La fidelidad es lo que llevó a Esteban, el protomártir, a la muerte. Así lo explicó el obispo auxiliar de Madrid monseñor José Cobo en la homilía del martes de la III semana de Pascua, retransmitida por Youtube desde la catedral de la Almudena, aludiendo a la primera lectura. «Hoy Esteban –aseguró– nos enseña a responder y a encajar [las pedradas] de otra manera» ya que él mira al cielo «porque estaba lleno del Espíritu Santo; es quien le ayuda a enfocar los momentos de dificultad». Y a los golpes, Esteban responde con «el arma de Jesús: el perdón».
Esta crisis del coronavirus, tal y como reconoció, golpea de lleno en nuestras vidas. Son también piedras que «nos recuerdan que somos vulnerables y débiles porque dan donde más nos duele; que nos hacen dependientes unos de otros porque vemos que solos no podemos; piedras que están desgarrando el corazón al tener que despedir a los nuestros; piedras que nos dan a través del miedo y la enfermedad; piedras que nos harán más pobres porque seguro que de esta salimos más pobres, y que van generando una situación de pobreza extrema».
Esteban enseña a dónde dirigir la mirada cuando llegan las piedras: «Al cielo, y mirar desde Dios». «Quizá sea la mejor aportación que los creyentes, en medio de la epidemia, podemos hacer a nuestro mundo», añadió el prelado, y explicó que esto supondrá «incorporar el perdón como arma ante las piedras; nos llevará a ser más humildes y sencillos». ¿Pero en qué consiste mirar al cielo? «Mirar al cielo es mirar directamente a Cristo», a Jesús que «se encarna en nuestra realidad» y cuyo mandato es «caminar juntos hacia un futuro nuevo».
Esto, en palabras del obispo auxiliar, «es lo que la Iglesia ha aprendido en este tiempo de pandemia. Sí, es verdad, no hemos podido celebrar la Eucaristía, pero nuestras casas se han convertido en templos; hemos aprendido a rezar de otra manera; a ser sensibles a los empobrecidos que van surgiendo a nuestro alrededor». Y monseñor José Cobo aseguró que «este es el tesoro con el que vamos a ir al futuro».
