Madrid

Desde el inicio de esta situación excepcional que estamos viviendo a causa de la pandemia provocada por el COVID-19, el número de familias en situación de necesidad se ha multiplicado.

Desde la parroquia de San Diego (avda. de San Diego, 61), atendida por religiosos Franciscanos de la TOR, se atiende al mes a más de 90 familias de la zona de Puente de Vallecas.

Y eso a pesar de las circunstancias peculiares que atraviesa su cáritas parroquial, con un equipo de voluntarios en su mayoría mayores, muchos de ellos en cuarentena, y una de las responsables fallecida por el coronavirus.

Aunque no ha podido prestar una atención presencial, el servicio de Cáritas no ha cerrado. El párroco, padre Manuel Romero, TOR, explica que la parroquia ha optado por centralizar las peticiones en Cáritas Vicaría, «que gestiona los casos de forma más racional». Y que cada tarde les envía a 3 familias en busca de alimentos y gestión de papeles, entre otras ayudas.

Colegio Raimundo Lulio

Perteneciente a la congregación de los Franciscanos de la TOR, el cercano colegio Raimundo Lulio es un centro concertado en el que el 50% de sus alumnos son extranjeros. Cada día, ofrecía un servicio de comedor a 600 niños, de los cuales 300 eran becados.

Aunque desde que comenzó la pandemia sus puertas están cerradas, la directora titular del centro y los profesores siguen pendientes de sus alumnos. Y no solo desde el punto de vista educativo.

Así, desde la dirección se ha hecho lo posible para que los alumnos que tenían beca de comedor continúen recibiendo en sus casas comida caliente diaria.

Y las familias más necesitadas del centro son atendidas desde la parroquia con lotes de alimentos no perecederos.

Donaciones

Para hacer frente a estas peticiones de ayuda, la parroquia cuenta con todo tipo de donaciones.

Así, dos profesoras del colegio Raimundo Lulio entregaron los alimentos no perecederos que había en el centro formativo para que pudieran ser repartidos entre las familias más necesitadas.

Y, a través de la operación kilo, los vecinos que acuden a realizar sus compras pueden depositar en el templo alimentos no perecederos, en horario de 10:00 a 11:00 horas.

Además, la parroquia tiene habilitadas dos cuentas para recibir donativos:

Parroquia de San Diego de Madrid

ES38 0075 0928 71 0601156046

Cáritas Parroquia de San Diego de Madrid

ES68 0075 0928 72 0601020821

Durante esta situación excepcional que estamos viviendo a causa de la pandemia provocada por el COVID-19, los fieles no pueden asistir físicamente a las celebraciones litúrgicas en los templos.

La parroquia San Diego (avda. de San Diego, 61) de Puente de Vallecas, atendida por religiosos Franciscanos de la TOR, emite la Misa todos los días a través de Facebook. Se puede seguir a partir de las 13:00 horas en este enlace. Además, los jueves a las 20:00 horas emite por el mismo canal la adoración eucarística.

Misa presencial

Aunque a partir del lunes 11 de mayo se permite reanudar el culto con fieles en los templos, respetando las condiciones establecidas por las autoridades sanitarias, la parroquia ha optado por adaptarse a la nueva situación poco a poco.

Por eso, mantendrá las celebraciones a través de Facebook. E introducirá una Misa presencial todos los días a las 19:30 horas.

Desde el inicio de esta pandemia provocada por el COVID-19, el número de familias en situación de necesidad se ha disparado.

Desde la parroquia Santa María Madre de la Iglesia (Gómez Arteche, 30), de los religiosos Marianistas, se ha mantenido la ayuda a las familias vulnerables que ya acudían en busca de recursos, y se ha dado respuesta a las nuevas situaciones surgidas en esta crisis. Ubicada en Carabanchel Alto, un barrio integrado por personas mayores, familias españolas, inmigrantes o refugiados, muchos de sus vecinos se han quedado en el paro y carecen de recursos económicos, o son  familias con niños pequeños que viven en pisos que no cumplen las condiciones mínimas de habitabilidad.

Una de las voluntarias del equipo de Cáritas parroquial, cuyos miembros se han distribuido el trabajo para atender todas las demandas, explica que se han visto «desbordados en el último mes ante la cantidad de familias que llegaban pidiendo ayuda». Todas las semanas reparten lotes de productos alimenticios a familias de la comunidad parroquial y de los templos cercanos. Este lunes, a 60 unidades familiares, y el anterior, a 100. Cree que el número de solicitudes está disminuyendo «porque estamos más organizados y estamos dando cita, por lo que algunas familias acuden cada 15 días; además, se han abierto las cáritas de otras parroquias de la zona que estaban cerradas, porque sus voluntarios eran mayores».

Nuevas situaciones

Desde este lunes, la cáritas parroquial ha constatado una nueva realidad entre las personas que acuden pidiendo ayuda, y es que no solo buscan alimentos. En su mayoría son inmigrantes sin papeles o personas en paro porque trabajaban en la economia sumergida, sin contrato, y que carecen de recursos económicos para hacer frente al pago de recibos como el de la luz, o el del alquiler de la habitación.

La voluntaria de Cáritas confiesa que «se hace lo que se puede». Y destaca la ayuda y solidaridad recibidas por parte de los vecinos del barrio. «Nos sentimos agradablemente desbordados por la gente que te da. Hay tiendas cercanas que se han portado muy bien. Nos han donado fruta, por ejemplo. Y muchas personas acuden a dar alimentos: un kilo de arroz, un paquete de pasta. Eso te emociona». «Sin embargo, prosigue, esta ayuda se tiene que mantener en el tiempo. Pensamos que esto está comenzando y que ahora, cuando la gente comience a salir a la calle, va a aflorar toda la problemática».

Campaña de donaciones

Para facilitar las donaciones en especie, en la puerta del templo se han instalado unos cajones en los que los vecinos que lo deseen pueden depositar alimentos. Controlado por los jóvenes de los grupos Scout Amorós y Kairos, el horario es de 10:00 a 13:00 y de 18:00 a 20:00 horas.

Este grupo Scout ha lanzado una campaña de ayuda a la Cáritas parroquial a través de este video y de este enlace para las donaciones. Además, ha a realizado una colecta de donativos entre sus miembros más pequeños, que han hecho una generosa aportación.

También han colaborado con la parroquia en esta situación de crisis: la comunidad docente del colegio Amorós, la parroquia Santa María del Pilar de los religiosos Marianistas, el grupo de fe Kairos de Santa María Madre de la Iglesia, la comunidad de fe parroquial y vecinos del barrio, asociaciones vecinales y donantes anónimos, además de las cáritas de parroquias de la zona. Para el párroco,padre Herminio, todo esto «es un bien de Dios».

Quien quiera colaborar también puede ingresar su donativo en la cuenta de

Cáritas de la parroquia Santa María Madre de la Iglesia

IBAN ES29 0049 2983 9726 1444 7003.

El cardenal Carlos Osoro comenzó su homilía del lunes de la IV semana de Pascua, durante la Eucaristía retransmitida por YouTube, destacando la fuerza del salmo recitado, «Mi alma tiene sed de Ti, Dios vivo», y recordando que «todos los hombres buscan esas corrientes de agua que den sentido a su existencia y a su vida». De ahí la importancia de ser cauces para que se encuentren con este Dios vivo, «este Dios que es la alegría de nuestro corazón».

Siguiendo su costumbre, el arzobispo de Madrid resumió en tres palabras las lecturas que se proclamaron: cerrados, abiertos y misioneros. «Jesucristo llama a todos los hombres»; a Pedro le costó al principio entender esto, estaba cerrado, «que son las cerrazones que a veces tenemos nosotros, incluso en nuestras propias costumbres; cuando la Iglesia da posibilidades de hacer las cosas de forma distinta, si yo estoy empeñado en que es así, decido eliminar a los demás; de alguna forma me identifico con Pedro antes de aquella conversión plena».

Sobre la palabra abiertos, el purpurado explicó que «todos somos pastores, […] todos tenemos que pastorear a todos los hombres». Y pidió dejar de ser salteadores y bandidos: «Asaltamos cuando queremos meter a la gente por nuestras propias ideas». «Abramos la puerta de Cristo, entremos nosotros por ella», pidió el cardenal y animó, «al tener la misma vida de Cristo», a ejercerla, darla y manifestarla. Este tiempo en el que se vivirán las consecuencias de la pandemia, el Señor «nos hace hacer una lectura de lo que somos cada uno de nosotros: eres amor».

«El Señor nos llama a ser, en estos momentos de la historia, misioneros. Dadores, entregadores y manifestadores del amor mismo de Dios a todos nosotros. Este mundo puede cambiar, por eso el Señor nos dice a todos: “Id, anunciad el Evangelio”», conluyó.