelas -más de la mitad de las que sostiene la Iglesia en el mundo-. En los últimos 30 años, la Iglesia ha abierto en misiones una media de 2 instituciones sociales y 6 escuelas al día.

Todo este trabajo que la Iglesia realiza necesita apoyo económico, y lo recibe de forma habitual a través de Obras Misionales Pontificias, en campañas tan conocidas como el Domund. Pero en estas circunstancias tan especiales, ya hay peticiones de ayuda extraordinarias. El Santo Padre ha pedido a los fieles y a las entidades de la Iglesia que tienen la posibilidad y lo desean, que contribuyan a este Fondo de Emergencia a través de las Obras Misionales Pontificias de cada país.